Becca y Alex, los hermanos Miller, nunca se han enamorado. Ellos guardan un secreto que solo ellos conocen. Y tienden a romper el corazón a los demás. ¿Que pasará cuando los mellizos Owen sean sus nuevos vecinos? ¿Les será fácil guardar el secreto y...
- Bueno, ¿es grande el apartamento? - Preguntó mi hermano.
- Claro, no lo he visto pero eso me dijeron vuestros padres. - Reapondió Sofia.
- ¿Tiene televisión, verdad? - Preguntó mi hermano mirando fijamente a Sofia.
- Si, tranquilo podrás incharte a maratones de televisión. - Respondió Sofia riendo.
- Menos mal, ya estaba preocupado por ello. - Dijo Alex.
- Hay hermanito...Solo piensas en tu televisión. - Respondí negando con la cabeza divertidamente. Ellos dos solo rieron por mi comentario.
- Hay, Becky. - Dijo mi hermano divertido.
- Chicos. - Nos llamó Sofi.
- ¿Si? - Preguntamos Alex y yo al unisono.
- No me copies. - Volvimos a decir al unísono. Alex y yo nos miramos y reímos.
- Esta es vuestra nueva casa. - Nos dijo Sofia señalando una casa que teniamos en frente.
Bien. Ahora es cuando os explico todo el rollo de como es la casa. Si solo pudiera utilizar un adjetivo sería: Enorme. La casa era gigante.
《Eso ya lo has dicho cariño》
Callate, tonta.
Já. Gané a mi coinciencia. Becca 1 Conciencia 0. Como decía.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La casa era muy grande como he dicho por tercera vez y era blanca. Tenia 2 pisos. Se podía ver como había un ventanal en el primer piso que daba a la sala. En el segundo piso había dos balcones, supongo que de las habitaciones. La pequeña reja que teníamos delante nos separaba de un grande y bonito jardín. El jardín tenía una piscina muy bonita al costado izquierdo del jardín y a la derecha había un árbol. Debajo del árbol había una banca de madera blanca. En verdad papá se había gastado mucho dinero. De todas maneras nos sobraba. Una cosa que me gustaba mucho de mi padre es que cuando empezó a ganar mucho dinero no dejó de ser cariñoso con nosotros y no se dejó llevar por la fortuna, como les pasaba a muchos.
- Wow. - Dijimos mi hermano y yo.
- Papá se ha gastado mucho dinero en esta casa. - Dije.
- Tienes razón. - Dijo Sofia.
- Lo que me recuerda que tenemos que llamar a papá y a mamá. - Dijo mi hermano.
- Después de desempacar y ver el interior de la casa. - Dije.
- Becca, ¡tienes que invitarme a venir aqui! Es maravillosa vuestra casa. - Dijo Sofia alucinada.
- Claro. - Dije guiñandole el ojo.
- Chicos, mi casa es esa de ahí. - Dijo Sofia señalando una casa igual a la nuestra. Era como un vecindario con casas iguales. Todas eran muy caras. Pero se distinguían por el jardín.
