Capitulo 10

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Suspiré. Rugge y Mechi no dejaban de ser extremadamente cariñosos.

-Lo que Martina tiene que hacer es ponerse jodidamente sexy para esa fiesta y conseguir un chico. -Dijo Rugge.

-Sí y lo que probablemente consiga es un chico diciéndome que si en su casa o en la mía o en el baño. ¡Vamos Rugge!

-Oh, tienes razón. Igual mueres por Jorge y no te fijarás en otro chico. Cuando te digo que esta chica está enamorada, es porque está enamorada. -Le dijo Mercedes a Ruggero señalándome.

-¿Él ira a la fiesta con tu hermano? -Dijo Rugge.

-No, por eso no estoy preocupada. Ellos odian a Peter, no irían a esa fiesta jamás.

-¿Pero ellos no estarán en casa? Digo sabes cómo se pondría tu hermano si te ve salir. -Dijo Mercedes preocupada.

-No lo creo... Él nunca está en casa un viernes por la noche.

-¿Irás conmigo a la fiesta? -Le dijo Mercedes a Ruggero mientras le hacía carita de perrito.

-Claro que sí, hermosa. -Y le dio un beso en los labios.

-Pero sigo aquí, eh. -Dije y ellos empezaron a reír.

Seguimos hablando y alguien entró al café. Voltee a ver quién era y ahí se encontraba Peter. Nos miramos fijamente y ¡mierda! Venía a saludarme.

-Hola. -Les dijo a Mercedes y a Ruggero, a lo que ellos respondieron igual.

-¿Me la pueden prestar un momento?- Ugh. Ahora qué me iba a decir. Él me llevó afuera y empezó a hablar.

-¿Si irás? Muero porque estés ahí y bailemos toda la noche.

-Sí, supongo.

-Bueno entonces, te veo ahí preciosa. -Dijo dándome un beso muy cerca de los labios y se fue.

Me dirigí donde mis amigos y ellos me empezaron a molestar por lo sucedido, al parecer, lo vieron todo.

-¿Entonces a qué hora las paso a recoger hoy? -Dijo Ruggero mientras pagaba.

-A las nueve está bien. -Dije y nos subimos en su carro, él nos dejaría en el centro comercial para elegir lo que nos pondremos hoy.

Mercedes se despidió de Ruggero con un beso y entramos.

-Vaya y después la enamorada soy yo. -Dije y ella empezó a reír.

Después de ir a casi todas las tiendas, ya Mercedes había encontrado lo que quería y yo me estaba probando el último vestido.

-¡Vamos, sal! Sé que te quedará perfecto.
Salí y sí. Me quedaba perfecto. La cara de Mercedes lo decía todo. Era un vestido animal print cheetah, se podían ver mis curvas y era algo corto.

-¿No te parece que está muy corto, Mercedes? Podríamos elegir otro...

-¡No, no y no! Ese está perfecto.

Lo pagamos y nos dirijimos a mi casa. Allá Mercedes me maquillaría, ya que ella es una experta en eso.

Cuando llegamos nos metimos en mi habitación y nos empezamos a arreglar.
Pusimos la música a todo volumen, al fin y al cabo estábamos solas en casa.

Ella ya estaba terminando con mi maquillaje y no dejaba de decir lo perfecta que me veía.

-¡Si me pudiera ver todo sería mejor!

-Ya estoy terminando. Cálmate.

Cuando terminó, me dijo que me pusiera los tacones para que me estuviera lista. Me los puse y me vi en el espejo. Me veía... ¿Esa soy yo? Dios estaba muy... ¿Sexy?

-¿No te parece mucho, Merecedes? Digo es que...

-¡Cállate Martina! Te ves provocativa y sexy.

-Esta es la última vez que voy a una fiesta contigo.

-Martina, siempre me dices eso y siempre vas conmigo.

-Te odio.

-Me amas. -Dijo y empezó a reír. Minutos después ya estábamos listas y Ruggero le envió un mensaje a Mercededs diciendo que en cinco minutos estaría ahí. Apagué la música y ordené mi cuarto.

Empezamos a bajar las escaleras y cuando iba a salir, sentí la voz de mi hermano. ¿Cómo? Mierda, mierda y más mierda.

-¿Martina? -Dijo Fran. Yo voltee y me dirigí donde estaba él y sus amigos. Ahí estaba mi Jorge. Bueno, Jorge y no dejaba de mirarme. Bueno, al igual que Nicolas y Facundo.

-¿A dónde crees que vas Martina?

-¿Pues a dónde crees que voy, Fran? -Genial, otra pelea con mi hermano. Sabía que no duraríamos mucho tiempo bien.

-¿A la casa de ese imbécil? ¿No te dije que no te acercaras a él? Además, mírate, ¿sabes cuántos chicos van a desearte? No vas a ir a ningún lado.

-¿Perdón? Peter me invitó. Fue algo así como "Vas a bailar toda la noche conmigo preciosa". Y yo también tengo derecho a divertirme. -Sentí el carro afuera, Ruggero había llegado.

-Y ya llegaron por mí. Adiós. -Dije y me fui con mi amiga. No me quedaría en casa. No y no.

Eres Mia, PequeñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora