—Bien, y con eso concluimos.— un murmullo de felicidad rotó por el aula. El profesor esbozó un sonrisa.— espero que tengan unas buenas vacaciones de invierno. Pueden retirarse.
El aula fue una serie de ruidos. Sillas arrastradas, mochilas puestas al hombro, sonidos de celulares, murmullos de conversaciones que pronto se convirtieron en gritos y risas. El profesor sonrió ordenando sus cosas que se encontraban en el escritorio negro. Tomó todo lo que era suyo guardándolo en un maletín de cuero café, un regalo de uno de sus mejores amigos para su cumpleaños. Miró el aula en busca de alguna cosa olvidada, sin embargo no encontró nada interesante, por lo que abandonó la sala con paso petulante en sus viejas botas cafés, cerrando la puerta tras de sí.
Entró en la sala de profesores, sonriendo a su paso y saludando a cada maestro que se encontraba en el camino y con el que se llevase bien, dejó el libro de asistencia en el gran mesón de pino café claro, en su lugar preferido, cerca de la ventana, tomó asiento dejando a su lado el maletín café. Lo abrió, buscando algunas pruebas recientes que había hecho a su clase, dispuesto a revisarlas. Estaba tan sumergido en ello que no se dio cuenta cuándo llegó Angelina a su lado. La chica de cabello rubio carraspeó para llamar su atención.
—Oh, hola Angie.— dijo el profesor sonriéndole amablemente. Pudo ver que la joven mujer soltó un suspiro casi imperceptible. O eso creyó él.— ¿Cómo estás?.
—H-hola, Harry. Bien, gracias.— respondió la rubia. Tomó un mechón de se cabello enronscándolo nerviosamente en su dedo índice. Miró a Harry sonriente.— vamos con los demás a tomar un café en Starbucks, ya sabes.— movió la mano con desinterés.— para celebrar el último día de clases. Me preguntaba si querrías venir.
Harry meditó eso por un momento, le faltaban alrededor de cinco pruebas por revisar, colocar dieciocho en el libro, y anotar algunos datos, si iba ahora, luego no tendría tiempo para hacer nada más. Miró nuevamente a Angie, sin perder la sonrisa. Ahora la rubia estaba ligeramente sonrojada.
—En realidad, me encantaría.— contestó el rizado.— pero, debo terminar de hacer esto, antes de que el tiempo me tome por sorpresa. Lo siento.
—Oh, no importa.— la desepción de la rubia se hizo evidente en sus ojos, Harry se sintió mal.— supongo que para la próxima vez.
—Por supuesto, Angie.— contestó él. Miró de reojo al profesor de Química, quien no dejaba de observar a Angie, Harry sabía de ante mano que Dan, le gustaba la rubia profesora, por lo que se propuso hacer que se juntaran.— pero, creo que a Dan le gustaría salir contigo, ¿qué tal si lo invitas?.
Harry hizo un gesto con la cabeza, Angie miró nerviosa hacia donde se encontraba Dan, él le sonrió avergonzado.
—¿De verdad, lo crees?.— preguntó Angie, con un nuevo brillo en sus ojos miel.
—Lo creo, en serio.
—Gracias, Harry.
Angie se fue hacia Dan, moviéndose nerviosa, vacilante. El profesor de Química le sonrió y salieron juntos a la intemperie. Harry sonrió, al menos aún podía servir de cupido. Después de la muerte de Louis, Harry no había estado con nadie más, incluso cuando seguía conservando sus hermosos rizos, sus ojos verdes y sus encantadores hoyuelos, esas cosas que atraían tanto a mujeres como a hombres, sin embargo, no se atrevía a estar con nadie, porque él sabía que nunca podría amar a alguien más que Louis. Suspiró mirando los papeles en el mesón, en realidad, sí que tenía trabajo y era mejor que se pusiera en marcha si quería terminar antes de que anocheciera. Su celular vibró en algún lugar en el fondo de su gran abrigo de lana. Lo sacó con un movimiento experimentado, leyéndolo y sonriendo a la pantalla al ver de quién se trataba.
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Love don't die. [Larry Stylinson][Alternativa][Stubborn Love]
FanfictionAdvertencia: Vomitarás arco iris y gnomos del jardín. Puede darte hasta diabetes por el nivel de cursilería que contiene la novela. Harry, después de la muerte de Louis, se convierte en un profesor de literatura inglesa, enseñando en diferentes part...