Love don't die. [Larry Stylinson][Alternativa][Stubborn Love]

Prólogo.

[Antes de que empiecen a leer, esta es la segunda parte de una novela llamada Stubborn love. Para aclarar las dudas.]

"Te amo. Sin pensarlo, sin medida, sin cordura. A todas horas, cuando te enojas incluso cuando no estás. Te amo. Sin preguntas, sin lógica, sin cuidado. Te amo. Tan simple como escribirlo, tan complicado como nosotros."

Dejo el papel sobre su tumba. Bien doblado, bajo el florero para que cuando sople el viento no se vaya con él. Meto las manos en mis bolsillos cuando me levanto, observo su lápida. A pesar de todo el tiempo que ha pasado, aún lo recuerdo y es doloroso, más que antes, incluso. Aún así, ese dolor es algo, que con el tiempo, se volvió gratificante. Ése dolor, es el constante recuerdo de que estoy vivo, y de que realmente, él también lo estuvo.

Inhalo el olor a césped mojado, el olor a lluvia.

El invierno solía ser mi estación favorita del año; me encantaba ver la nieve caer en pequeños fragmentos de agua congelada sobre los autos, al igual que la lluvia, el cómo rociaba el suelo, el olor a tierra mojada. Me gustaba todo eso, sin embargo, ahora aquello me recuerda a Louis, cada mínimo detalle del invierno me recuerda a él. Intento no pensar en ello, aún así es más complicado de lo que esperaba.

Miro su lápida por última vez, antes de girarme e irme al auto.

Una vez allí espero que el dolor me llene como el oxígeno, tal y como siempre pasa cada vez que vengo a visitarlo, pero esta vez, no sucede. Sólo está esa clavada en mi pecho que siempre hace presencia desde que Louis me dejó, pienso que es porque se llevó la mitad de mi alma y esa clavada me lo recuerda siempre.

Miro el parabrisas, la luces encendidas reflejándose en el camino unos centímetros más adelante, la lluvia empieza a hacerse presente en el vidrio con pequeñas gotas que lo ensucian, sin embargo, el dolor no llega, a pesar de que espere.

Un brote de esperanza aparece; quizá, ya estoy listo para dejarlo ir, esta vez por siempre. Aún así, mi lado masoquista nunca estará preparado para eso, ese lado siempre se negará a dejarlo ir, ese lado me aferra a sus ojos azules, sus sonrisa deslumbrante y su piel bronceada. Me aferra a sus recuerdos y su perfume.

El brote desaparece.

Enciendo el auto haciendo ronronear el motor, miro el cementerio como muchas otras veces lo he hecho.

—Te sigo amando intensamente, Boo.

Y por alguna extraña razón, una sonrisa aparece en mi rostro cuando pronuncio esas palabras en un susurro que pronto se perderá con el viento. Arranco el auto devuelta a la cuidad antes de que la sensación de pesadez me invada y me sea difícil respirar.