The Sinners I: Ty (Pausada)

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A la mañana siguiente Channel llegó a la dirección que le dio Phil y para ello tuvo que hacer transbordo en tres autobuses, pero al final allí se encontraba. Mirando el escaparate de una tienda de serigrafía en el que estaban expuestas varias camisetas con diferentes frases y dibujos.

Entró por la puerta acristalada y un fuerte olor a ambientador de limón le congestionó la nariz a la vez que una campana avisaba que alguien había entrado en la tienda. Sólo había un par de personas más mirando las sudaderas. Entró más a dentro en busca de un dependiente y encontró a una señora madura detrás del mostrador dónde se encontraba la caja registradora.

-Perdone - llamó su atención.

-¿En qué puedo ayudarla? - la respondió amablemente

- Vengo de parte de Phil Canaggan - dijo lo que la había dicho él.

-¿Nueva camarera, eh? - dijo saliendo del mostrador - Ya sabrás que las camisetas sólo son negras con el logo dorado y rojo - Channel asintió -. Y que no se pueden cambiar esos colores.. lo digo porque una compañera tuya se empeñó en que la camiseta tenía que ser rosa y muy escotada - bufó. La llevó hasta detrás unas estanterías - Tienes que elegir cuatro camisetas de los siguientes modelos. Las puedes mezclar como quieras - dijo sacando cuatro modelos. Uno era una camiseta básica de manga corta, otra con mangas francesas, otra básica y otra de mangas largas.

-Mangas largas no - dijo segura.

-Eso ha sido rápido - rio la mujer.- Ahora solo quedan las tallas... ¿una L?

- Esa me va a quedar muy embutida, como una morcilla - dijo negando vehementemente.

-Eres de las pocas chicas que vienen y no eligen una talla que le pegue tan pegada - dijo asintiendo como dando su aprobación.- ¿XL?

-Sí... - dijo Channel dudando.

-¿Quieres probarte también la XXL?

-Sí, por favor - sonrió la pelirroja.

Channel nunca había tenido problemas en vestir ropa pegada, pero ella pensaba que una cosa era algo pegado y otra que se te notase hasta las costillas. Además, ella pensaba que con su cuerpo tampoco podía usar ropa de ese estilo, no estaba delgada, para nada, más bien rellenita. No tenía un estómago plano ni se la notaba ningún hueso. Tenía pechos grandes y las caderas también, hace tiempo que dejó de utilizar la talla 38 en vaqueros por una 44. Pero al ser alta, la forma de reloj de su cuerpo quedaba armoniosa, es más no se la veía nada mal, es más la mayoría de personas que la habían visto pensaban que tenía un muy buen cuerpo, aunque ella no lo viera así.

Al final eligió dos camisetas de manga corta, una XXl y otra Xl; una de manga francesa en XL que la quedaba algo ajustada y otra XL de tirantes. Quedó en pasarlas a buscar en dos días, es decir el jueves por la mañana. Aclarado eso se volvió a montar en los tres autobuses que la llevaban a su calle. No es que fuera uno de los mejores y más seguros barrios de la ciudad, pero por lo menos se podía permitir un piso sin tener que tener compañeros. Aunque con el minúsculo tamaño de su piso casi se llegaba a agobiar de sí misma. Básicamente se componía de un salón cocina y dormitorio todo junto y un pequeño baño. Pero para ella solo y para empezar le servía, además en tan poco tiempo como había preparado el viaje, apenas una semana, no era fácil encontrar muchos apartamentos a ese precio.

Se bajó en la parada del bus que quedaba a pocos minutos de su edificio y fue caminando tranquilamente hasta el apartamento, alargando el momento de llegar a su casa y tener que ponerse a hacer las tareas del hogar. La fachada del edificio era de ladrillo rojo y para acceder se tenía que subir unas pocas escaleras. Las subió mientras buscaba en su bolso las llaves y cuando llegó a la puerta ya las había encontrado. Algo que la había gustado de este bloque de apartamentos era que tenía un ascensor para subir a la cuarta planta dónde estaba su piso, pero lo que no contaba era que la mayoría del tiempo estaría averiado. Cómo en ese momento. Ella se paró enfrente del papel que avisaba que estaba averiado y bufó.