Introducción

611 25 0
                                    

Se adentra el mes de septiembre en un instituto como otro cualquiera, con sus profesores, sus alumnos, sus problemas, sus secretos... Y como todos los septiembres, los sentimientos están a flor de piel: alumnos eufóricos por empezar secundaria, alumnos frustrados por volver a secundaria, alumnos tristes, alumnos con miedo... En fin, toda la variedad que puedes encontrar en cualquier edificio donde se intenta domar a adolescentes, o, mejor dicho, a sus hormonas.

Pero bueno, dejémonos de introducciones largas y aburridas y vayamos a lo que de verdad me interesa:

¿Hay gente que sufre tanto en este ambiente que puede llegar a replantearse seguir disfrutando del bonito regalo que es la vida? La respuesta es sí, obvio que sí. Y lo peor es que no es un número reducido de personas.

Ya se, ya se, estarás pensando que es la típica historia relacionada con el bullyng y que ya está la pesada de turno que va a hablarte sobre este tema. Sí, se que es eso lo que estás pensando pero, tranquil@, quiero hacer esta historia un tanto diferente. También se (soy muy sabia yo) que estarás hart@ de las charlas sobre el acoso escolar. Si te soy sincera, yo también lo estoy un poquito, y es que el bullyng es un tema muy delicado hoy en día.

Es justo que a una persona que declara que está siendo acosada la protejan, pero a la vez no lo es. A ver, no me malinterpretes, no estoy a favor del acoso. Lo que quiero decir es que hay que indagar mucho en el asunto antes de declarar culpables, porque no sería el primer caso de que el supuesto acosado se lo inventa todo solo por fastidiar a los supuestos acosadores.

¿Y cuándo se encuentra al acosador? ¿Merece ser castigado? Sí, por supuesto. Debe saber que lo que ha estado haciendo a causado muchísimo dolor a la otra persona, psíquico y físico. Pero, ¿merece ser perdonado? ¿Puede llegar a asumir sus errores, pero no puede recibir algo de ayuda? Tampoco estoy de lado de los acosadores.

Mi opinión es la siguiente: poder perdonar a esa persona siempre y cuando haya reconocido sus errores. No de manera inmediata, pero durante el proceso poder proporcionarle algo de ayuda para que pueda abrir los ojos, para que se de cuenta de las consecuencias de sus actos y, lo más importante, para que no se vuelvan a repetir.

No estoy a favor del bullyng, pero sí de las segundas oportunidades...

Él, Ella Y ÉlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora