Capítulo 18: EL VIAJE.

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Los papeleos se llevaron a cabo, el cuerpo fue enviado a Inglaterra tardando una semana en llegar.

Dylan ya tenía comprando los boletos aéreos, mi madre no estaba muy de acuerdo con que viajase tan lejos, su instinto protector atacó (típico de una madre). No quería desobedecerla pero lo consideraba un compromiso, aunque no la conocí era mi familia, un lazo nos unía, Dylan, el amor de mi vida, el chico con el que siempre soñé, ese que no es temeroso ante el mundo, el que es refulgente, el que con su forma pura de pensar y esa sonrisa resplandeciente cautivó cada parte de mi ser. Es obvio, el bonito era mi todo, mi corazón no me iba a permitir dejarlo solo en un momento como ese.

Empaqué lo necesario para el viaje sin que mamá se entere, mis vestidos, pantalones y blusas de color negro, otros atuendos eran blancos por respeto y por supuesto mi cámara fotográfica.

Tuve que esperar a que todos los de la casa salieran para poder marcharme, tardaron un largo tiempo en irse, estaba 25 minutos retrasada, una vez con la oportunidad, corrí con la maleta y mi bulto de mano lo más rápido que pude, mi plan era subirme al auto que estaba estacionado en el garaje, pero al instante en el que iba a presionar el botón del control del garaje, la puerta empezó a subir como si alguien más lo hubiese hecho antes que yo, me eché en el pasto húmedo que recién había sido regado por la manguera del jardín, mi padre era el responsable del susto, sostuve mi equipaje y me alejé sin que me viese, esta vez recorrí todos los patios de las residencias que quedaban en camino a la de Dylan, entré por la puerta trasera provocando espanto a mi novio.

– Linda, estamos tarde, marcaré a un taxi.

– Lo siento, mis padres no saben que iré.

– ¿Qué? No, no puede ser, no voy a permitir esto, Hannah se van a enojar, nos matarán ¿cómo se te ocurre?

– Lo sé –Ratifiqué.

– ¿Qué harás? –cuestionó con un respingo.

– Vamos al viaje, ten calma y fe de que no pasará nada, lo prometo –Le aclaré aparentado no estar asustada.

¡Oh Dios mío! ¿Me estoy volviendo loca? Me disculparé con Dylan y no viajaré, no, espera, si hago eso se va a enojar, le hice una promesa de que todo iba a salir bien ¿Qué se supone que haga?

Pensaba mientras esperábamos para abordar el avión.

Una azafata de pelo largo y con pecas avisó que nos colocáramos en hileras para abordar.

Mostramos el ticket aéreo y caminamos hasta el avión 1107, nuestros asientos eran el 28 A y B.

El despegué fue calmado, la pecosa y sus compañeras nos trataron de maravilla, disfrutamos del panorama, nos tomamos fotos y en lo que sobró del tiempo dormimos, nos tocaba un largo y ajetreado día por delante.

El aterrizaje me puso los pelos de punta, el piloto anunció la llegada a Londres, lo que pude ver desde arriba fue hermoso, presentía que todo lo que hice valía la pena.

En camino a la vivienda del hermano de Sky la madre de Dylan, observaba las calles y lo limpias que eran y son, Londres es sensacional, los autobuses rojos de dos pisos y todo lo demás hacían de ese lugar uno magnifico.

El taxi se estacionó frente a una mansión bellísima, parecía un castillo.

– Es aquí, muchas gracias señor –indicó el de ojos azules.

Quedé intacta, no podía creer donde iba a pasar los siguientes tres días.

– Es la casa de mi tío Jake –me miró y al fijarse de que estaba en shock murmuró– Hannah, ¿te encuentras bien?

Hannah BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora