No quiero odiarte

Capitulo 2

Narra Ranma

Luego del regaño que me dio Akane por hacer que Ryoga saliera de la casa, salí a buscarlo. Tal vez no tendría que haberle hecho eso. Al menos no escuchó lo que dijo Akane luego de que terminara de leer la carta; nunca la había escuchado hablar tan fríamente, menos de Ryoga.

"No me importan sus sentimientos"

Realmente me asombré al escuchar aquellas palabras, no es propio de ella tratar así a los demás, aunque luego me regañó por hacerlo huir no quita que se haya comportado totalmente extraño.

-Ya qué, será mejor que me preocupe por encontrar a Ryoga de una vez-susurré para luego disidir ocuparme en lo que me habían mandado a hacer. Busqué por horas por todos lados, pero Ryoga no daba señales-tal vez se fue definitivamente-suspiré pesadamente. Y todo esto por esos jodidos celos que sentí cuando leí la carta. Realmente quería que Akane lo rechazara para que no la moleste más, pero no quería que termine corriendo a cualquier lado-ahora puede estar perdido-me detuve en seco; ¡¿por qué me estoy preocupando tanto?! Él puede protegerse solo, no tengo por qué preocuparme por lo que le pueda pasar. Además no es el tipo de chico que se mete en problemas con todo el mundo-será mejor que vuelva a casa-y así hice, di media vuelta y me dirigí a casa.

-¿Has encontrado a Ryoga?-preguntó Akane ni bien entré.

-No, creo que ya ha salido de viaje-dije para luego ir a mi cuarto, mi padre se encontraba ahí, ni bien me vio comenzó a regañarme por lo de Ryoga, yo simplemente lo ignoré, me acosté en mi cama y cerré los ojos para tratar de dormir, cosa que no pude hacer, el paradero de Ryoga seguía dándome vueltas por la cabeza. ¿A dónde podría haber huido? Su sentido de la orientación, como todos sabemos, no es muy bueno. Estoy preocupado por él, más de lo que debería; mucho más de lo que debería-¡Idiota! ¡¿Por qué mierda se me ocurrió hacer aquello?!-suspiré pesadamente.

Pasaron las horas, todos en la casa ya estaban dormidos, menos yo. Me encontraba en el dojo, entrenando para cansarme y lograr dormir aunque sea un poco. He pasado aquí poco más de tres horas y aún no tengo sueño ni estoy cansado, aunque, pensándolo mejor, eso se debe a que, del tiempo que llevo acá, solo he entrenado eso de treinta minutos.

-¿Qué haces aquí, Ranma?-me sobresalté al escuchar la voz de Akane a mi espalda.

-No podía dormir-volteé a verla, aún tenía cara de adormilada-¿qué haces despierta a estas horas?-realmente ella nunca se queda hasta tarde despierta.

-Me levanté por agua, escuché ruido en el dojo así que decidí venir a ver-se restregó un ojo-bien, no tengo que preocuparme, ya vi que solo eras tú-dijo para luego bostezar y disponerse a volver a la casa.

-Espera, Akane, el suelo está frío, vas a resfriarte-la cargué en mi espalda.

-No es necesario, Ranma-trató de bajarse.

-Quieta-la llevé hasta su cuarto, ella se acostó y, en pocos segundos, volvió a quedarse dormida-así hasta parece bonita-¿pero qué digo? Si desde hace un tiempo que he dejado de negarme a la idea de que ella me gusta, me parece bonita incluso cuando me regaña. Acomodé su manta, luego volví a mi cuarto y me acosté.

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Pasaron un par de días, aún no hay noticias de Ryoga, pero supongo que no tengo que sorprenderme, después de todo no espero que me mande algo diciendo "querido amigo", no después de haberlo humillado.

Luego de salir de la escuela decidí ir a caminar, despejar mi mente y dejar de pensar tanto en Ryoga.

-¡Ranma!-sentí como me tomaban del brazo, miré rápidamente a mi lado, era Shampoo, ella me mostraba una sonrisa como siempre.