Capítulo 29

14 4 5
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


A la mañana siguiente se encuentra Sara en el auto de Anna esa mañana han madrugado ya que se dirigen a las afueras de Blacksburg. Todo el trayecto es en silencio incomodo ya que todos en el auto saben a dónde irán, Sara solo se dedica a mirar por la ventana, mientras puede oír de la parte trasera del auto los grandes suspiros de Stefan cosa que ella también imito.


Cada vez el viaje se hace más y más largo la mente de Sara no para de crear situaciones con las que se encontraría cuando llegaran allí eso hace crecer más su nerviosismo. Gira su rostro para encontrarse con una Anna concentrada en el camino libre de autos, su mirada viajo a las manos de esta y nota como estas se aferran fuertemente al volante poniendo sus nudillos pálidos por la fuerza empleada, miro sus labios finamente juntos, por un momento se hizo preguntar como seria su cara en ese momento para que aquella mujer le dedicara una sonrisa dándole a entender que no debía de preocuparse y disfrutara el paisaje...



Luego de varios minutos de carretera allí están todos bajando del auto Sara no dudo ni un segundo mirar el rostro de él es un auténtico poema al igual que su madre.


–Hemos aquí–dijo Anna en suspiro cansado caminando con los documentos del caso en sus manos hacia aquel local que más bien funciona o funcionó como Night Club.


Aquel local está cerrado y con cintas amarillas policiacas de "No Pase Escena Del Crimen" que cubren la entrada Sara al mirar aquella fachada no dudo en fruncir el ceño mientras mira a un Stefan allí a su lado haciendo la misma expresión que ella.


Los siguientes minutos Sara y Anna se dedican a inspeccionar las afueras de aquel lugar, Sara se ha acercado para mirar mejor aquel sitio inclusive se acercó a las ventanas para ver el interior pero no se ve nada ya que todo está a oscuras, tratando de limpiar un poco el cristal de la ventana ya que parece que no las limpian desde hacía mucho cuando es sobre saltada con un susurrar...


– ¿No te es familiar?– este acto la hizo parpadear para luego girarse y encontrarse con un Stefan de brazos cruzados, mirada expectativa.


–No... hagas... esto... gracias–dice entre dientes.


–pero dime ¿te he es familiar?– insiste.


– ¿estás loco?, claro que no... nunca he venido aquí– dice girándose para mirar aquel local.

SÁLVAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora