Contemplo su pequeño cuerpo mientras mi móvil sigue sonando. Su pelo largo y casi rubio cayéndole por la frente, con ese flequillo que, por lo visto, aun sigue conservando, su nariz respingona, sus ojos cerrados, sus labios ligeramente abiertos, dejando ver algunos de los dientes que forman esa preciosa sonrisa... Es ella, cuanto más la miro más estoy convencido. Un cúmulo de sentimientos opuestos se forma en mi interior: la alegría de haberla encontrado se mezcla con la rabia de verla ahí tumbada. Su cuerpo está como el de Njord, sin vida aparente, a pesar de que las máquinas a las que está enchufada muestran los repetidos latidos de su corazón. A pesar de que han pasado cuatro años no ha cambiado casi nada. Dios mío, es ella. Está aquí, a centímetros de mí. Joder, es que aun no me lo creo. Como esta sea otra de las muchas pesadillas que he tenido desde que se fue, no se que coño voy a hacer cuando me despierte.
-¿Quién anda ahí? - pregunta una voz ronca y grave.
Pero me da igual, me da igual lo que me digan ahora mismo. Solo puedo verla a ella mientras pienso por qué está aquí y así. Como alguien le haya hecho algo y sea el culpable de esto, que se de por muerto.
¿No ves lo irónico de la situación, James? Dices que matarías al culpable de que ella esté así, sin embargo en esta misma habitación hay un chico que precisamente está justo así y por tu culpa.
Me acerco a su diminuto cuerpo y me postro de rodillas frente a esta asquerosa camilla. Cojo sus manos y, no se por qué, pero empiezo a llorar. Es la segunda vez que lloro en toda mi vida desde que tengo uso de razón y la primera también tuvo relación con ella: justo cuando se la llevaron. Pero estas lágrimas tienen una mezcla horrible entre felicidad y tristeza. Poder estar cogiendo aquí mismo sus pequeñas manos tibias y pálidas es lo mejor que me podía pasar en cualquier momento, pero que esté así, hospitalizada y sin que pueda verme, me rompe el corazón. El día en que la encontrara me lo imaginaba de otra manera...
-¿Me está escuchando? ¡Fuera de aquí ahora mismo! - me grita el puto médico. No tengo tiempo ni para mirarle a la cara, necesito contemplar a Anna todo lo que sea posible. Memorizar cada detalle de su cuerpo inerte.
Ahora sí, una cosa tengo clara: no van a volver a separarme de ella nunca más, de ninguna forma voy a permitirlo. Demasiado hemos sufrido los dos como para volver atrás. Es mi puta vida, he estado todas las noches en vela porque no paraba de aparecer en mis pesadillas, todos los días desde que se fue no he parado de mirar y admirar esa foto, una y otra vez, lo único que me quedaba de ella. Joder, llevamos la misma sangre, ¿cómo no la voy a querer? Necesito que se despierte, que me mire a los ojos y me diga: James, soy yo, estoy bien. Lo necesito como el aire que respiro, me está matando por dentro verla casi sin vida.
-Un momento, déjelo. - le ordena una voz femenina al médico cabrón. Gracias joder, gracias.
Acaricio su cara, que también está pálida y tibia, pero sigue igual de suave como la última vez que la acaricié. Repaso sus rasgos con mi dedo, relajados, demasiado relajados. Tiene casi las mismas facciones que yo, pero ella es muchísimo más preciosa. Si al menos pudiera ver una vez más ese color miel de sus ojos que compartimos... Beso su frente con cuidado de no hacerle daño y vuelvo a coger sus manos.
-Anna... Anna, soy yo, soy James. - susurro sin dejar de mirarle. No he parado de sollozar desde que me he dado cuenta de que es ella - Anna... ¿Qué te han hecho? Estás preciosa, pero necesito que despiertes. Necesito que me veas y me abraces... He pasado estos cuatro años ahogándome en mi propia miseria... No he dormido ninguna noche seguida desde que te fuiste... Me he vuelto un capullo, he hecho cosas horribles Anna... - la voz se me rompe por momentos y observo como mis lágrimas caen en sus manos, dibujando pequeños círculos de agua en ellas - No sabes lo arrepentido que estoy, me odiarías si supieras todo lo que he llegado a hacer. - apoyo mi cabeza en su pecho y sigo llorando, está vez más fuerte - Lo siento tanto... Debería haber luchado más. De lo contrario... Ahora sería un hombre mejor Anna... Sería buena persona gracias a ti.
La sábana que la cubre no tarda en humedecerse por mis llantos, que son imparables. Normal, estoy descargando todo lo que me he reservado durante tantos años, ya que nunca he sido capaz de demostrar mis verdaderos sentimientos a nadie, absolutamente a nadie...
-Anna, por favor... - suplico con la voz totalmente quebrada - Por favor... Mírame.
Sigo llorando y desahogándome hasta que creo que me voy a deshidratar por los ojos o algo parecido... Es que si ella no se despierta, si no se va a despertar nunca, yo tampoco quiero seguir despierto. Si ella cae, yo también voy a hacerlo, no pienso sufrir más.
James, tranquilo. Respira hondo y relájate, ahora no estás para pensar cosas de tanta importancia. Acabas de reencontrarte con ella, dale tiempo, ni siquiera sabes lo que le pasa.
-James. James, te llamas así, ¿verdad? - me pregunta con suavidad la voz femenina que antes ha frenado al médico de echarme a patadas. Levanto la cabeza y le miro, asintiendo - ¿De qué la conoces?
Observo a la mujer que se acerca a mí. Es la madre de Njord, segurísimo. Tiene los mismos rasgos asiáticos que él, el color negro de sus pelos son idénticos, así como el alisado, y tienen los mismos ojos: pequeños pero profundos.
-Es mi... - trago saliva y miro a Anna - Es mi hermana. - respondo intentando no volver a derrumbarme.
La mujer se lleva las manos a la boca, sorprendida, y no se por qué, pero eso hace que vuelva a romperme en mil pedazos.
-Entonces... Tú eres su hermano biológico. Era verdad todo lo que me contaba, yo pensaba que estaba volviéndose loca o algo así, porque no había día que no te nombrara. Pero a mi me dijeron que no quedaba familia viva.
Miro nuestras manos unidas. Preguntaba por mí... Se acordaba de mí.
-Te quiero, Anna. Daría mi vida por ti, te lo juro. Si no despiertas, yo me iré contigo... Donde sea que vayamos a parar, pero no pienso separarme de ti, aunque me cueste la vida. - aprieto un poco más sus manos, con cuidado de no hacerle daño y miro su preciosa cara. La necesito aquí, en este mundo, conmigo. No se cuanto más podré aguantar.
-James, escúchame. Pronto se despertará, no sufras. Lo que pasa es que hace poco que ha sufrido un infarto y su cuerpo necesita recuperarse del todo.
-¿Qué? Un... ¿Un infarto? ¿Por qué? - pregunto limpiándome la cara.
-Lo sufrió nada más enterarse de que su hermano... Bueno, hermanastro, estaba así de mal. - responde, apunto de derrumbarse ella también, señalando hacia la camilla de Njord.
Espera... ¿Qué?
-¿Su hermanastro es...? ¿Es Njord?
-¿Lo conoces? - el asombro de la mujer se puede ver a kilómetros de aquí. Claro que lo conozco, soy el culpable de que esté así.
Y por consecuente, el culpable de que Anna también esté aquí y así.
Mierda.
He dicho que iba a matar al que lo hubiera hecho, ¿me mato a mi mismo? Joder, de verdad que es lo que merezco ahora mismo: morir. ¿Cómo he podido ser tan cabrón? Hasta que no veo el daño que puede causar, hasta que a mi no me toca sufrir por ello, no me doy cuenta, no abro los ojos. ¿Cómo he podido estar tan ciego? Si llega a morir, no me lo perdonaré en la vida. Arruinaré una familia más y la mía, porque no se como se tomará esto Anna. Claro, si es que despierta. Joder, todo es por mi culpa. No puede ser, esto tiene que ser una puta pesadilla... Pero no, obvio que no lo es. Es peor, prefiero miles de las pesadillas habituales que suelo tener, seguidas, a esto. Es horrible, es horrible lo que está pasando y lo que he hecho. Soy horrible.
No voy a poder perdonármelo en la vida... Nunca.
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Él, Ella Y Él
Teen FictionMiro hacia abajo y mi cuerpo empieza a responder por mí: primero subo una pierna, me agarro a la barandilla y subo la otra. Me quedo con los pies colgando bajo la nada, replanteándome si seguir aquí, jodiendo a la gente, o si hacerles un favor a tod...