Capítulo 21

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– ¡Estaba sumido en una oscuridad Sara!, ¡me enviaste a la oscuridad!–grita frustrado golpeando el estante de los libros aunque realmente no ha movido nada.


–no sabía que mama vudú te enviaría allí... pensé que...


Allí se encuentra Sara discutiendo con Stefan de pie en medio de su habitación ya que él la culpa por haberle fallado en su promesa pero él también le había fallado ella ¿no? pero al parecer él no lo ve de esa forma. «Se hubiera ahorrado todo esto si hubiera sido sincero pero no, no tiene por qué juzgar» pensó.


–Y ¿bien?, ¿no piensas decir nada?–dice mirándola detalladamente.


– ¡No!–chilla para salir de allí sin antes tirar aquella puerta. Ya en el pasillo se encuentra con su madre con Susy en brazos, Sara evito mirarla pero aun así supo que fruncía el ceño desconcertada de su actitud pero no interesa no ahora...



Sara está en un bar llamado Bar 45 con letras de neón solo en el cuarenta y cinco en números «un nombre muy sureño» pensó en uno de los tantos asientos solos de la barra, entre sus manos cerveza en un gran tarro de vidrio que nunca se molestó en comenzar, ella realmente no frecuenta esos lugares ni tampoco toma ese tipo de bebidas, pero supo de buena mano que Erik da pequeño conciertos aquí, mira su reloj de muñeca y son apenas las seis de la tarde ese día decidió faltar a su clase de defensa personal. Necesita asimilar todo a su alrededor y lo que había sucedido en el pasillo del Collins por eso antes de llegar al Bar fue con mama Vudú para entender más pero esta la dejo con más dudas ya que esta le dijo que esa alma volvió y callo a la "Oscuridad" para liberarse, para pagar su completo error, y no se ira. Si de este hechizo que es uno de los más fuertes que hay volvió ningún otro lo desaparecerá...


– ¿Qué hiciste Stefan?


–Pensé que no vendrías–dice sentándose a su lado allí Sara le dedica una sonrisa apenada.


Allí se encuentra Sara mirando a Erik sobre el pequeño escenario de ese bar, canta para unas sesenta u ochenta personas que realmente no le prestan atención a su voz ni a su música, solo a los tarros de cerveza espumantes que ahogan sus penas o charlándole a extraños sobre lo mal pagada que son sus vidas. Mientras ella sentada ahora en una mesa, cerca del pequeño escenario, esta siendo torturada por él, por su mirada pesada, que de vez en cuanto la hace sentir tan incómoda como nadie en este mundo, como esa mirada verdosa la examina e inclusive podría leer sus pensamientos ¿locura? Sí, pero aun así podría gritarle que se largara pero no, no tiene ese valor, mientras él allí sentado frente a ella sin decir nada, jugando con el tarro de cerveza a medio beber de Erik que ha dejado antes de subir al escenario. Stefan trata de tocarlo Sara nota con suma curiosidad como su dedo traspasa aquel tarro una y otra vez. « ¿Porque todo es tan complicado y confuso e incómodo?» pensó apartando la mirada de él para mirar aquel acto de aquel chico que se le ve tan sumido en su canto, su voz es tan cálida pero a su vez desafiante en cada nota de aquella canción que se puede decir que le va como anillo al dedo a la atmósfera del bar, con unas miradas y sonrisas por parte de Erik supo que es lo que debe hacer encarar y no caer en el error de antes.....



Allí esta Sara caminando hacia su casa Erik se ha había ofrecido a llevarla pero esta se negó. Ella sigue siendo perseguida por un Stefan con mirada fría y un silencio sepulcral, muy extraño en él pero claro supuso que sigue molesto. Ya muy tarde, las once de la noche al parecer las calles están totalmente a sola así que apresuro su paso, al cruzar la siguiente acera se detiene para girarse sobre sus talones y mirarlo caminar a unos cuantos pasos de distancia con su mirada a gachas como si meditara.


–Tú hiciste algo malo para caer en la oscuridad ¿verdad?–dice quitándose las botas y medias esperando una respuesta cosa que nunca llego, es como si la ignorara– muy gracioso–dice irónica mientras lo señala ya que él esta acostado en su cama mirando el techo azul–me estas ignorando como yo te hice ¿no?– mientras abre la gaveta de la cómoda donde guarda su pijama, notó como Stefan gira sus ojos y suspira cansadamente–bien ignórame–dice tomando su pijama y entrando al baño sin antes azotar la puerta.


Stefan bajo su mirada al sentir como Sara azota la puerta «no te pondré las respuestas de tan fácil alcance» pensó.



Al siguiente día Sara al despertarse y hacer su ritual diario como lo es estirarse, ducharse, lavarse los diente, vestirse, arreglar sus libros en su bolso mientras oye la radio de la emisora local.


–Ahora me iré–dice mirándose al espejo arreglando sus cabellos y ropa pero no oye respuesta alguna–bien me gusta tu actitud esta mañana ¿he?–Stefan rueda los ojos allí acostado en la cama cosa que Sara noto gracias al reflejo del espejo– bien...


Allí se encuentra Sara sentada en una de esas mesas en el comedor del Collins escuchando las charlas de un par de amigas y de Erik mientras ella mira por la ventana comiendo distraída su yogurt de fresas pensando «¿qué harías para morir y más aún haber caído en la oscuridad Stefan?» sin dejar de fruncir el ceño.


Ya se encuentra Saliendo del instituto Collins, los rayos del sol acaricia la piel de Sara que comienza a alejarse de la entrada de aquel instituto, caminando lejos de todo. Ya en la avenida luego de rechazar el aventón de su amiga Gabriela y de Erik decide tomar un taxi hacia su empleo «que hoy seria agotador» pensó.


Ya en la cafetería Saludó a la Sra. Woods y Judd la cocinera para luego colocarse su delantal blanco y comenzar su día. Luego de servir veinte mesas como mínimo ya está agotada decide ir a la cocina y tomar un vaso de agua bien fría y volver a su labor.



–¿oh ni un saludo?– dice Sara con tono amable e incluso con un toque cómico cerrando la puerta de su habitación lanzando su bolso al suelo y quitándose los zapatos–bien....–dice caminando descalza hacia su tocador–hoy para tu información fue un día agotador en la cafetería–aún seguía el silencio–más complicado aún teniendo tantos labores del Collins ¿pero sabes algo?– aún más silencio, mira frunciendo el ceño el reflejo del espejo del tocador mientras ella se quita sus joyas ve a Stefan mirando a la ventana «IGNORANDOLA»– no me importa si me ignoras Stefan ¿sabes el por qué?–silencio–¡¿por qué eres tan idiota!?– más silencio eso hizo que Sara soltara un gruñido para luego salir de su habitación sin antes cerrar la puerta.


–Al fin paz– dijo volviéndose a dejar caer sobre la cama–paz y tranquilidad– mirando el techo azul mientras deja su mente vagar a aquellos días que sin saber se convertirían en el último.


SÁLVAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora