La respiración me flaquea.
Las manos me tiritan.
Me zumba la cabeza.
La cabeza.
¿Qué le pasó a mi cabeza?
Un tren a locomotora se pasea de un lado a otro y da vueltas.
Vueltas las que dan los autos en una carrera que estaba en pausa.
Pausa del manicomio al que me estaban a punto de llevar.
Llevar. Lleva, quita y arranca todo este veneno que me carcome el pecho.
Un pecho que encierra a un motor embravecido que siente peligro, peligro, peligro.¿Qué le pasó a mi cabeza?, sigo preguntándome.
Me pica todo.
Pero no necesito rascarme.
¡No!
Por que no puedo
Porque me pica el alma.
La garganta (la cual se cierra, se cierra, se cie-)
No respiro.
Y el tren no llega a la estación.
Y ningún auto gana (nunca)
Y el veneno sigue ahí. (¡Ay cómo pica!)
Motor maldito. ¡Para de una vez!
(¿Para de una vez?)
No, no quiero que pares. Sólo que entiendas.
Entiende por favor que vamos a morir, sí, vamos a morir.
Vamos a morir si no tiras ese maldito tren por el precipicio.
Si no pinchas cada una de sus ruedas.
Si no extraes todo esto negro.¿Qué le pasa a mi cabeza?
Porque ella controla todo (y a ella misma).
Entonces,
¿por qué está tan
(catastroficamente)
enamorada
de la autodestrucción?¡Saque todo! ¡Vamos!
Extirpe hasta la última neurona errónea, diría con todas mis fuerzas, o las que quedan.
Y ellos me mirarian, confundidos.
Porque todo se vería justo como en las imágenes
de sus libros de texto.
¿No lo ven?, grito.
¿No lo ven?, lloro.
¿Entonces qué?
¿Cómo puede ser que vean blanco mientras yo veo negro?
Negro
sof.oc.ant.eDe alguna forma, logro conseguir la fuerza.
Y me arrodillo en donde estaba tirada,
en lo oscuro de mi mente.
Escupo sangre.Voy a matarte, susurro.
Voy a matarte.
Y escucho una risa a lo lejos,
justo cuando el veneno vuelve,
vuelve,
vuelve,
y-

ESTÁS LEYENDO
☾a.m.
PoetryTodas mis conversaciones favoritas siempre hechas en la madrugada porque no sé lo que estoy diciendo. Y es ahí, en la madrugada, donde estos poemas fluyen escapándose por mis dedos y plasmándose en forma de arte, o algo así.