El sonido de pequeños pasos me despierta, la puerta de mi habitación se abre de golpe y un niño de cabello castaño y hermosos ojos avellana se tira encima de mí con un osito de peluche.
–El señor Huellita te dice hola–dice mi pequeño hermano agitando la mano del oso en señal de saludo.
Millan es mi hermano menor, tiene siete años por lo que algunos dientes ya han desaparecido esperando ser sustituidos por otros más grandes y más fuertes.
–Hola señor Huellita, es un placer tenerte de vuelta–agito la mano saludando al señor Huellita.
–Coralie, Sarah dice que debo dejar de usar al señor Huellita porque ya estoy muy grande–frunce el ceño y me da una mirada de cachorrito.
–Eso no es cierto, puedes quedarte con el señor Huellita hasta que te canses de él–le revuelvo el sedoso cabello.
–Es muy grande para tener osos–dice mi hermana desde la puerta, viste un pequeño pijama de besos y unas pantuflas de conejito.
Su cabello, castaño claro como el mío luce brillante y sus ojos café oscuro brillan con intensidad, Sarah tiene catorce años pero siempre se ha comportado como si fuera tres años mayor, siempre viste y habla como adulta, ha tenido más de cuatro novios a pesar de su corta edad y no le da vergüenza hablar de sexo como a mí, a menudo la regaño por su lenguaje pero ella ni siquiera me escucha.
– ¡No es cierto! –grita Millan con su pequeño rostro contraído por la ira.
– ¡Si lo es! –responde Sarah sacando la lengua.
– ¡No!
– ¡Sí!
– ¡No!
– ¡Sí!
– ¡Cierren la boca! –dice Kais irrumpiendo en la habitación dándole con el trapo de limpiar la cocina en la boca a Sarah.
–Loca–murmura Sarah.
– ¡Sarah! –digo reprendiéndola.
–Escucha niña con hormonas alborotadas, tienes exactamente cinco segundos para salir corriendo antes de que te estrangule.
Sarah la mira desafiante.
–Uno–comienza a contar.
–Dos–Sarah cruza los brazos y se apoya en la puerta.
–Tres–Kais se acerca y Sarah sale corriendo, Kais suelta una carcajada.
–Mocosos–dice entre risas, Millan la mira fijamente.
–Boo–le dice Kais provocando que Millan salga corriendo justo detrás de su hermana.
–Estás loca–suelto una carcajada.
–Bueno pero al menos se fueron, tú no tienes la capacidad para dirigirlos bien, eres demasiado blanda con ellos.
–Lo sé, es que no puedes decirles que no a ese par de caritas hermosas–Kais rodó los ojos.
–Blandengue–me acusa señalándome con el dedo índice.
–Sólo con ellos– sonrío.
–Ya sal de esa cama Coral, debes preparar la cena, yo cuidaré a los mocosos–suspira.
–Créeme que preferiría cuidar a mis hermanos que cocinar–suelto un bufido.
–Calla y sal de ahí de una buena vez.
–Lo que usted diga señora.
–Cierra la boca, tu humor no me gusta–explica Kais antes de salir de la habitación.
Siete horas después, el pavo está listo, al igual que la ensalada y el puré de manzana, me seco las manos y sonrío con suficiencia.
–Bueno, mi trabajo aquí está hecho–me digo a mi misma.
–Rarita–dice Sarah dándome un susto de muerte.
–No sabía que estabas aquí–digo con la mano en el pecho.
–El aroma llega hasta mi habitación, así que decidí bajar a averiguar–se encoge de hombros y coge una cucharada de puré, le golpeo la mano provocando que la cuchara caiga de nuevo al pocillo.
–No debes tocar nada antes de la cena, recuerda–me fulmina con la mirada y se aleja indignada.
Me echo a reír, mi hermana es un caso especial. Me quito el delantal y subo corriendo las escaleras, consciente de que solo tengo dos horas para ducharme y arreglarme.
Demoro una media hora en ducharme y una en maquillarme y cambiarme, al verme al espejo me sorprendo, esa que está ahí no soy yo, me veo tan diferente, creo que me he pasado con el maquillaje, sin embargo siento una pizca de curiosidad por ver la expresión de Stephen en cuanto me vea, aparto esos pensamientos de mi mente, ni siquiera sé porque pienso en él cuando sé que es de mi amiga. Me aliso los pliegues del vestido y aparto mis rizos.
Luego bajo con cuidado cuando tocan el timbre.
–Ya va–abro la puerta y ahí está, tan guapo como siempre, su mirada recorre mi cuerpo lentamente pero cuando se da cuenta de que lo he pillado, aparta la vista con un ligero sonrojo.
–Hola–se acomoda el cabello ligeramente.
–Eh...hola–digo con la mente en blanco, lo observo con detenimiento, lleva vaqueros y una camisa azul que le queda muy bien, se ve tan tentador.
–Pasa–digo finalmente tragando saliva.
–Vaya, huele muy bien–avanza hacia la pequeña salita y se sienta en el sillón pequeño.
–Gracias–sonrío de manera cordial, él me devuelve la sonrisa con un ligero brillo en sus ojos.
–Llamaré a Kais–anuncio antes de subir las escaleras, él solo asiente y su mirada se concentra en las fotos que se encuentran colocadas en una vitrina.
–Toc, toc–entro y me quedo con la boca abierta, Kais se ve incluso más llamativa que yo, lleva un vestido negro ceñido que apenas le cubre el trasero, tiene una escote que dejaría a cualquier hombre con la boca abierta, nada que ver con mi vestido anticuado y pasado de moda, y yo realmente creía que mi vestido impresionaba, que tonta, ya veo porque Stephen se ha olvidado tan rápido de mí.
– ¿Qué te parece? –pregunta Kais con su cabello rubio perfectamente rizado hasta la cintura.
–Estás...bueno...hermosa–no puedo evitar sentirme mal, al lado de mi mejor amiga, no soy competencia, ni siquiera sé porque me comparo con ella, se supone que Stephen no me interesa.
–Gracias, ¿qué venías a decirme? –pregunta aplicándose brillo labial color rosa palo en sus labios llenos.
–Eh...claro...Stephen está abajo esperándote–el brillo en los ojos de Kais me indica que está emocionada.
–Vamos entonces, no quiero hacerlo esperar.
Cuando llegamos a la sala, Millan se encuentra interrogando a Stephen y Sarah lo mira con odio y fascinación a la vez.
– ¡Coralie! ¡Stephen es chef! ¿A qué es genial? –pregunta Millan con euforia. El sueño de Millan es convertirse en el chef más famoso del mundo, dice que hará hasta lo imposible para lograrlo, amo a mi hermano pero no sé si podré pagar sus estudios.
–Es genial–le revuelvo el cabello.
–Hola bebé–dice Kais con sensualidad.
Stephen la mira pero en sus ojos no hay emoción alguna, le sonríe ligeramente y le besa la mano.
–Estás preciosa Kais–la toma de la cintura y le da un pequeño beso.
–Gracias.
–Creo que es hora de cenar–anuncio.
La cena transcurre sin percances, todos dan las gracias por algo en específico y hablan sobre lo magnífica que está la cena, Kais no le quita a Stephen los ojos de encima, estos brillan con intensidad y sus mejillas no dejan de tornarse sonrosada cada vez que él la mira, cosa que no ocurre muy seguido, observo a Kais durante toda la velada y me doy cuenta de algo, mi amiga está enamorada por primera vez, pero al parecer su novio no siente lo mismo.

ESTÁS LEYENDO
Frozen Hearts
RomanceCuatro letras, amor. ¿Qué es el amor? Algunos dicen que el amor es compartir, que el amor es dar todo de ti sin esperar algo a cambio, que amar es sentir que vuelas, que al amar te sientes completa, que el amor no es egoísta, no es temeroso, que el...