Me desperté porque mi cuerpo estabasiendo samarreado. Me ví en la misma situación que años atrás;tenía cortadas en los brazos, un cuchillo cercano a mi en el suelo yel piso lleno de manchitas rojas. Mientras mamá me sostenía por loshombros, apenas reaccioné y lanzé un gruñido lastimero y comencéa llorar, se sentía como romperse, sentía como el frío y laoscuridad se apoderaban de mi. Otra vez.
Me puse a mirar al rededor, ¿cómodemonios había terminado en la cocina? Al intentar levantarme pisécon mi calcetin la sangre que derramé y caí sobre mi trasero,haciendo que llorara con más ganas, de pura frustración. Mi mamáme tomó por las axilas y me ayudó a pararme, nunca me dí cuenta delo duro que era para ella tener una hija como yo, con un extrañotipo de parasomnia, los terrores nocturnos.
Solían ser interrupciones del sueñoen lo que empiezo a gritar como maniática y tengo tendencias agolpearme contra las cosas, pero nadie sabe como era que yo hacíapara cortarme y principalmente, como hacía para obtener un cuchillomientras esta sonámbula, gritando y golpeándome con violencia contratodo lo que podía. Lo peor de esto es que cuando mi mamá meintentaba tranquilizar, parecía que mi cuerpo se violentaba mas,hasta llegar al desmayo, al despertar sufría de amnesia.
Cuando estuve de pie tomé el teléfono el cual había quedado en el mismo lugar que horas antes, sobre la mesada de la cocina, marqué y me puse el auricular en la oreja, sonó la voz de Derek:
- Este el el teléfono de Derek Mason, en este momento no puedo atenderte, seguramente estoy con mi hermosa novia y si eres tu quien llama, te amo, deja tu mensaje después del tono. *bip*.
Corté y volví a llamar, y lo volví a oír, luego otra vez, y otra, y otra y otra. Y otra vez.
- Cariño, no te hagas eso, él ya se fue. - susurró mamá quitándome el teléfono.
10 minutos después estaba sentada sobre el bidé, y mamá desinfectaba mis cortes. Yo no podía mas de ardor, pero intentaba no quejarme, aunque mi rostro no opinaba igual. Veía que mi madre apretaba los labios, intentando que yo no me diera cuenta que estaba llorando, y eso hacía que yo me sintiera peor, porque como leí una vez en TFIOS "si hay algo peor que tener cáncer, es tener un hijo con cáncer" y este era mi caso, no cáncer, pero si parasomnia.
- Lo siento, realmente - entonces parece que mis pies son muy lindos e interesantes como para levantar la vista de ahí - Siento darte tanto problemas, si pudiera evitarlo, lo haría, perdóname por decepcionarte.
- Hada... - mi mamá comienza a hablar, pero es interrumpida por el sonido del timbre, el cual suena cada vez mas seguido, mamá se levanta apresuradamente murmurando "¿quién tendrá tanta prisa?". Segundos después escucho una especie de discusión en susurros y voy a la guerra, tomando un saco de mamá para cubrir mis brazos. En la puerta está Olivia, con los ojos rojos e hinchados por ¿llorar?
- Tú, maldita perra - comienza a decir con la voz entrecortada y un poco gruesa - Eres la culpable, mataste a Derek. ¡ASESINA! ¡LO MATASTE!
Al principio, me chocó, pero no respondo nada, no tengo energía.
- Vete. - y le cierro la puerta en su cara. Mamá me abraza y susurra palabras de consuelo, las cuales ignoro, porque lo único que ronda mi cabeza es que si todos creerán que yo maté a Derek.
Luego de bañarme y de que mi madre termine de curarme las herida, tomo las primeras prendas negras que encuentro, me peino, y subo al auto.
Una vez en la sala funeraria, entro y veo que hay demasiada gente allí. Yo me dirijo a los señores Mason, quienes me dan un grande y largo abrazo.
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Nadie más.
Teen FictionHada solía ser la chica callada, que nada le llamaba la atención, nada le gustaba. Hasta que entró al mundo de la lectura y descubre otra forma de vivir. Pero no todo comienza a mejorar. Hada sigue sin amigos. Hada comenzó a enfermarse. Hada se muda...