Me duele la garganta. Una corriente roja y opresiva la recorre y no sé cómo aliviarla. Y es que tantas palabras no dichas se me quedaron ahí guardadas. Tiradas, desordenadas. No me dejan tragar. No hay espacio para ese tipo de actividad humana.
Tantas cosas que quería pronunciar, tantas sílabas que pronuncié de más. Me quedaron memorias, risas y quejidos atrapados. Pero más que todo eso, un sentimiento como a partida que me deja la boca agria. Todas las condiciones dadas para no poder sacar(te) lo que a los dos nos pesa. O más a mí. Y cada día se me suman cosas a la garganta. No la puedo limpiar nunca. Es como si jamás pudiera respirar. Me ahogo pensando(te) con esta melancolía azul; dos palabras en la punta de la lengua queriendo salir. Entonces agarró una cadena y las ato a ella para evitar su huída. Y es que para qué pisotear mi orgullo diciendo algo que no tendrá respuesta. Y es que para qué estrujarme más él corazón si tu silencio ya me la dio. Por eso las esclavizo para que se deslicen por la lengua y mueran por la garganta. Aunque no mueren, no. Ahí queda el piolín carcelero que se enreda con otros y me deja este nudo en la garganta.
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☾a.m.
Thơ caTodas mis conversaciones favoritas siempre hechas en la madrugada porque no sé lo que estoy diciendo. Y es ahí, en la madrugada, donde estos poemas fluyen escapándose por mis dedos y plasmándose en forma de arte, o algo así.
