Una semana después.

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 El teléfono sonó por enésima vez en el día, y por enésima vez lo ignoré por completo.  Es verdad que llevaba mucho tiempo sin salir de casa, lo admito, pero no tenía energía para hacerlo. 

     No tenía energía para enfrentar el mundo sin Derek, necesito realmente algo de apoyo, pero no ese tipo de apoyo que me da mi mamá "Hada, ¿te sientes mejor? ¿quieres hablar?" hablándome todo el día como si fuera estúpida. No. Necesito que alguien venga y me diga "levanta tu maldito trasero y muévete, el mundo sigue girando" y por más que suene extraño, eso necesito.  Necesito que alguien me dé fuerzas, no que me acaricien con melosas palabras como si eso fuera a ayudarme.

- Cariño, tu papá y yo iremos a buscar a tu hermana, ¿estarás bien?  estaremos fuera toda la noche .- pregunta mamá al otro lado de la puerta.

- Si, conduzcan con cuidado. - dije abriendo la puerta y depositando en la mejilla de mi madre un corto beso. - Saludos a Yemileth, ¿también vendrá Mayela? ¿puedo encargar pizza?

Creo que es la primera vez que nombro a mis hermanas, bien Yemileth tiene 21, estudia medicina, y es aburridamente centrada, en cambio Mayela tiene 19, es alocada y extrovertida, quiere ser psicóloga, para ayudar al mundo con un granito de arena, aunque realmente yo sé que ella quiere ayudar a muchachas como yo, ya que no pudo ayudarme a mi.

- Mañana en la tarde sale para aquí, ya sabes, no quiere perderse su "sueño curativo", queremos a una bella rubia, no a un ogro amarillo, así que dejémosla ser feliz. - Dice mamá sonriendo.

20 minutos después mi padre se despide tocando la bocina del auto y salen buscar a mi hermana en su universidad, la cual está a 4 horas de viaje.  Tomo mi teléfono y marco a una pizzería, pido una grande, en cuatro trozos con bacon, aceitunas, cebolla y mucho queso. Aproximadamente 45 minutos después llega el repartidor, que no es nada más ni nada menos que Ronny.

- ¿Desde cuando éste es tu trabajo? - cuestiono con el entrecejo fruncido.

- Necesito distraerme, y es bueno tener mi propio dinero. - dice encogiéndose de hombros - Oye, no has respondido a mis llamadas, ni a mis textos.

- Estaba ocupada. - mentí rehuyendo de su mirada.

- Hace una semana envío textos y te llamo, ¿no has tenido tiempo? No sales, solo te encierras en tu burbujita de cristal. Pensando en que a nadie le afecta más que a ti lo que sucede, pues quizá no sea así, quizá yo también necesite hablar con alguien de lo que siento, porque era mi mejor amigo y lo apreciaba. Quizá también sea duro para mi. ¿Te has puesto a pensar? - nunca lo había visto así, roto. Y el tenía toda la jodida razón, había sido una niñita egoísta.

- Oye, la verdad es que he tratado de evitar eso, no he querido pensar en nada. ¿Bien? Lo siento, no se me ocurrió ponerme en tus zapatos. Solo no estaba lista para hablar de eso, sigo sin estar lista para asumirlo. Necesito tiempo, solo eso - necesito que esta conversación termine ahora, no me siento cómoda - Toma tu dinero. - Le tendí el billete, le arrebaté la caja con la pizza y cerré de un portazo. - Maldición. - abro nuevamente la puerta y lo veo alejarse - ¡Espera Ron! - Grito.

- ¿Qué? ¿Aún no terminaste tu letanía? - ¿por qué es cortante conmigo?.

- 2 cosas, primero, deja de ser un imbécil, y 2 si quieres podemos salir a platicar un día de estos. - le dije mostrando primero mi dedo índice y luego el dedo del medio.

- Mañana a las 5 paso a recogerte. - enciende su vespa con el logo de la pizzería y se va,  sin despedirse. Maleducado.

Al entrar de nuevo a la casa voy a la cocina, me sirvo coca - cola y voy  a sentarme en el sofá con la tele encendida. Como era de esperarse no pude terminar la pizza, comí dos porciones y mi estómago ya estaba algo abultado. Entonces se me cruza por la cabeza una brillante idea, que de brillante no tenía nada. Entré al despacho de papá y me fui directamente al armario en donde guardaba la bebida. Tomé 4, una de Martini, una de Whisky, una de Vodka y la última no tenía etiqueta, así que supongo que era uno de esos licores que mi papá hacía. No tenía mala pinta. 

Llevé la botella de líquido sospechoso a mi boca y dí un trago. Sabía que lo que iba a hacer era burdo, lo sabía, pero eso no iba a detenerme. Tomé un trago, luego dos.  Y en traguitos terminé la botella.

- Voy a felicitarr a papá porr essto. - dije con la lengua un poco dormida.

Tomé otra botella, y el primer trago me quemó la garganta. Sentí ganas de orinar, y con mis piernas un poco flojas llegué al baño tambaleándome, luego de terminar, volví a mi antiguo lugar y retomé mi tarea. No recuerdo cuando dejé de sentir mi cuerpo, pero mi mano, como si se tratase de un movimiento autorregulado, no dejaba de llevar la botella a mi boca. Y mi cuerpo, aún desconociendo cómo, aún lograba pararse para ir al baño, y entrar en la puerta correcta. Mas allá de mi crítica situación de ebria primeriza, para mi es genial, me sentía libre. Casi feliz.

Con la vista completamente distorsionada, con mis piernas gelatinosas y mi cerebro haciendo quien sabe qué, llegué a la mesita donde se encontraba el teléfono. Marqué el número de alguien y el ruido de las teclas me hizo reír, muy cómico ese aparatito pequeño y con luces azules en las teclas.

- ¿Hada? Es tarde, ¿qué sucede? - dijo una voz somnolienta a través del tubo. Esa no era la voz que pretendía escuchar, definitivamente no era, eso causó otro ataque de risa.

- ¿Quién erress? - reí otra vez.

- ¿Hada estás borracha? ¿Es enserio? - Esa voz es familiar.

- ¿Porr qué hablamoss Livvy? - le cuestioné arrastrando las letras.

- Porque me llamaste, borracha amnésica. -  su voz sonaba distante, parecía como si fuese a cortar, por algún motivo, no quería colgar.

- ¡Espertra! ¿lo amabas? - susurré lo último, deseando no haber sido oída, no sabía si quería escuchar la respuesta.

- Si. - hubo un silencio prolongado a través de la línea - Y yo lo veía amarte a ti, como todos. Pero tú no sabes lo que es ser rechazado por quien amas. Porque todos te aman, todos te creen perfecta. Pero yo he tenido que vivir siempre a tu sombra, incluso con Derek. Cuando él llegó creí que podría ser un poco distinto. Pero él se enamoró de ti.

¿Ebria quién? porque yo no. Como un balde de agua fría, esa especie de confesión me dejó mas consciente de lo que quizás yo quería. 

- Sé donde papá guarda las botellas,  ¿ quieres venir y hablar como en los viejos tiempos? Solo que adaptado a estos nuevos tiempos. - yo sabía que ella seguía siendo Olivia y yo seguía siendo Hada, pero no quería que fuéramos esta versión de Olivia y esta versión de Hada. Quería que Olivia y Hada volvieran a ser las mejores amigas como cuando recién me había mudado para acá, hace 4 años.

- Está bien, en 10 minutos estoy ahí. 

Creo que nunca mencioné que Olivia vive muy cerca de casa, cuando nos mudamos para aquí me pareció la mejor cosa del mundo, pero al pasar el tiempo, ya no. Creo que es importante para mí tener otra vez a mi prima. Volver a tener una vida, mas allá de Derek y mi enfermedad.

Creo que es hora de seguir con mi vida. 

Y el timbre sonó.

Nadie más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora