Capítulo 7: EL MOMENTO.

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Cantaba mientras avanzaba por el highway, estaba agotada, necesitaba saborear comida, necesitaba calentarme, necesitaba apoyo, necesitaba a mi familia, necesitaba muchas cosas, tantas que me estaba dando por vencida, me eché en el suelo y ahí me quedé unas cuantas horas hasta quedar dormida.

Al despertar un extraño me observaba fijamente, me asusté tanto que no salió ni una palabra de mi boca cuando quise hacerlo, me levantó del piso y entre sus brazos me llevó a los asientos traseros de su automóvil, quise alejarme, me puse paranoica, pues no iba a confiar en nadie más, pero necesitaba ayuda y al ofrecerme su chaqueta y algo de comer no dudé en calmarme.

– ¿Te pasó algo? –preguntó frotando su cabeza con las manos.

Algo avergonzada no contesté, luego de darle un mordisco al sándwich sentí intensos mareos que hicieron que dejara caer todo.

– Descuida, aquí tienes otro, cómelo, por favor, se nota que estás hambrienta– insistió.

Devoré el alimento en segundos, literalmente.

– ¿Necesitas que te lleve a un lugar?–cuestionó.

Afirmé con la cabeza –A mi casa, está en Mandarin.

– ¿Mandarin? Es a donde voy– resaltó.

Era como estar en el cielo, la solidaridad de ese chico me causó tranquilidad.

– Permíteme presentarme, mi nombre es Dylan Parker, soy de California, estoy en Florida gracias a mi nuevo trabajo como maestro de música en la universidad de Jacksonville, tengo 20 años, eso quiere decir que seré el profesor más joven de la institución. Viviré solo en una pieza de Mandarin, la verdad es que no planeaba conocer a mi primera vecina vagando desnuda por el highway. Tu turno–sonrió.

– Soy Hannah Blake, puedes llamarme Han o como gustes, tengo 18 pétalos–interrumpió con una carcajada, yo no veía lo gracioso, proseguí – toco el piano, podemos ser el dúo dinámico, supongo, bueno no, sólo fue un chiste y pues lo último que puedo decir de mi interesante vida es que estudio en el mismo lugar donde impartirás clases.

– ¡Vaya! es mucha coincidencia y bueno, tu nombre es hermoso, tus pétalos son pocos y claro que me gustaría lo del dúo, podemos reunirnos a practicar después de clases o mejor aún, toma clases conmigo, sería genial tenerte como alumna y amiga a la vez– manifestó.

– Lo pensaré–dije dibujando una sonrisa.

Ya todo me era conocido, estábamos en mi condado.

– Bella dama, guíame a tu casa, si miras a la derecha ahí está mi dúplex, mi parte es la blanca–señaló.

Era un dúplex para parejas de ambos lados, y lo mejor era que quedaba a tres casas de la mía. Lo llevé a mi vivienda, al ver la casa lloré de la emoción, mi familia estaba despidiéndose de hombres que parecían comisarios. Bajé del auto y al hacerse notable mi presencia corrieron a abrazarme.

– Hannah–vociferó mi madre –todos estábamos asustados, tus amigas dijeron que no te encontraron ¿dónde has estado todo el día, desnuda y con este imbécil?-.

¿Todo el día? Quedé boquiabierta al enterarme de que me abusaron durante un día, y sí, pasaban cintas por mi mente de todo, y fue ahí cuando memoricé que luego de ser violada en el coche y golpeada me llevó a un especie de motel junto a seis hombres, me hacían sufrir, fui la diversión de cada uno de ellos.

– EsDylan y me ayudó, me recogió del highwaydonde me dejaron los estúpidos–expliqué con llanto.

– ¿De qué estúpidos hablas?–interrogaron algo confundidos.

Observé a Dylan, luego a mis padres y les respondí -Delos que arruinaron mi vida. Abusaron de mí –Bajé la cabeza y caí en elpavimento.

Hannah BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora