Nada.

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Me miré en el espejo. Vi a una chica morena, con cabello azul, ojos cafés. Una chica normal. Estaba desnuda frente al espejo, bajé la mirada y ahí estaba el problema, lleno de cicatrices, horribles, profundas, imborrables cicatrices.

Y lo peor, lo peor es que no quiero que se vayan, ni ahora, ni en un millón de años, me recuerdan quien soy. Poco a poco, volví a vestirme, cerré mi puerta con llave y me acosté, sentía una inmensa necesidad de estar a solas, conmigo. Hace ya unas horas mi teléfono permanecía apagado, y mis cortinas cerradas. 

Una maldita recaída.

Lidia con eso. ¿Qué puedo decir? no soy de las que piden ayuda, no me gusta verme débil. Y no quería que nadie me molestase, así de simple, no quería levantarme nunca más. Me sentía vacía. Sola.  Sentía que todo se despedazaba. Y principalmente, sentía frío, frío del que no se repara con mantas, porque el frío viene desde dentro.

Hace ya mucho tiempo no me sentíaasí, y siempre que lo hacía, Derek lo reparaba. Y ahí está elproblema, Derek no puede ayudarme ya. Y ahí está el otro problema,Ronny no sabe como ayudarme.

Y AHÍ ESTÁ EL PROBLEMA FINAL.¿POR QUÉ DEMONIOS LOS COMPARO?

Creo que todo esto comenzó en aquella conversación con Olivia, corta y dolorosa.

"- ¿Estás segura de lo que estás haciendo?

- Creo que si.

- Pues "creo" no es una buena respuesta, mira, él te ama, y el problema es que tu "crees" que lo amas. ¿Se entiende? Yo más bien creo que tu quieres recordar a Derek estando con él.

- No es así, Olivia, yo quiero a Ron.

- Pero el te ama. No lo lastimes, él merece a alguien que lo ame, no a alguien que "cree" que lo ama."
 

Y bueno, desde entonces, no dejo de culparme, porque Olivia tiene toda la maldita razón. Y muy a mi pesar, debo decidir que hacer, justo ahora.

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Golpearon la puerta y solté un débil "pase", la puerta se abrió y un rayo de luz inundó la habitación momentáneamente, luego sentí el peso de un cuerpo a mi lado y un beso en mi nuca. Sé que está mal esto de acurrucarme con él luego de haber tomado la decisión que tomé. Perdí la noción del tiempo, y así lo prefería, quizá se me olvide la locura que estoy por hacer.

- ¿Querías decirme algo? Es decir, dijiste urgente.

No, no, no.

- Yo... - ¿cómo demonios dices "creo que no te amo, que te he usado todo este tiempo para sentirme mas cerca de Derek"? - Yo... tenemos que hablar. -dije con mi semblante en blanco.

No, detente, no lo hagas.

- Dios, no, no, no. - de pronto se sentó en la cama e hice lo mismo, llevando mis rodillas a mi pecho - Dime que no es lo que creo, Hada, por favor. 

En sus ojos brillaba leve un poco de esperanza.

- Debemos terminar, estoy confundida. - solté de repente, mejor eso a que sepa la versión larga.

- ¿Cómo dices? - Y la luz se apagó.

- Que... - tomé aire para que mi voz no fallara - terminamos. - sentencié.

- ¡NO DIGAS ESO HADA! ¡Por favor, explícame que hice mal, lo arreglaré lo juro! - el se acercó hasta mi, y me miraba  suplicante.

- No hay nada que hacer, vete a casa Ron. 

La primera de muchas lágrimas se resbaló por mi rostro.

Mientras que muchas mas desbordaban su rostro.

Y el dolor en mi crecía, quizá no había tomado la decisión correcta. Quizá otra vez había perdido a quien amaba.

Dos horas después...

- Hada... - mamá golpeó mi puerta. - Tenemos que hablar.

- ¿Qué sucede? - las manos de mamá temblaban.

- Ron tuvo un accidente de tránsito en su motocicleta.

Y me desmayé.

Nadie más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora