Capitulo 14

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Sonó el timbre. Mierda, ¿quién tiene que venir a interrumpir ahora?

-Mejor me voy, es tarde. -Dijo Bárbara mientras se levantaba de mi cama. Se tapaba con las sabanas. "Cómo si no la hubiera visto desnuda hace poco" pensé.

-Te acompaño. -Dije haciéndome el caballero. Probablemente sea Xabiani el que esté tocando, le presumiré un poco con quien acabo de estar. Esta chica es sexy. Bajamos y ella abrió la puerta. "Xabiani debe estar en shock" reí para mis adentros. No podía esperar a ver su cara. Me acerqué a la puerta. ¿Alguna vez han sentido como tu mundo se detiene? ¿No puedes moverte, decir ni una sola palabra? Así estaba yo justo en ese momento. ¿Qué hacía ella aquí? Me encantaría desaparecer en este preciso momento. Nos mirábamos fijamente, los dos no decíamos nada. Bárbara me sacó de mis pensamientos, se despidió de mí dándome un beso en la mejilla y se fue. Martina seguía ahí mirándome. No era capaz de decir algo.

-Supongo que llegué en un mal momento. -Dijo ella entrecortada, con la mirada baja.

-No, espera Martina... -Ella se estaba yendo. La agarré del brazo con delicadeza y ella volteó.

-No, Jorge. No tienes que decir nada. Déjalo, no pasó nada. -Dijo y se fue. Todo es una mierda, una horrible mierda.

Cerré la puerta de un portazo. ¿Por qué todo tiene que estar tan jodido? ¿Por qué? Me dirigí a la sala y vi la botella de cerveza que estaba en la mesa que tomaba unas horas atrás. La cogí y la arrojé haciendo que los vidrios estrellen contra el suelo.

Soy un cobarde. ¿Por qué no me atrevo a decirle que la quiero? ¿Por qué tengo que seguir con esto de estar con cualquier chica que se atraviese en mi camino para olvidarla? ¡Esa mierda no sirve! Maldito Xabiani y sus estúpidos consejos.

Ella nunca me querrá. Somos demasiado diferentes. Ella es especial y yo soy todo lo contrario. Un puto chico jodido que no tiene idea de qué hacer con su maldito futuro.

Por más que intente olvidarla, es imposible.

¿Es que acaso es esto lo que quieres?
¿Olvidarla? ¿O seguir intentando un poco más? ¿Cuánto más vas a aguantar? ¿Te quiere tanto como tú la quieres a ella? ¿Serías capaz de cambiar por ella? Le importas ¿pero cuánto?

No sé cómo, Martina. Pero juro que demostraré que te quiero.
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Martina.

Duele. Si mi día estaba yendo mal, ahora estaba mucho peor.

¿Por qué Jorge tenía que ser así? ¿Por qué tenía que ser ese chico que siempre me hace sonreír, escucha y entiende pero a la vez ese mujeriego que no me quiere como yo lo quiero? ¿Por qué tiene que ser ese chico que tanto me encanta?

No paraba de llorar sentada en esa banca del parque. ¿Por qué tiene que ser tan importante para mí? Cómo te odio Jorge, te odio, ¡te odio!

Mi celular empezó a sonar. Peter. ¡Peter! Claro, él me puede ayudar a olvidar a ese imbécil. No me importa si Fran lo odia, puedo hacer lo que quiera. Aparte, Peter es atractivo... Odio su personalidad tan arrogante pero eso es lo que menos importa, sólo necesito cualquier chico que me haga olvidar a Jorge.

-Hermosa...

-¡Peter! ¿Cómo estás?

-Muy bien preciosa. ¿Qué estás haciendo?

–Pues... -Vamos piensa algo, Martina. Tienes que empezar con todo esto rápido

- En casa, aburrida...

-¿No querrías divertirte un rato?

-Sí, claro. -¿En qué mierda me estoy metiendo?

-¿Puedo pasar por ti en media hora? Juro que no te arrepentirás.

-Me parece perfecto. -Dije mientras reía.

-Nos vemos preciosa. Fui directo a mi casa
después de la llamada. Oh Dios, Martina... Le atraes a este chico, sí. Él también te puede atraer a ti, sólo tienes que darle una oportunidad. ¡Tienes que olvidar a Jorge!

Sentí la bocina del carro. Peter ya estaba aquí. Abrí la puerta y él estaba apoyado en el carro mirándome. Se veía sexy, pero nunca como Jorg... ¡No, no, no! Se veía muy sexy, más que nadie que haya visto antes.

Me acerqué a él y le di un beso en la mejilla. Me abrió la puerta y entré al carro. Él hizo lo mismo.

-¿A dónde quieres ir?

-No lo sé, pensé que tenías algo planeado. No tengo nada en mente.

-Podemos ir a mi casa y después a una fiesta que queda cerca. Pero no quería incomodarte y por eso te doy la opción de elegir. -¿Qué? ¿Es que acaso está loco? ¿Estar a solas con él y después una fiesta?

-Pensándolo bien, si tengo algo en mente ¿Podríamos ir a... Cine? -Él sonrió.

-Si eso es lo que quieres. Ya nos encontrábamos haciendo la fila para comprar las palomitas y entrar a la película. Íbamos a entrar a "La cabaña del terror." La eligió él. Películas de terror que producen todo menos miedo, no sé qué pasa con Hollywood.

Entramos a la sala y nos sentamos. Esta película estaba bastante aburrida y ya las palomitas se habían terminado. Si me tocaba tomar la iniciativa, entonces lo haría. Agarré su mano y me voltee a mirarlo. Él sonrió. Oh Dios Martina, no puedo creer que vayas a hacer esto. Me acerqué a él lentamente y él me agarro de la cintura.

Mis labios hicieron contacto con los suyos.

No sé cómo, Jorge. Pero juro que te voy a olvidar.

Eres Mia, PequeñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora