Capítulo XI.

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N/A: El colegio me tiene demasiado ocupada, cansada y seca de inspiración, ¡lo siento mucho! Tardaré bastante más en actualizar a comparación de como era anteriormente, y creo que deberán haberlo notado, pues ya casi pasa un mes desde que no actualizo esta wea, ngh.

Si se aburren con mi ausencia, los invito a leer mis otros fanfics. Todos son Kyman. Aguante la autopromoción, loco. Baiii.

Espero sus favoritos y comentarios con ansias. Besos en la nalga.

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Capítulo XI. ¿Privacidad? ¿Intimidad? Al carajo con eso.

Lunes por la mañana y podía sentir como sus párpados se caían debido al cansancio. Intentaba sostener su cabeza con su mano, pero se sentía débil, por lo que se resbalaba poco a poco por la mesa. Su mejor amigo, Kenny, no hacía más que mirarlo en ocasiones y reírse de su miserable estado; porque claro, para eso están los amigos.

- ¡Eric Cartman! -exclamó Garrison, llamando la atención del nombrado de inmediato - ¿puedes repetir todo lo que estaba diciendo? -exigió.

-Claro, profesor. -Asintió Eric. Carraspeó antes de empezar su maravilloso e inspirador relato. -Lo que usted estaba diciendo eran palabras que no me interesaban en lo más mínimo. Y algo de que "puto el que escuche", también. -Respondió en un tono suave. Obviamente no duró nada en el salón, y fue mandado a la oficina del director en menos de lo que canta un gallo acompañado por las risas de parte de sus compañeros, entre ellos Kenny, Stan y Kyle. Esa manga de imbéciles subnormales no podía ausentarse.

Al llegar a la puerta del despacho, no se sorprendió por haber visto una poca cantidad de gente esperando. Por rara vez no estaba Craig involucrado; pues ya que siempre usaba su característica señal en todo aquel que se metiera en su camino era algo extraño que no se encontrara esperando al hijo de puta del director, aunque claro, había que reconocer que Tucker había obtenido unas ventajas increíbles al haber confesado abiertamente su homosexualidad hace unos pocos años atrás. Agh, como lo envidiaba, pensar que podría tener todos esos cien dólares sólo para él por admitir ser un marica.

Pero Cartman no tenía nada que admitir porque no era un marica.

. . .

Para nada marica, por supuesto.

Cambiando el tema, se sentó a la par de uno de los futuros delincuentes que esperaba a ver al director. Lo normal, suponía. La situación se sentía similar a una reunión de mafiosos, y él pedía ser el Padrino, por el simple hecho de poder hablar con un modo bastante amenazador y genial. Sobre todo genial.

Suspiró aburrido, y hecho su cabeza hacia atrás, dándole igual como las otras personas podían mirarle en ese momento de completa relajación. Suspiró y sacó su celular para luego desbloquearlo sin tardar.

Claro, no supo prevenir que podría ser que la persona que tenía a su par viera aquel llamativo fondo de pantalla; y cuando procesó semejante información fue demasiado tarde, pues los ojos para nada agraciados de aquél individuo ya estaban posados sobre esa imagen tan íntima. No le dio la oportunidad de preguntar al desconocido debido a que le dirigió una cruda y bastante cruel mirada en el momento justo. Fue suficiente; a pesar de que eso no quitara que las mejillas del castaño se habían teñido de un carmín ligeramente. Ya sin demoras ni otra interrupción, abrió su reproductor de música, conectó y acomodó sus auriculares para empezar con un maratón de discos de Lady Gaga de forma aleatoria. Dejó que sus pensamientos volaran, y de esa manera continuó esperando.

El tiempo siguió su curso, y para el momento en el que pudo entrar, sonó el timbre que anunciaba el descanso. Se lo perdería. Maldita sea.

Por otro lado, Kenny y Stan salían del aula, seguidos por Kyle. Por fortuna, el pelirrojo dijo que debía ir al baño. El rubio dijo que estaba bien, y el azabache coincidió.

El Desconocido de Omegle. [South Park] [Kyman] [Yaoi] [Lemon] [Smut]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora