Capítulo 14.

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Ambos chicos, desnudos y abrazados, se despiertan.

-Hola -dice Hernán.

-Hola -dice Rodrigo dándole un beso a su hombre.

El joven campesino se estira y se abraza más al patrón.

-Tengo hambre -dice Rodrigo.

-¡Ay! Ven para acá -dice el patrón tomando al campesino de la cintura para sentarlo sobre la suya.

-¿Que haces? -dice Rodrigo entre risas.

-Es que te ves muy tierno cuando tienes hambre.

-Maldito pervertido.

Ambos ríen y se envuelven en un beso, en la pasión, en la tranquilidad y en ellos mismos.

Rodrigo se echó sobre el pecho de Hernán.

-Heriberto dijo que ni te esforzarías por buscarme -dijo Rodrigo.

-No me lo dijiste.

-Estaba cansado y ebrio.

-Fueron solo dos shots -dice Hernán.

-Cállate, quiero pensar que estaba ebrio -dice Rodrigo.

-Está bien, prosigue -dice Hernán entre pequeñas risas.

-Dijo eso, pero yo sabía que no me dejarías, aunque por un lado pensé que quizá si lo harías.

-No pienses eso. Jamás -dice Hernán-. Vamos a comer.

-Sabes que no puedo comer sin haberme bañado -dice Rodrigo.

Hernán toma a Rodrigo de sus muslos y lo carga hacia la ducha.

Terminando de bañarse, Hernán le frota el cabello a Rodrigo con una toalla para secarlo.

-Termina de secarte, te haré desayuno. ¿Tostadas con huevo? -ofrece Hernán a Rodrigo.

-Cocinados con un poco de mantequilla -dice Rodrigo haciendo el gesto con los manos.

-Está bien -dice Hernan dándole un beso corto y se va de la habitación.

Rodrigo toma la toalla que quedó sobre su cabeza y siguió frotando para secarse el cabello.

Rodrigo siempre deja una ropa apartada la noche anterior para poder llegar y ponersela. Hernán le ayuda con eso.

Rodrigo ya vestido se coloca las botas y toma su bastón. Fue de mucha suerte que cuando fue raptado, Lucho rescató el bastón del joven.

Rodrigo baja las escaleras. Con ayuda del bastón va contando los escalones.

-...13; 14; 15... -va contando golpeando el siguiente escalón dos veces para saber donde pisar más o menos.

Hernán ordena la mesa para tomar desayuno y escucha los pasos de Rodrigo. 

-Ay, eso güele rico -dice Rodrigo localizando una silla.

Hernán lo ve y ríe por lo bajo.

-¿Qué? -pregunta Rodrigo.

-Te pusiste una de mis botas -dice Hernán.

-¡¿Qué?! -exclama Rodrigo.

Hernán se le acerca y desabrocha los botones de su camisa.

-Te abrochaste los botones mal -dice Hernán colocando los botones de la camisa en el lugar correcto.

-Vamos a comer, luego me cambio la bota -dice Rodrigo.

Luego del desayuno, el teléfono de Hernán comenzó a sonar mientras lavaba los platos.

-Ve quien es -dice Hernán.

El campesino y el patrón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora