Dos meses después.

27 6 0
                                    

"Querido Derek:

Besos, besos, besos, besos de Ronald, abrazos, citas, horas juntos, besos, besos, besos. Ah, tareas, Olivia, tareas, Olivia. Eso habían sido mis últimas 8 semanas. 

Estoy escribiendo esta carta, con una pluma, y en un pergamino, una carta muy clásica, como tú. Quiero hablarte sobre esto, creo que es la única forma en la que me sentiría bien, tu te moriste, si, suena horrible, pero de alguna manera, ya no estamos juntos. Al principio debo admitir que sufrí demasiado, pero poco a poco, lo supero, continúo con mi vida. Y Ron está en mi nueva vida.

Pasaron tantas cosas desde que no estás, Derek, si supieras, te sentirías orgulloso de mí, lo sé, porque eras esa clase de persona. ¿Sabías que la parasomnia puede detenerse durante períodos indeterminados y luego, simplemente, volver? Eso me dijo mi terapeuta, en definitiva, no me curaste. Ni tú, ni nadie podría. 

Ron es muy bueno conmigo, es comprensivo, compañero y provoca cosas en mí que tú nunca pudiste, creo que es porque eras muy pasivo, tranquilo.

Él me contó que se había enamorado de mí primero, o al mismo tiempo que tú, o algo así. Y dijiste "está tomada" solo así, lo apartaste. Creo que estuvo bien, y el también lo cree, porque si no lo hubieras hecho, no habría pasado todo lo que pasó, lo hermoso y lo terrible, y tampoco pasaría esto. Si, esto entre Ron y yo. Y si me lo preguntas, creo que es amor. No amor como el que sentíamos nosotros, pero si amor. Chocamos siempre, discutimos, debatimos, todo el maldito día. Pero, nos disculpamos enseguida, un par de besos, abrazos y todo solucionado. Quizá tu creas que lo nuestro fue más especial, y no entiendas como en dos meses pudieron pasar estas cosas, pero no puedo explicarlo. Quizás el y yo siempre estuvimos destinados y tú te interpusiste.

En cuanto a Olivia, ella es una gran confidente y sabe todo sobre Ron, ella, principalmente, apoya lo nuestro, y es partidaria de que lo gritemos a los cuatro vientos. Pero creo que debemos ir con calma. ¿No? También lo saben mi familia, la de él y la tuya. Si, la tuya, nosotros fuimos de frente, enfrentamos todo, porque no queríamos herir a nadie importante para nosotros.

En cuanto a la escuela, pues, es maravilloso. Lo sé, nunca se podría decir eso de mí. Ron también interfiere en eso, voy con él, vuelvo con él, estudiamos casi siempre juntos. Tengo un pequeño grupo de amigas, quizá no amigas, pero si personas con quien puedo ser yo sin ser juzgada. Y se siente bien. 

En cuanto a ti, me temo que te considero un amigo, y esta carta, es como si se la hiciera a un amigo, porque el amor que tenía por ti, ahora, lo siento por Ron, incluso un poco más fuerte. Te quiero mucho, para siempre, pero me temo que debo continuar, ¿bien? Lo siento si no es lo que esperabas, pero bueno. Tu dijiste que enamorarse era como firmar un contrato sin leer la letra pequeña, y realmente no la leería aunque pudiera, no cambiaría lo que tengo ahora. 

Con cariño, 

Hada."

Tomé el encendedor, y puse la llama en la esquina el pergamino, abrí la ventana y esperé a que se consumiera en mi mano, dejando que las cenizas las llevara el viento, ya estaba bastante frío, por el otoño, pero aún así. La quemé, como Ron me había enseñado a hacer, para que los sentimientos, se fueran. Para decir lo que ya no podíamos decir. 

Luego cerré la ventana, tomé el móvil, y tecleé:

"Hada:

Lo hice, ¿qué tal tú?"

Era una especie de pacto que teníamos, escribir una carta a Derek, diciendo lo que queríamos decirle, lo hacíamos al menos una vez cada 3 semanas. Mi teléfono vibró.

"Ronald:

Ya, acabo de hacerlo, ¿quieres ir a pasear en Mónica?"

¿Acaso es normal que tú chico le ponga nombre de mujer a una motocicleta? Según él, si. Pero las primeras  veces que lo hacía yo no dejaba de preguntarme "¿quién demonios es Mónica?" hasta que un maravilloso día, se le ocurrió explicármelo. 

Era una hermosa mañana de domingo. Hoy habría un almuerzo familiar, y en este si estaría presente, junto con Ron. 

"Hada:

De acuerdo, pero debemos volver rápido, tengo que ayudar a mamá."

El respondió un "en 5 minutos estoy ahí" y sabía que en exactamente 5 minutos estaría aquí. Sin lugar a dudas. Como no tenía tiempo para cambiarme de ropa a algo mas bello que cómodo, dediqué ese tiempo a mi maldito y desordenado cabello. No me puse labial ni maquillaje, porque no me daba tiempo. Escuché la bocina de "Mónica" y salí de mi habitación.

- En un momentito vuelvo, salgo con Ron. - besé la mejilla de mis padres y salí por la puerta.

- ¡Vuelve pronto! - gritó mamá.

- ¡Si! - grité de vuelta.

Bajé los escalones del porche, y me acerqué a Ronald, él me tendió un casco y me lo abroché. Pasé mi pierna derecha por arriba del asiento, y me pegué a su torso. 

El aceleró rumbo al centro de la ciudad, yo no sabía a donde nos dirigíamos, y el se negaba a decírmelo. Así que solo me relajé, y esperé a que me sorprendiera. Cuando se detuvo, miré a donde me había traído.

- ¿Es enserio? - pregunté poniendo mis brazos como jarras.

- Es una propuesta, me haré algo que quieras, y tu algo que yo quiera, quizá nos veamos ridículos luego, pero ¿qué mas da? me tendrás que soportar tú.

Puso su mano en mi espalda y me dio un leve empujón para que avanzara, el abrió la puerta y entramos.

**********************************************************************************************

Volvíamos a casa y no paraba de reír imaginando la reacción de mi familia al verme, cuando nos detuvimos, bajé, subí los escalones de dos en dos, con Ron detrás y abrí la puerta, allí estaban mis tíos y primos y primas y Olivia. Todos, incluso mis padres, se me quedaron viendo.

- ¿Acaso pasaste debajo de un arcoíris? - preguntó tía Sonia.

- Solo es un color. - dije con voz divertida.

- Si, pero es azul. - Dijo Camille.

- Solo cállate enano. - lo señalé con un dedo y expresión de amenaza.

El solo se rió y se prendió de mi cintura, me abrazó. Dulce. Luego se unen France, América, Julie, Rosie, Aaron, Thomas y el pequeño Ron, un abrazo de enanos, para un gigante, así se veía, así que me arrodillé, y los envolví en mis brazos.

- Creemos que te queda genial, ¿no es así Amelia? - dijo Olivia con la bebé en sus brazos.

Tía, Pétula, tío Geoge, tío Francisco, tía Rose, tía Sonia y Joe, sonrienron asintiendo.

- Hace mucho no estabas con nosotros, querida. - tía Rose, se me acercó, y besó mi frente.

- He vuelto para quedar, en todos los sentidos. 

Lo prometo.

Nadie más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora