Capitulo 13

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Narra Ryoga

Metí mis manos en mis bolcillos, las lágrimas corrían por mis mejillas. Emprendí camino a mi campamento, pero, teniendo en cuenta mi mala orientación y lo poco que le estoy prestando atención al camino, terminaré fuera de Furinkan. Ya que, ¿qué más da que termine perdido como siempre? En este momento lo único que quiero hacer es alejarme lo más que pueda de Ranma.

Estuve caminando un rato hasta que llegué a un parque, decidí sentarme en una de las hamacas. Pasaron unos minutos hasta que una chica se me acercó, se trataba de Azusa, la chica que se obsesionó conmigo cuando era el pequeño P-chan.

-¿Por qué estás solo?-preguntó para luego tomar mi mano-si no tienes amigos, yo seré tu amiga-sonrió.

-¿Eh? Pero si no nos conocemos-mejor dicho, no me conoces, por mi parte, te conozco bastante bien.

-Soy Azusa, ¿cuál es tu nombre?-suspiré pesadamente; sigue siendo tan pesada como hace tiempo, estoy seguro que ahora se obsesionará conmigo y no me dejará en paz.

-Mira, niña, no estoy de muy buen humor para estar con amigos ahora-aparté su mano, ella frunció levemente el ceño.

-Cállate, ahora eres mi amigo-volvió a tomar mi mano y tiró haciendo que me parara-vamos a tomar algo-creía que esta niña solo se obsesionaba con animales o muñecos, pero veo que también lo hace con personas. Azusa me llevó hasta una cafetería cercana contra mi voluntad-por cierto, aún no me has dicho tu nombre-dijo sentándose en una de las mesas, yo imité su acción y me senté frente a ella; tal vez pasar algo de tiempo con ella haga que mi mente se despeje un poco de lo que sucedió.

-Lo siento, mi nombre es Ryoga-dije mostrándole una pequeña sonrisa.

-¿Por qué estabas solo en el parque?-preguntó de repente, la pequeña sonrisa que había podido formar desapareció como si nada.

-Tuve un problema con alguien-fue todo lo que dije desviando la mirada para luego soltar un suspiro.

-No creo que el problema que hayan tenido dure mucho-la miré nuevamente, ella me sonrió; ¿esta niña se dará cuenta de qué clase de problemas estoy hablando?

-Sí... como sea...-fue lo único que pude responder. Su respuesta me había tomado por sorpresa.

Estuvimos largo rato conversando; al final de cuentas Azusa no es una niña del todo molesta, solo lo es cuando quiere algo y no se lo dan, pero, dejando eso de lado, es divertida, me sacó un par de risas mientras estábamos en la cafetería. Cuando decidimos que era algo tarde para estar allí, ambos nos levantamos y salimos, me ofrecí a acompañarla hasta su casa; sé que seguramente me perderé intentando volver a mi campamento, pero no puedo dejar a una chica volver sola a su casa cuando está oscureciendo.

Pasaron los días, aún seguí algo enfadado con Ranma por lo de Shampoo, pero gracias a Azusa logré distraerme un poco. Ella y yo estuvimos viéndonos todos estos días, yendo a divertirnos a distintos lugares. Casi siempre terminamos yendo a una juguetería, ya que a ella le suelen atraer los muñecos de peluche.

-Ryoga-me giré al escuchar la voz de Azusa, ella me sonreía mientras se acercaba a mí-¿qué haremos hoy?-la verdad no tenía mucha idea de donde llevarla hoy.

-¿Qué tal si vamos a la cafetería?-asintió, ni bien intenté dar un paso para emprender camino, sentí como me detenían tomándome de la muñeca, me giré encontrándome con Ranma-¿qué haces?-me solté de su agarre.

-Ryoga...-musitó, me tomó de los hombros acercándose a mi rostro, posé una mano en su pecho y lo alejé un poco de mi rostro.

-Déjame, ¿quieres?-dije fríamente. No quiero verlo, aún sigo enfadado por lo que sucedió. Sentí, de repente, que una pequeña y delicada mano tomaba la mía y la jalaba un poco, Azusa quería que nos fuéramos y, siendo sincero, yo también quería irme.

No quiero odiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora