Por un momento mi mente se queda en blanco, sin embargo logro recuperarme con rapidez.

–Soy Coralie, pero creo que Kais ya se encargó de presentarme–sonrío con cordialidad, de la manera en que siempre hago cuando conozco a alguien, ignorando por completo los erráticos latidos de mi corazón. Stephen se limita a sonreír.

–Creo que esto está un poco callado–dice Kais y enciende el equipo de sonido, Let me Love You de Ne-Yo  suena a través de los parlantes del equipo.

–Ughh odio esa canción–dice Kais con una expresión de desagrado.

–Pues a mí me encanta–dice Stephen con voz profunda mientras me mira detenidamente provocando que mi cuerpo se encienda como jamás lo ha hecho.

– ¿En serio? –dice Kais ignorando por completo el momento que compartimos Stephen y yo.

–Es muy interesante–susurra Stephen sin quitar su mirada de mí.

–Pues no sé, creo que la letra no me convence, ¿qué opinas tú Coral? –pregunta inclinando su cabeza, signo de curiosidad.

–Pues...eh...creo que es interesante–confieso diciendo lo primero que se me viene a la mente.

–Interesante opinión–se mofa Stephen.

Lo fulmino con la mirada.

–Creo que debería irme a dormir, es tarde y mañana debemos ir temprano a trabajar–digo mirando fijamente a Stephen.

–Ha sido un gusto conocerte Stephen

–Lo mismo digo

–Coral, quédate un ratito–me ruega Kais haciendo un mohín

–Lo siento Kais, sabes que necesito mis ocho horas de sueño–explico–Confío en que se divertirán aún más sin mí–sonrío y me dirijo a las escaleras que llevan a mi habitación mientras siento la mirada de Stephen hasta que desaparezco de su campo de visión.

Al otro día me despierto realmente temprano, tomo una ducha, despierto a Kais que se encuentra desparramada en el sillón con la boca abierta, luego de arreglarnos para el trabajo nos dirigimos a él.

–Te juro que no volveré a tomar en mi vida–admite Kais frunciendo el ceño.

–Creo que he escuchado ese juramento más de treinta veces...espera, fueron treinta y dos–digo riendo.

–Te odio–me dice Kais y camina más rápido alejándose de mí.

Suelto una carcajada, Kais es siempre así de sensible, le digo algo, se enoja y a los cinco minutos ya está de vuelta a mi lado riendo.

Camino hacia la barra mientras me ato el delantal a la cintura, cojo una libreta y al voltear choco con un cuerpo masculino, reconozco de inmediato el aroma y me congelo.

–Lo lamento, debo ser más cuidadosa–me disculpo con la mirada en mis zapatos.

–Fue mi culpa–dice Stephen sonriendo.

Le devuelvo la sonrisa y levanto la mirada, se ve tan guapo, se ha afeitado, huele a gel de baño y una colonia de aroma realmente masculina. Lo que no logro entender es la razón de su presencia en el club.

– ¿Qué haces aquí? –pregunto antes de darme cuenta que he hablado en voz alta.

–Trabajo aquí

–Ah–sonrío tímidamente–No estaba enterada.

–Eso es porque nunca has entrado a la cocina.

Frozen HeartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora