Un día, caminando a casa, tomaste mi mano.
Se sintió lindo.
Acaricié tu pulgar y me devolviste el gesto casi instantáneamente.
Sonreí.
Tú también lo hiciste.Un día, caminando a casa, yo tomé tu mano.
Te sentiste bien (o eso dijiste).
Apretaste mi mano y copié tu acción.
Ambos sonreimos.Un día, caminando a casa, volví a tomar tu mano.
Seguía sintiéndose lindo.
Pero algo andaba mal.
Acaricie tu pulgar y tardaste en responder.
Pensé que estaba volviendome loca y lo dejé pasar.
Pero comenzó a preocupar cuando siguió ocurriendo,
siempre.
Ese día no sonreiste.
Yo tampoco.Un día, caminando a casa, tomé tu mano.
Estuvimos un rato así, hasta que te excusaste y,
soltaste mi mano.
Trataba de no angustiarme pero no podía no hacerlo cuando eso comenzó a ser cotidiano.
Ese día no volviste a sostenerla.
Frunciste el ceño.
Yo, la boca.Un día, caminando a casa, volvimos a tomarnos de las manos.
La apretaste fuertemente, con el cariño que hace mucho no sentía.
Me sentía bien.
Sonreí.
Pero tú no estabas sonriendo.
¿Quién diría que eso era
una triste despedida?Un día, caminando a casa, cerré la mano en un puño.
Me sentía frustrada y,
triste.
Pasé mi brazo por mi cara y traté de respirar profundo.
Ese día lloré,
pensando,
en lo lindo que era cuando me abrazabas y me presionabas contra tu cuerpo, riendo.
Lo lindo que era cuando envolvias mi cintura y me besabas, sonriendo en el medio.En lo lindo que era,
cuando te gustaba tomarme de la mano,
tanto como me gustaba a mí.

ESTÁS LEYENDO
☾a.m.
PoetryTodas mis conversaciones favoritas siempre hechas en la madrugada porque no sé lo que estoy diciendo. Y es ahí, en la madrugada, donde estos poemas fluyen escapándose por mis dedos y plasmándose en forma de arte, o algo así.