Stephen

Le he roto el corazón a una chica, me siento como una completa basura ahora mismo. Lo peor de todo, le he dicho que la he dejado porque estoy enamorado de otra, vaya manera de terminar una relación.

Durante estos días posteriores a mi ruptura con Kais no he podido dejar de pensar en Coralie, la veo a diario en el trabajo, veo como atiende las mesas, cómo otros hombres la miran con descaro sin que ella repare en ello.

La verdad es que no sé qué hacer, quiero acercarme a ella, pero temo que se sienta ofendida por hablar con ella después de haber roto el corazón de su mejor amiga a pesar de que le dije que no lo haría.

Mi parte egoísta quiere ir, poner ambas manos en su delgada cintura y besarla apasionadamente, pero sé que no puedo hacerlo, no es correcto, al menos no por ahora.

Esto es una completa mierda.

Luego de terminar mi jornada en la cocina del club, tomo las llaves de mi auto y me dirijo a mi departamento, tal vez debería comprarle algo a Coralie y cuando sea el momento acercarme a ella y dárselo.

Me doy una larga y relajante ducha, me pongo una camisa celeste y un pantalón de vestir color beige, lustro mis zapatos hasta que estos quedan brillantes, me pongo loción y me afeito, ya que en estos días no lo he hecho.

Mientras conduzco por la ciudad en busca del regalo perfecto para Coralie, recuerdo que el cumpleaños de mi padre está cerca, tal vez debería comprarle algo e ir a visitarlo.

No.

Estoy seguro que no perdonarán que me haya largado de casa cuando ellos me lo habían dado todo.

Enciendo la radio para escuchar algo de noticias, mis manos tamborilean en el timón mientras espero que la luz del semáforo cambie a verde, cuando veo a una chica delgada de cabello castaño riendo con un moreno de ojos verdes, se me congela el corazón en ese instante.

Estoy más seguro que esa chica es Coralie y ese es el chico con el que bailó aquella noche de San Valentín, quiero salir del auto y partirle la cara pero me contengo, sin embargo no puedo evitar el dolor que siento en mi pecho, es como si me golpearan repetidamente en el estómago hasta dejarme sin aire.

Manejo a una velocidad impresionante mientras las imágenes de Coralie riendo sin parar con ese tipo se reproducen constantemente en mi mente, no puedo creer que hace solo unas semanas ella me rechazara diciendo que no podía aceptar lo que sentí por ella pero ahora esté de lo más contenta con otro hombre, golpeo con fuerza el timón y me hago daño en las palmas de las manos, no me interesa, estoy furioso, si pudiera golpear a cualquier persona lo haría, en este mismo instante.

Me detengo en un bar de mala muerte, al que solía ir cuando pensaba demasiado en mi vida, abro la vieja puerta con furia, el olor a tabaco, alcohol y mujeres fáciles inunda mis fosas nasales.

Me siento en la barra y pido una cerveza helada, de inmediato siento como una mujer masajea mis hombros, giro la cabeza y veo a una despampanante rubia que me sonríe con coquetería, la dejo pasar, ahora no tengo tiempo para putas. La rubia es insistente así que se sienta a mi lado, cruza las piernas en un intento de que vea sus diminutas bragas, lleva un vestido negro ceñido que apenas le cubre las nalgas, lleva demasiado maquillaje para mi gusto, una de las pestañas postizas se le está despegando y su labial está corrido debido a quien sabe qué.

Acaricia mi brazo y cuando la miro se muerde el labio.

– ¿Qué dices si tú y yo vamos a un lugar mucho más excitante? –pregunta con voz seductora.

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⏰ Última actualización: Nov 14, 2016 ⏰

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