–Me dejó Coralie, me dejó.

Kais se encontraba al borde de la desesperación, no podía dejar de llorar, se me partía el corazón al ver a mi amiga en ese estado, acaricié su hermoso cabello rubio.

– ¿No te dijo el por qué? –pregunté secando sus lágrimas con un pañuelo.

–No...sólo...sólo dijo que éramos incompatibles y que no quería hacerme daño–suspiró pesadamente y echó a llorar con más fuerza.

–No te merece Kais, eres mucho para él–le di palmaditas en el hombro intentando consolarla.

–No...no, él era demasiado perfecto para mí, lo peor es que yo creí...creí que él era el indicado–su llanto era desconsolador, no sabía qué hacer para que dejara de llorar.

–Tal vez simplemente...no lo era Kais, tal vez esto debía pasar, tal vez tu otra mitad esté a la vuelta de la esquina–sonrío intentando consolar a mi amiga.

–O tal vez no–sus ojos están hinchados y rojos de tanto llorar, su rostro está empapado en lágrimas, pero aun así veo que es hermosa, ella realmente lo es, por dentro y por fuera, sé que merece a alguien que la ame de verdad y sé de sobra que Stephen no lo hacía.

Retiro un mechón de cabello rebelde de su rostro y procedo a limpiar sus mejillas con suma delicadeza. Ella me mira y posa su mano en la mía.

–Eres mi mejor amiga Coralie–su mirada se pierde en la pared. –Gracias por siempre estar a mi lado.

–Lo mismo digo–no sé el por qué, pero una sensación de ira se apodera de mi ser.

El lunes volvemos al trabajo, Kais se ve más apagada de lo normal, su rostro no muestra muchas emociones como suele hacerlo habitualmente pero está mejor desde el día de la ruptura, sé que lo superará, ella es así de fuerte.

El día pasa sin ningún incidente, atiendo a los molestos miembros del club, lidio con algunos pervertidos que creen que el dinero atrae a todas las mujeres y al final de la jornada, estoy exhausta, me duelen mucho los pies.

Al llegar a casa compruebo que Kais aún no ha llegado a casa, lo cual es raro ya que su turno acaba unos diez minutos antes que el mío, me tiro en el sofá, me saco las zapatillas y suspiro, extraño mucho a mis hermanos, en especial a Millan, ese pequeño es mi perdición, es tan tierno y cariñoso, para mi sorpresa también extraño a Sarah, me gusta su sarcasmo y su actitud rebelde.

Sin Kais aquí el pequeño departamento se siente demasiado solitario, no me imagino viviendo sola, antes solía hacerlo pero sé que ahora no podría soportar estar sola. El sonido de mi celular me saca de mis pensamientos.

En la pantalla aparece el nombre de Luc, dejo que suene unas tres veces más y finalmente contesto.

Hola preciosa–su voz es seductora pero no causa ninguna emoción en mí.

–Hey, tú–respondo sin ninguna emoción.

–Me preguntaba...–hace una pausa y escucho como toma una pequeña bocana de aire. – ¿Te gustaría ir al cine?

–No lo sé, ¿tú quieres?

Oh dios mío, no puedo creer que sea tan idiota como para preguntar eso.

Escucho como ríe a través de la línea.

–Ah Coralie, eres la chica más dulce que he conocido–su voz adopta un tono extraño.

–Mmm, gracias supongo.

–Entonces, ¿Aceptas? –pregunta con cierta incertidumbre en su voz.

No sé qué responder, obviamente creo que Luc es lindo y todo eso, pero no sé qué crea él si acepto su invitación.

– ¿Saldremos como amigos? –suelto sin pensar.

Oh, Hell No.

–Por supuesto–carraspea. –Al menos que tú quieras que salgamos como algo más, como en una cita–ronronea.

– ¡No! –exclamo. –Quiero decir, solo como amigos–se ríe estruendosamente.

–Oh Coralie, eres un regalo–hace una ligera pausa–Entonces, ¿te paso a recoger a tu casa a las siete, mañana?

–Claro.

–Bien, dame tu dirección.

Luego de brindarle la dirección del departamento y después de una larga despedida, la llamada finaliza.

La puerta se abre y Kais aparece con los ojos hinchados y el rímel corrido.

Se tira pesadamente en la alfombra con un cigarro en la mano y sé que algo no anda bien, porque nunca la he visto fumar.

– ¿Qué es lo que pasa? –pregunto preocupada.

–Pues le pregunté a Stephen la razón de nuestra ruptura y no me lo quiso decir–le da otra calada a su cigarro.

–Tal vez tenga sus razones–se ríe sin una pizca de humor.

–Al final lo convencí, me dijo que estaba enamorado de otra–el humo que sale de su boca me asfixia tanto que tardo unos minutos en procesar lo que acaba de decir.

– ¿Enamorado...de otra? –pregunto incrédula.

–Sip, me pregunto quién será la perra–trago saliva.

Oh, rayos, esto no está pasando.

No sé por qué pero sé que se trata de mí, antes creía que me había olvidado, pero luego de sentir su mirada sobre mí durante toda la cena de Acción de Gracias, me he dado cuenta que todo éste tiempo he estado equivocada.

–Kais–le quito el cigarro y me fulmina con la mirada. – No puedes seguir así–se levanta bruscamente.

– ¡¿Por qué no?! –grita y veo como las lágrimas se forman en sus ojos.

–Porque ni siquiera estuviste una semana con él Kais, debes calmarte un poco–me levanto para estar a su altura.

–Es fácil para ti decirlo, nunca has sufrido por amor–un nudo se forma en mi garganta y bajo la vista al suelo.

–Lo siento Coralie, no quise decir eso.

–No importa–intento sonreír pero no puedo.

–Coralie, te prometo que intentaré...calmarme, tienes razón, estoy haciendo un problemón por alguien que no vale la pena–toma mi mano y le da un apretón en un intento por reconfortarme.

–Bien–ambas reímos sacando toda la tensión de nuestros cuerpos.

–Me veo horrible, ¿no? – retira un mechón de cabello rubio de su nariz.

–Pareces Morticia–bromeo.

–Calla niña genio–me da un empujón. –No puedo creer que haya gastado mi dinero en una cajetilla de ésta porquería–dice mirando al suelo.

–Tu siempre gastas dinero en cosas sin sentido–me fulmina con la mirada pero una sonrisa se asoma en sus labios.

–Te odio–dice antes de abrazarme fuertemente.

–Y por eso eres mi mejor amiga–susurra.

Frozen HeartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora