Flashes. ( Jesús Oviedo )

- 5.

- Tú tranquila, tendremos cuidado. - Su rostro se tranquilizó después de asegurarle que todo iba a ir bien.

Me dedico una sonrisa de esas que tanto me gustan de ella, mire la hora y pensé si era mejor esperar un rato.

- ¿Quieres que nos vayamos ya? - La miré mientras se sentaba en el borde de un escalón cercando a donde estaba aparcado.

- Podemos esperar un rato si quieres. - Dirigió su mirada a la vacía carretera, donde el único ruido que podíamos escuchar era el de la autopista a varios kilómetros de distancia.

- ¿Volvemos a la fiesta? - Reí, lo dije en broma sabiendo que no tenía muchas ganas de volver a aquél ambiente.

- Ni de coña. - La vi reirse también. - Bastante por hoy gracias.

- Te prometo que en realidad son buena gente Thalia, si fueran gente peligrosa o extraña no te hubiera traído. - Después de aquellas palabras le dí un beso en la cabeza.

- Lo sé Jesús. - Me sonrió. - Pero no sé, ¿De verdad tú eras cómo ellos?

- Éramos adolescentes. - Dirigió su mirada a mí. - Tampoco he dejado de serlo, sólo que aprendes a madurar, hay cosas que toca vivir por experiencia, para sentir algo nuevo, pero es solo vivirlo, cuando quieres repetirlo una y otra vez entonces ahí está el fallo, deja de ser una nueva experiencia para ser un jodido fallo diario. - Hice una pausa para coger aire. - Pero no todo el mundo se acaba dando cuenta de ello.

- ¿Cómo... Dani?

- Desgraciadamente sí, él quiere seguir el fallo diario, yo sé que cambiará, estoy convencido que algún día cambie de opinión y deje todas las mierdas en las que está metido.

- Lo hará, se dará cuenta por todos los que estáis con él. - Me dió un dulce beso en la mejilla, yo sabía que a ella estas cosas le tocaban la fibra sensible, igual que a todos.

- Bueno, dejemos a mi hermano de lado. - Miré la hora. - Deberíamos irnos Thalia. - Me levanté de su lado y le extendi la mano.

- Mis padres me van a castigar por llegar tan tarde. - Me agarró la mano y se impulsó hacia arriba para levantarse.

- Hoy no, hoy te quedas a dormir conmigo. - Sonreí y tal como se levantó la acerque a mí. - Por favor. - Le acaricie la mejilla con el dedo índice de la mano y ella sonrió tímidamente.

- Está bien, está bien. - Se apartó un mechón de la cara.

- No te resistes a mí. - Le dí un pequeño beso cerca del lóbulo de la oreja y dirigí mi mirada a la calle. - Vamos.

[...]

Los dos empezamos a caminar hacia donde tenía la moto, llevaba desde los 14 pensando en que de mayor me gustaría tener un coche, conducir, o algo parecido.

A los 16, mis padres me dejaron empezar a estudiar para sacarme el carnet de moto, junto con los estudios creían que me lo merecía, era un buen estudiante y porque no decirlo, lo tenía todo.

Llegamos y saqué las llaves, las puse y me monté el primero, seguida de mí, Thalia fué detrás y se agarró antes de que arrancara.

Cogimos la carretera para volver a casa, estaba bastante oscuro y lo único que iluminaba las calles era la luz de la moto, no había apenas nadie, se podía apreciar algún que otro coche aparcado en la acera y las casas más bien poco iluminadas.

- Jesús, ten cuidado.

- Thalia, voy a la velocidad mínima que se puede ir, relajate enserio. - Cogimos la autopista para llegar antes a casa.

En la autopista se notó que había más tráfico, no algo exagerado pero sí más que en el pueblo donde estábamos.

En un tramo de carretera donde no había nadie, aumente un poco la velocidad ya que parecía que iba pisando caracoles.

- Tendrías que bajar la velocidad. - Noté como sus pequeñas manos se aferraban a mí con fuerza.

- Tienes miedo? De verdad, confía en mí. - Me giré un segundo para mirarla. - Te lo prometo.

- ¡Jesús, el coche!

Después de un destello, todo se volvió oscuro.

Aquí os traigo otro capitulo!

¿Con que palabra definirías mi novela? ( Sólo 1)

¿Invierno o verano?

¿Cuantas veces habéis visto a los gemelos?

Espero vuestras respuestas y votos, sobretodo comentar lo que os ha parecido, no cuesta! Un besazo.