Lily miró con éxtasis al bebé que dormía en sus brazos. Era una belleza. Se le encogió el corazón al ver lo pequeño y perfecto que era, no podía dejar de mirarlo. Había llegado de repente. Para cuando llegaron al hospital ya había dilatado bastante. Todo había ido bien y el niño había nacido a las nueve y media de la noche, con un peso de dos kilos setecientos gramos.
Gianluca había estado increíble durante la dilatación y el parto; una torre de fuerza y ánimo. Había sabido exactamente cuándo sujetarla, frotarle la espalda o susurrarle palabras de ánimo al oído. No se había apartado de su lado hasta hacia unos minutos, cuando ella le había pedido que telefoneara a su abuelo.
La puerta de la habitación se abrió y ella alzó la mirada, esperando ver a Gianluca. Pero era el medico.
-Veo que el bebé ya ha mamado un poco -dijo-. Eso es bueno. Es fuerte para su tamaño. Pero me temo que tengo que molestarlo para tomarle una muestra de sangre.
-¿Para qué? -preguntó Lily, suponiendo que sería una prueba rutinaria-. ¿Tiene que hacerlo ahora que está dormido?
-Creo que es mejor averiguar cuanto antes si ha heredado el poco frecuente grupo sanguíneo de su padre -contestó el medico, hablando como si Lily supiera a qué se refería-. Con treinta y seis semanas de gestación no hay por qué esperar problemas -siguió-. Pero dadas la circunstancias es prudente saber qué tipo de sangre tiene.
-No entiendo de qué me habla -Lily abrazó al bebé, protectora.
En ese momento Gianluca regresó y ella lo miró con expresión de pánico.
-Estaba explicándole lo de tu grupo sanguíneo -le dijo el medico a Gianluca.
-No me ha explicado nada -Lily miró de un hombre al otro angustiada-. ¡Sólo que debíamos averiguarlo por si algo iba mal!
-Sólo es una precaución -dijo el medico sentándose a su lado y poniendo los utensilios necesarios en una pequeña bandeja, en la mesilla.
-¿Por qué no me hablaste de esto? -Lily miró a Gianluca acusadora, manteniendo al bebé fuera del alcance del medico.
El se quedó quieto como un palo, con expresión inescrutable, pero Lily conocía la respuesta a su pregunta. No se lo había dicho porque no creía que el bebé fuera suyo.
-Estoy seguro de que no quería preocuparte -dijo el medico-. Es improbable que el bebé lo haya heredado.
-¿Y si lo ha hecho? -preguntó Lily con miedo.
-Bueno, como ya habrá visto, su marido es fuerte como un toro. Solo seria un problema si necesitara una transfusión de sangre.
-¿Qué ocurriría entonces? -presionó Lily.
-Es más difícil encontrar un donante. Por eso queremos estar preparados, para evitar sorpresas innecesarias -se levantó y apartó la mantita que cubría al bebé-. Si lo sujetas, acabaremos enseguida.
-¿Y si no encuentran el tipo de sangre necesario? -preguntó Lily, cada vez más asustada. Todo le parecía complicado y preocupante.
-No hay razón para creer que vayamos a necesitar hacer una transfusión -afirmó el medico-. Pero, si fuera así, la encontraremos. Es solo que tal vez habría que pedirla.
Lily inspiró con fuerza y puso el bebé en su regazo. Cuando la aguja atravesó su frágil piel, abrió los ojos con horror. Un momento después abrió la boca y empezó a llorar. Lily abrazó a su hijo, temblorosa; era insoportable verlo sufrir.
-Llevaré la muestra al laboratorio -dijo el medico, marchándose.
-Lily... yo... -Gianluca estaba cerca de ella, pero no lo miró. Por primera vez, le pareció oír duda en su voz, pero en ese momento ella sólo tenia ojos para el recién nacido.
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En Venecia Con Amor/ Gianluca Ginoble
FanfictionEl magnate implacable y su amante embarazada tendrían un matrimonio... De conveniencia. Historia adaptada