El campesino no se sentía capaz de comer algo después de la agresión que le había dado el patrón, pero él sentía que de alguna forma ese trato de parte del patrón le gustaba; la sensación de sentir su respiración y de sentir su aliento en su rostro, el haber sentido su cuerpo con el suyo hacía que su interior saltara y riera como una niña con juguete nuevo.
Fabián notó a Rodrigo muy pensativo al irse a su habitación, pero prefirió dejarlo solo. Cuando el campesino se iba a tirar sobre su cama cuando vio un papel misterioso sobre su almohada y lo abrió: " Hola Rodrigo, quería pedirte perdón por como te traté en mi oficina y me gustaría verte en el bar del Lucho para hablar.
Hernán."
El campesino no sabía si le convendría aceptar la invitación del patrón, pero su interior le gritaba que lo hiciera.
Rodrigo se cambió su polera sudada y se metió a la ducha. Al salir se vistió con unos jeans azules, una polera negra, sus botas negras y su sombrero de vaquero. Se miró en el espejo y sintió que le faltaba algo y lo supo al tiro. Tomó una cadena plateada de su velador y se la puso en el cuello.
Isidora y Fabián lo vieron salir, pero el campesino no les dijo ni "muu" al salir.
El campesino caminó a la salida del fundo y no le costó encontrar el bar, literalmente estaba al lado del fundo. El campesino vio que estuviera limpio y entró al bar. El bar estaba iluminado de luces amarillas y lleno de gente riendo, hablando y gente jugando pool. El campesino estaba aturdido por todo lo que veía y se sintió perdido. Rodrigo sintió unas manos tomándolo de los hombros y colocando su mentón en uno de sus hombros.
-¿Perdido? -preguntó el patrón en tono de broma y Rodrigo se giró sorprendido.
-Hola -dijo sonriendo con la mirada baja.
El patrón guió al campesino a una mesa y el patrón pidió dos cervezas.
-Yo no bebo -dijo el campesino con la mirada baja.
-También tenemos bebidas -dijo el mesero.
-¿Tiene Sprite? -preguntó el joven.
-Sí, ¿Le traigo una?
-Sí, por favor.
Los dos quedaron en silencio, el patrón mirando al campesino y el campesino mirando a la mesa sin ser capaz de mirar a su patrón a los ojos.
-Puedes mirarme a los ojos Rodrigo, esos ojos tuyos no deben estar pegados en una mesa -dijo el patrón.
Rodrigo alzó la vista y se encontró con los ojos del patrón.
-¿Por qué cuando cruzamos miradas la apartas? -preguntó el patrón.
-No lo hago -dijo el campesino mirando al patrón y apartando la mirada.
"Mierda" pensó el campesino al notar que el patrón tenía razón.
El campesino miraba y apartaba la mirada a cada rato, pero era inútil. El campesino no podía mirarlo a los ojos.
-Deje de mirarme así -dijo entre ordenándole y suplicándole al patrón.
-Así como -dijo el Patrón entre risas bajas e inclinándose sobre la mesa hacia Rodrigo.
"Maldito", pensó el campesino.
El patrón se daba cuenta de a qué se refería Rodrigo y él lo aprovechaba.-Una cerveza pa'l patrón y una sprite pa'l vaquero -dijo el mesero dejando las bebidas frente a elll y soriendo cuando le dijo vaquero al joven campesino.
Comenzaron a beber en silencio; Rodrigo no estaba sintiéndose muy cómodo en ese silencio entre ellos.
-¿Por qué me invitó aquí, patrón? -dijo el campesino confrontando los ojos del patrón.
El patrón quedó boquiabierto al ver el cambio repentino de humor en el campesino.
-Veo que debo incomodarte con la mirada para que no me tutees -dijo el patrón analizando el lenguaje corporal de Rodrigo.
El patrón notaba que el campesino era alguien humilde y sencillo, pero cambiaba muy rápido de humor y notaba además que, por más que el campesino fuera así, era alguien triste por dentro.
-Te pedí venir porque quiero saber más de ti.
-Ya le conté to' sobre mí ¿Qué más quiere saber?
-Cómo por ejemplo ¿por qué a veces eres tan tímido y otras veces eres tan osado?
Un grupo de hombres en el bar comenzaron a discutir y a gritar, pero ambos los ignoraron.
-No tolero que nadie sea abusador de su poder -dijo el campesino.
-¿Dices que abuso de mi poder?
-Si -dijo Rodrigo rozándose los dedos en el cuello sin notarlo.
-Lamento lo de mi oficina, eres el primero en desafiarme de esa forma.
-¿Debo sentirme especial? -preguntó el campesino con sarcasmo.
-¿Ves? A eso me refiero.
El patrón notó como el rostro de Rodrigo se tranquilizaba.
-¿Qué más quiere saber? -preguntó el joven campesino.
-¿Desde cuando cantas?
El campesino se le pusieron los ojos como platos. El patrón lo observó con una mirada triunfadora.
-Desde los 23. ¿Puedo yo hacerle una pregunta?
-Claro -dijo el patrón.
-¿Por qué tiene tanto interés en saber sobre mí?
Ahí fue donde el patrón no supo que decir. El patrón sabía por qué pero no sabía cómo decirlo sin que sonara cursi.
Una botella de cerveza salió volando por los aires y cayó en la cabeza de Rodrigo; cayó en la cabeza del campesino dejándolo inconsciente al instante.
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El campesino y el patrón.
Teen FictionUn joven de 25 años llamado Rodrigo pasa de trabajar como jardinero de una casa lujosa en la ciudad de Santiago en Chile a trabajar como temporero en un fundo en el campo, donde conocerá a grandes amigos y...de manera inesperada al patrón del fundo...