Capítulo 6.

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Al campesino comenzó a golpearlo en su cabeza un colapso de recuerdos, pero no mentales como los que vivía en su día a día, comenzó a sentir dolor físico, el fantasma de los golpes de su padre se volvían cada vez más grande llegando al punto de sentirse tal como en el segundo que los recibía.

"¡Basta, basta!" gritaba internamente el joven campesino.

-Rodrigo -dijo el patrón detrás del joven campesino tocando su hombro.

-¡No! -gritó el joven levantándose y dando vueltas por el establo.

-Oye, cálmate ¿qué te ocurre? -pregunta el patrón más preocupado.

El joven comenzó a jadear, su vista se nublaba, su corazón latía a un ritmo imposible.

El patrón tomó a Rodrigo de los hombros y le miró de frente.

-¡Cálmate! -le ordenó.

El joven campesino le miró y cuando su respiración finalmente se calmó, el joven cayó el suelo inconsciente.

-Ay, no es posible -dijo el patrón tomando el cuerpo del joven campesino y llevándolo en el hombro.

-¿Qué le pasó patrón? -preguntó Tamara.

-No sé. Le dio un ataque de pánico y luego cayó al suelo.

-Patrón ¿y si lo llevamos al hospital? -pregunta Fabián.

-Eso haré, ustedes cierren la bodega y el establo. Yo iré a buscar las llave de mi auto.

-Patrón, yo tengo las llave decla camioneta -dijo Fabián sacándolas de su bolsillo.

El patrón nunca viajaba en un auto que no fuera el suyo, jamás.

-Dámelas -dijo el patrón.

Fabián y Isidora quedaron sorprendidos al ver que el Hernán conduciría un auto distinto al suyo.

El patrón abre la puerta del copiloto y sienta a Rodrigo ahí. Luego cuando el patrón se instala arranca la camioneta roja y parte.

Una vez fuera del fundo el patrón pisa el acelerador y llega a Santiago en menos de media hora.

Al llegar al hospital, Hernán ni se molesta en estacionar bien el auto.

-¡Ayuda! -grita hacia el hospital y unas enfermeras aparecen y hacen señas hacia adentro.

Unos paramédicos aparecen con una camilla y Hernán lo recuesta en ella.

-Díganos lo que pasó -dijo una doctora recibiendolos en la entrada mientras hacían correr la camilla.

-Tuvo un ataque de pánico y de la nada se desmayó -dijo Hernán tratando de conservar la calma.

-Dígame la edad del chico.

-Tiene 25 -dice Hernán a la doctora.

-¿Sabe si es hipertenso o diabético? -pregunta la doctora.

-No, el tiene una buena salud.

-Está bien, lo dejaremos en observación, le avisaremos cuando puede entrar -dice la doctora y se va.

Hernán; el patrón no sabía que hacer. No estaba dispuesto a sentarse a esperar pero sabía que no poseía muchas opciones.

Hernán comenzó a pensar en su madre; en doña Matilde. Hernán tomó su teléfono del bolsillo y llamó a la casa. El telefono sonó exactamente tres veces antes de que alguien contestara.

-Diga -responde doña Matilde.

-Mamá, habla Hernán.

-Hola hijo ¿Cómo estás? -pregunta doña Matilde con tono alegre.

El campesino y el patrón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora