No soy Isabella...¡Soy MANUELA!

2 0 0
                                    

La conversación con Ben me había dejado un poco más tranquila. Por fin sabía algo, y no estaba en las nubes. Pero que tendría yo que hacer ahí. Eso lo quería saber ya, y todo lo que me decía Chuck, era...-Todo a su tiempo pequeña-

A mí me late que este sabe más de lo que dice. Los días se hacían eternos, y los lugares cada vez eran más impresionantes.

-Oigan soy una chica ciudad y no estoy hecha para caminar grandes distancias, a menos que sea por una rebaja en el centro comercial. - todos me quedaron viendo con cara extraña, pero ya se estaban acostumbrando a mis excentricidades.

Las cosas se me habían hecho mucho mejor. Los chicos me enseñaban a defenderme sola, y lo hacía muy bien, una vez le gane a Chuck y eso es decir mucho.

-No te hagas ilusiones de que volverá a pasar- Me decía.

-No te creas que lo volveré a hacer, ya perdí tres uñas y mi manicurista está muy lejos.

-Ya basta de peleas niñitos, esta chica tiene que descansar. - decía Ben. Él era muy sobreprotector conmigo. En ocasiones seguía pensando que era el gran amor de mi abuela y me dada vueltas y vueltas en la cabeza, que tal vez me había engañado y si era mi abuelo. Eso no me hacía sentir nada bien y no sé por qué...

Una noche estábamos en un risco, no tenía idea qué hacíamos ahí, ni para donde íbamos. Los chicos planeaban, veían mapas, trazaban caminos, pero nadie me decía nada. Ya entrada la noche, todos dormían, pero yo no podía conciliar el sueño. Ya habían pasado 2 semana desde la primera vez que vi a Ben y de mi primer encentro con Calen.

Ya que no podía dormir, me senté muy cerca de la orilla del risco, de repente sentí como alguien se acercaba y se sentaba detrás de mí, dejando caer cada pierna por el lado de las mías.

- Si piensas en lanzarte, yo te sostendré.- En ese momento sus brazos me rodearon, era Ben. Sentía su respiración muy cerca de mi cuello, pero no podía quitarme de la mente, que él podría ser el gran amor de mi abuela y que sólo era así de cálido y especial conmigo, por el hecho de ser su nieta y se la recordaba. Pensar en eso me causó un escalofrío y por estar él muy cerca de mí, lo sintió.

-¿Estás bien?- Deberíamos buscar algo para cubrirte, tú ropa no es adecuada para este tipo de clima.- Pregunto.-

-Estoy bien así, gracias.- dije Fría y distante, no podía permitirme ser de otra manera y mucho menos cuando estos pensamientos estaban en mí.

-Te conozco bien, no puedes mentirme.- Insistió.

-Ese es el problema Ben, no me conoces.- Me levanté, pero no pisé bien y casi me caigo por el risco, pero Ben me sostuvo. -Te dije que no te dejaría caer.- Dijo al momento que me tomó por la cintura para evitar que me cayera.

Cada espacio de mi cuerpo estaba justo pegado al de él, intuí que no tenía la intensión de soltarme. Me miraba fijamente y se mordía el labio inferior, dejando escapar una leve sonrisa. Cuando empezó a acercarse cada vez más, un pensamiento vino a mi mente... -Ben te protegerá mi niña, él es el único que puede hacerlo. Debes confiar en él.- Ben era el gran amor de mi abuela, él no me quiere a mí, quiere a mi abuela, quiere a Isabella. -¿Me puedes soltar por favor?- Él se sorprendió y me soltó.

Al día siguiente, no dejaba de pensar en la noche anterior, en lo que había sentido al tener a Ben tan cerca de mí, deseaba que pasara lo que tenía que pasar, pero una y otra vez me decía a mí misma "No soy Isabella, soy Manuela" y no lo podía evitar.

Chuck se acercó a mí, al notar que no estaba hablando, tanto como de costumbre. -No recuerdo la última vez que viajamos con tanta calma y silencio. ¿Te sucede algo?- Preguntó. -¡De todo un poco!.- dije, dejando escapar un suspiro. -Ben está preocupado por ti. Piensa que luego de saber la verdad, algo te pudo haber afectado.- comento mi amigo. -Él fue quien me afecto, así que no se el porqué pregunta tanto. - Dije al momento que golpeaba una rama de un árbol y esta le daba en la cara al guardia que venía detrás de nosotros. -Lo siento, pensé que no venía nadie.- dije casi que arrancándole la cara al guardia, para ver que había ocasionado mi torpeza. --No se preocupe Isabella, estoy bien.- Esas palabras hicieron que reaccionara de una forma, que nadie se esperaba. Simplemente exploté.

-¡No soy Isabella, soy Manuela!, ¿hasta cuando me van a confundir con Isabella o Arabella? Soy Manuela, una chica de 23 años que apenas se acaba de graduar de la universidad, que viajó a este mundo, que ya empiezo a odiar. Que lo único que desea es regresar a su vida. Que desea volver a ver jugar futbol a sus amigos. Que desea que Christian le cuente el chiste del pollito, que dice Moi que es tan malo. Deseo regresar con mis amigas, deseo ver a Pongo. Deseo que de una buena vez largarme de aquí. -

Luego que exploté, note que todos me estaban viendo impresionados. Ben estaba mirándome fijamente, Chuck suspiraba. Seguí el camino, mis pasos eran firmes, sabía que tenía que seguir recto hasta llegar a unas ruinas, eso se los había escuchado decir a los guardias. Yo estaba sólo un poco adelantada al grupo, sabía que desde donde venían ellos me podían ver.

Stay: Cruces del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora