Capitulo 1

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Narra Ryoga

"Querida Akane:

Cuando leas esto seguramente estaré muy lejos de ti. Iré nuevamente a recorrer el mundo para entrenar. Espero que Ranma cuide bien de ti, no quiero que nada te pase.

He estado posponiendo esta carta por mucho tiempo, creía que podría decirte lo siguiente en persona; decirte lo que siento por ti cara a cara, pero no puedo hacerlo, soy demasiado cobarde para decirte cuanto te quiero. A través de esta carta te expreso mis sentimientos.

Firma: Ryoga."

Estoy loco, demasiado loco por esto, pero quiero que Akane sepa de una vez por todas mis sentimientos. Miré a mi alrededor totalmente desorientado; ¿hacia dónde estuve caminando todo este rato? He estado caminando por horas, pero no estoy seguro de dónde me encuentro.

-Hola, Ryoga-me giré encontrándome a Ranma parado en una verja junto a mí.

-Ah, hola, Ranma-dije siguiendo mi camino.

-¿A dónde te diriges?-preguntó acercándose a mí-¿qué es eso?-me arrebató la carta que era para Akane, la abrió y comenzó a leerla.

-¡Dame eso!-grité para luego intentar sacarle la carta. Comenzó a esquivarme mientras que leía.

-¿Crees que Akane se enamore de ti con esta ridiculez?-dijo para luego soltar una risa-dudo mucho que lo haga-me devolvió la carta.

-¿Y tú qué sabes? Tal vez vea que no soy un cretino como tú y termine queriéndome-retomé mi camino mientras alisaba un poco la carta y volvía a meterla en el sobre.

-No dejaré que se la entregues-¿por qué nunca me deja avanzar con Akane? Siempre se pelean y, según él, no la quiere.

-Si claro, Ranma-lo miré seriamente-¿ella te gusta?-de repente pareció estar nervioso o algo así.

-Pues, no, ¿cómo crees que me puede gustar una niña tan fea?-la misma excusa de siempre.

-Si dices que no la quieres, ¿entonces por qué no me dejas que le confiese lo que siento por ella?-pregunté, él simplemente desvió la mirada.

-Porque se supone que es mi prometida y no tengo que dejar que ningún otro chico la pretenda-no te creo-¿sabes? No deberías aspirar a una chica como Akane. Deberías buscarte a alguna chica que te corresponda, que sea bonita y te cuide, que falta te hace que alguien te cuide-¿desde cuándo dice esas cosas? Digo, entiendo que no quiera que me acerque a Akane, pero ¿desde cuándo quiere que alguien me cuide? Guardé la carta en mi bolcillo.

-Está bien, no le daré la carta a Akane-realmente si lo haré, dejaré esta carta en el buzón, siempre y cuando encuentre la casa de los Tendo, claro-por cierto, Ranma-me detuve en seco y lo miré-en unos meses estaré de vuelta-esbocé una sonrisa-espero que te vuelvas fuerte. Volveremos a pelear-él sonrió también.

-Tenlo por seguro-asentí-y... Ryoga...-lo miré nuevamente-no seas idiota y no te pierdas-resoplé apretando el puño.

-¡No me perderé!-realmente eso no me lo creo ni yo. Tanto Ranma como yo sabemos que terminaré perdiéndome en cualquier parte, conociendo mi mal genio, creo que ni siquiera voy a poder salir de este lugar. Ranma soltó una carcajada.

-Sí, como digas, solo cuídate, ¿sí?-metió sus manos en los bolcillos-nos vemos-fue lo último que dijo antes de irse. Comencé a caminar en dirección donde creía que estaría la vivienda de los Tendo.

Pasé un par de horas caminando, ya se había hecho de noche, estaba cansado y tenía mucha hambre; ¿Cuánto faltará para poder llegar hasta su casa? Me detuve, levanté la vista y miré a mí alrededor. Estaba en el parque, donde siempre acampo, suspiré pesadamente. No tengo energía siquiera para quejarme por no haber avanzado absolutamente nada en todas estas horas. Me acerqué a las hamacas, dejé mi mochila en el suelo y luego me senté en una de las hamacas.

-Sigo siendo un desastre-dije en un suspiro.

-¿Aún estás por aquí?-escuché la inconfundible voz de Ranma a mis espaldas.

-¿Vienes a burlarte?-me preparé para escuchar sus burlas, pero, al contrario de lo que creí, solo sentí su mano en mi hombro.

-Ven con nosotros, podrás darle tu carta a Akane, tendrás una cama caliente por una noche, algo de comida y mañana por la mañana te vas si quieres-tomó mi mochila y se la colgó en el hombro.

-No es necesario, Ranma. Además no les has preguntado a los Tendo si está bien que me quede en su casa-protesté tratando de quitarle mi mochila, cosa que él me impidió.

-No creo que tengan objeción-se encogió de hombros-anda vamos-me tomó de la camiseta y me obligó a caminar.

-Que terco eres-mascullé siguiéndolo de mala gana. En poco tiempo ya habíamos llegado a su casa, tanto Akane como sus hermanas me recibieron con una sonrisa y estuvieron de acuerdo con que me quedara.

Estuve bastante incómodo durante toda la cena; estaba sentado entre Ranma y Akane. Podía sentir la mirada fija de Ranma en mí, lo que, lógicamente, no me hacía sentir muy cómodo. Entiendo los celos que puede sentir porque yo esté al lado de Akane y no él, pero no tiene por qué mirarme como si fuera a hacerle algo a ella.

-Gracias por la comida-agradecí por enésima vez mientras Kasumi, Nabiki y Akane levantaban la mesa.

-No agradezcas, Ryoga-me sonrió Kasumi para luego llevar a la cocina los tazones que llevaba en las manos.

Me quedé unos minutos mirando el televisor, sin pensar en nada realmente, al menos hasta que metí la mano en el bolcillo. Al sentir el sobre de papel recordé la carta que había escrito para Akane. Mañana, antes de marcharme, le dejaré la carta en su cuarto.

-No soy tan valiente como para decirle lo que siento cara a cara-saqué el pequeño sobre y lo contemplé por unos segundos.

-¿Qué es eso, Ryoga?-la voz de Akane hizo que me sobresaltara.

-¿E-eh? N-no es nada-dije sin mirarla sintiendo mi cara arder.

-Oye, Ryoga, ¿no tienes algo que decirle a Akane?-se sentó frente a nosotros, tenía una sonrisa burlona que me está irritando bastante.

-¿Qué quieres decirme, Ryoga?-sentí como mi cara ardía más que antes; maldito Ranma, voy a matarlo en cuanto tenga la oportunidad.

-N-no, no tengo nada que decirte-seguía hablándole sin dirigirle la mirada.

-¿Qué no?-la sonrisa socarrona que tenía en su rostro era imposible de quitársela-¿entonces para quién es esa carta?-¡cómo lo odio! En este momento quisiera golpearlo-no seas vergonzoso ella quiere saber que querías decirle-me arrebató la carta de las manos y se la entregó a Akane, quien la tomó para luego comenzar a leerla. No me quedé a ver como leía aquella carta, simplemente me levanté, tomé mi mochila y salí de la casa. Corrí lo más rápido que pude sin rumbo; solo quiero escapar, irme a algún lugar y que, cuando logre volver, ella ya no recuerde lo que decía la carta.

Corrí hasta que estuve lo suficientemente cansado como para no poder avanzar más. Miré a mí alrededor, estaba en un bosque, tal vez, no muy lejos de la casa de los Tendo, pero al menos aquí no me encontrarían tan fácilmente. Monté mi tienda e hice una hoguera.

-Maldito Ranma-susurré mirando el fuego-ahora no podré volver a ver a Akane a la cara-en otras circunstancias hubiera sido distinto, no le hubiera entregado la carta a la fuerza. Suspiré pesadamente, apagué la hoguera y luego me encerré en la tienda-cuanto odio a Ranma-de hecho más de lo que lo hacía antes-¿por qué tuvo que arruinar todo de esa manera?-no debería haber aceptado ir con él, sabía que no podía tener buenas intenciones detrás de aquella invitación; sabía que no tenía que confiar en él-él nunca tiene buenas intenciones cuando se trata de mi-suspiré; lo consideraba mi amigo, pero ya no podré considerarlo como tal, no después de que me hiso esto.

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Muy buenas, aquí vuelvo con una nueva historia, espero que les guste y que lo apoyen mucho. Se les agradece muchísimo los votos y comentarios. 

No quiero odiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora