Capitulo 3

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-Gracias. -Le dije fría a Jorge y él sólo me dio una sonrisa forzada. Fui a donde estaba Mercedes, ignorando todas las miradas.

-¡Martina! ¡Viniste con Jorge! Hubieras visto la cara de Stephie, casi se muere de los celos. -Dijo Mercedes sonriente. Stephie, antes solíamos ser amigas. Desafortunadamente le conté lo de mi beso con Jorge. ¡Maldita niña de trece años que les contaba todo a sus amigas! Por lo menos maduré en ese aspecto. Desde el año pasado ella ha estado detrás de él y digamos que odia a cada una de esas chicas que se acercan a él... ¡Mierda! Ella sabe de ese beso y vernos llegar así... ¿En qué me he metido?

-Sólo se ofreció a traerme y ya, Mercedes. -Dije fría.

-Sí y por dentro estabas saltando de la emoción cuando te lo pidió. Al igual que yo cuando vi la cara de esa estúpida. -Dijo mi amiga y yo reí. Ella me conocía muy bien.

Entramos a la escuela y cómo odiaba la maldita atención. Nos dirigimos al auditorio en donde teníamos una reunión toda la escuela. Me senté con mi amiga y hablamos mientras esperábamos que todos se sentaran y mantuvieran silencio. Hasta que la Señora Grenwich empezó con su discurso.

Mercedes y yo nos encontrábamos sentadas en una de las mesas alejadas de todos. Sí, después de varias horas aburridas, ya era la hora del almuerzo. Vimos entrar a Jorge, seguido por mi hermano, Nicolas, Facundo y unas que otras chicas. Mi hermano se acercó a mí, mierda, ahora toda la atención se centraba en nosotros.

-Tini, no te puedo llevar a casa hoy. Es que tengo que hacer unas cosas y... -Lo interrumpí.

-Como sea, Fran. Iré caminando a casa si es eso lo que te preocupa. -Dije seca. Subí la mirada y ahí estaba Jorge a su lado, mirándome fijamente, sólo que Stephie lo estaba abrazando- Ah y no me vuelvas a llamar Tini. -Odiaba recordar el pasado, mi mamá fue la primera en ponerme ese apodo.

-Perdón y gracias hermanita. -Dijo y me dio un beso en la frente. Todos se alejaron y se sentaron en su mesa. Stephie se sentó en las piernas de Jorge y no pude evitar sentir celos. No puedo creer que después de todos estos años siga enamorada de él. Ese beso. Ese maldito beso fue el causante de todo.

-Martina, te estoy hablando. -Dijo Mercedes y yo quité la mirada de ellos.

-Oh, perdón...

-Jorge, Jorge, Jorge... -Dijo Mercedes y yo sólo reí a carcajadas

En la salida, guardé algunos libros en mi casillero mientras hablaba con Mercedes. Me despedí de ella y empecé a caminar, vi a Fran hablando con sus amigos y unas chicas. No me quería ni imaginar que harían hoy. Claro, viernes. Eso lo explica todo. Mi hermano me miró y me sonrió. Estúpido. Yo le doblé los ojos y seguí caminando. Pasé por un café que quedaba cerca de casa y pensé, ¿por qué no? Entré y pedí unas galletas de chocolate con café. Me senté en una mesa alejada y empecé a comer, tenía bastante hambre. Un chico de cabello liso, rubio y ojos azules se sentó en mi mesa. ¡Sí, en la mía!

-Hola, pues como somos las dos únicas personas aquí y tú estás sola al igual que yo, pensé que podía sentarme aquí contigo. -Dijo y me sonrío. Su sonrisa era hermosa. Yo también sonreí y envidiaba tanto su seguridad en sí mismo. Yo jamás habría hecho lo que él hizo

-Hola, tranquilo. Pues para empezar, me llamo Martina ¿tú?

-Me llamo Ruggero. ¿Y qué hacías sola aquí?

-Pues probablemente lo mismo que tú. -Dije y él sonrió al instante.

Y así duramos toda la tarde metidos en ese café conociéndonos. Ruggero era muy divertido, hace tiempo no tenía una conversación así con alguien. Al parecer teníamos el mismo gusto musical, a los dos nos encantaba Simple Plan.

-Muero por su último cd. -Dijo mirándome a lo que yo sonreí.

-¿Sí? Pues yo a mi padre se lo pedí y él pensó que a mi hermano también le gustaba, por eso compró dos. Lo que me lleva a que obviamente uno no lo uso y... -Él sólo sonreía.

-Martina, ¿en verdad?

-¡Sí! Ven, si quieres acompáñame a casa y te lo doy. Aparte ya oscureció y la casa está sola ya que mi hermano salió con sus amigos. -Dije y empezamos a caminar a casa. Reíamos por cualquier tontería en el camino. Debo admitir que el chico era genial.

Lo agarré de la mano mientras corríamos hasta que por fin llegamos a casa, entramos y... ¿Qué hacían ellos aquí? ¿No se supone que estarían de fiesta o algo así?

Eres Mia, PequeñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora