Me gusta viajar en tren y observar a la gente, como todos están en lo suyo, mirando sin mirar. Desde el último tiempo yo había empezado a mirar más en detalle, las reacciones de la gente, la forma en la que se bamboleaba el tren, y sobre todo mirar lo que había al otro lado de la ventanilla, aunque de lunes a viernes siempre veía lo mismo. Me puse los auriculares, saque mi celular y conecte los mismos, busque una canción, le di a reproducir a "Do i wanna know?"
-Clari, ¿Qué escuchas?- era Ramiro, que hoy casualmente estuvo toda la clase contadome su rutina del gimnasio (aburridísimo), luego intento hacerme reír pero no lo logro (no me hacen gracia sus anécdotas mal contadas), también trato de sacar muchas veces tema de conversación, pero siempre surgía un silencio incomodo, tal vez tendria que haber sacado tema yo.
-Arctic Monkeys, ¿te gusta?- el negó con la cabeza, suponía que no le gustaba.
Ramiro era un chico petiso, de tez trigueña, con el corte de cabello común entre los chicos de mi edad, rapado a los costados con un degrade y en la zona de arriba de la cabeza mas largo como para poder peinarse un jopo.
Llegamos a la estación de Villa Astolfi, me pare y camine hacia la puerta, Ramiro me siguió, espere a que se habrá y camine hacia afuera, me despedí de Ramiro, salí de la estación y comencé a caminar hacia mi casa que queda a unas 2 cuadras de allí.
Saque mi celular y mire la hora, 14:40 pm, por el aire flotaba un olor a carne asada lo cual provoco que me diera hambre.
Abrí el portón. Mi perro, Toby vino a recibirme, le acaricie la cabeza con una mano mientras con la otra sacaba la llave de mi casa del bolsillo. Introduje la llave en la cerradura dos vueltas y ya estaba adentro, como sabia que en este horario no había nadie en mi casa tire la mochila al piso, me saque las zapatillas y comencé a caminar descalza hasta la cocina, había una nota en el microondas.
"hay milanesas y ensalada en la heladera, frita las milanesas
Te quiero, Mamá"
Abrí la heladera descalza (no lo hagan nunca), saque las milanesas y la ensalada, prepare todo para fritar las milanesas, luego de eso las puse a freír, frei dos, las puse en un plato, con la mano derecha agarre el plato y con la izquierda la ensalada de que estaba en una fuente, puse todo esto sobre la mesa que esta en el comedor, busque los cubiertos y comencé a comer.
Después de comer, lavar los platos y ordenar un poco el comedor, camine hasta mi cuarto y me acosté en mi cama, como estaba sola y me gustaba hacer todos los días cuando estaba sola me puse a filosofar, a replantearme el curso de mi vida, es curioso que lo haga acá y no en mi mundo que es donde se supone que estoy sola, pero en mi mundo rara vez estoy sola, casi siempre viene Zwam, el con el tiempo había logrado convertirse en mi mejor amigo. Zwam es bastante gracioso la verdad, es muy exagerado con todo y también inventa historias que obviamente nunca pasaron, es extremadamente comprensivo y es el soñador más débil que conocí, mide alrededor de 1.80, es bastante apuesto, su cabello es castaño y sus ojos marrones.
Escuche un ruido que provenía del comedor, tome un fierro que siempre tengo debajo de la cama, camine hacia el comedor, di unos pasos por el comedor, no parecía haber nadie, baje la guardia, algo me derribo, un humanoide se abalanzo, tenia 3 brazos, dos del lado izquierdo y uno del lado derecho, por lo demás era un hombre común, con su segundo brazo izquierdo me tomo de una pierna, mientras con su primer brazo izquierdo intentaba sacarme el fierro que nunca solté con el brazo derecho me daba puñetazos en la costilla, lo tuve que usar, me tuve que teletransportar hacia atrás de el, una vez detrás de el, le pegue con el fierro en la nuca, cayó de rodillas y le di un golpe más para terminar, su cuerpo comenzó a desaparecer lentamente hasta que ya no quedo nada de el.