Sorpresas

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-¡Ayuda! Por favor, agua...- grita desgarradoramente.
Me dolió en el pecho su grito, por lo que sin importar que fuera una trampa corrí a socorrerlo. Le di de beber agua de nuestra botella, y le sequé la sangre con un pedazo de tela que arranqué de mi traje. Cuando mis recursos de primeros auxilios se agotaron, volteé a mirar a Benedict. Venia caminando muy lento, con una completa mirada de desaprobación hacia mi. Casi odio. ¿Y cómo no? Había arriesgado la seguridad de ambos. De todos modos, ya no podría haberlo dejado morir, hice bien al ayudarlo. Ya no podía sentirme culpable por haber asesinado.
-Gracias-me dijo Robert, sonrió, lo evite y mire la herida, no era profunda pero sangraba, amarré el pedazo de tela que, por lo nervios, solo había utilizado para limpiar la sangre. Su pierna estaba sucia tenía que limpiarla, abrí la botella pero algo me hizo derramarla.

-Johanna que haces?- me dijo Benedict, mientras me tomaba del brazo, no de una forma cariñosa, si no como cuándo en casa hacia algo mal y mi padre estaba apunto de soltar un regaño.- No ves que aquí estamos a la vista de todos- claro, si alguien nos viera, estaríamos prácticamente indefensos, toda la seguridad que habíamos tenido en nuestras primeras horas en la arena la había tirado a la basura.
-Lo siento- dije, el sonrió- Lo llevamos a la cueva?
-Yo lo hago- me dio su cuchillo y lo tomo del pecho y lo arrastro hasta la cueva. Yo los seguía por detrás, con la mochila que Robert había dejado unos metros atrás, pues ya no podía con ella, y con mi hacha y el cuchillo de Ben.

Lo recostó sobre el saco para dormir, y comenzó a examinarlo, yo sólo observaba, puso sus manos en su cara, haciendo de un lado su cabello, supongo que quería cerciorarse de que no tuviera fiebre, de pronto Benedict sintió mi mirada.
-Revisa si hay algo que pueda ayudarnos en su mochila- parecía enfadado, porque yo no ayudaba en nada, al igual que él debería estar enojada, pero es inevitable hacer lo que el pide. La mochila era más grande que la mía, y por lo tanto más pesada, parecia camuflada pero creo que en realidad la llevaba arrastrando bastante tiempo, estaba llena de lodo y muy pocas hojas. Pereciera que se escapo con lo primero que encontró, un par de manzanas, una cuerda, dos latas para almacenar agua (vacías), y el resto era comida, para sobrevivir un par de días.
-Solo hay comida-por un momento Ben dejo de examinar a Robert y se quedo detenidamente mirando lo que teníamos.
-Iremos por agua para limpiar la herida y que tenga que beber por la noche- en la mochila guardó las tres botellas y tomó los dos cuchillos, le dio uno a Robert.- Sí viene alguien, asegurate de hacerle daño para que no vaya lejos- Robert lo tomo, pero se ve sin fuerzas, tanto caminar por el bosque sin agua lo dejo agotado.
¿De verdad creía que lo podíamos dejar aquí?, era obvio que Ben tampoco veía por nuestra seguridad.
-Tu ve por el agua, yo vigilo- tome mi hacha dispuesta a subirme al árbol
-No seas tonta, te necesitó en el río- se dispuso a caminar y yo lo seguí. Llenamos las botellas con rapidez y volvimos. Benedict ya no hablaba, como si de pronto nuestra amistad se hubiera esfumado. En cuanto llegamos Benedict limpio la herida. Robert pidió más agua, y mientras yo se la daba Ben me miraba, parecía examinar mis dos manos, los movimientos de mis dedos, y cada una de las manchas que la tierra me había dejado, me ponía nerviosa, no quería que esos ojos azules me miraran más. Después de unos minutos Robert nos cuenta como llego aquí. Al parecer este año ni si quiera la mitad de tributos se acercaron a la Cornucopia, él luchó contra el chico del 5 mientras Nahira guardaba las provisiones, Neal me vio en mi momento de desesperación lanzando el cuchillo en el baño de sangre y mando a Dailey en mi búsqueda, y como el chico del 4 no volvía lo mandaron a él a buscar.
-Yo me negué-dijo Robert mientras se metía una baya a la boca- y parecía que ya tuvieran todo planeado, luche contra los cuatro hasta que lograron hacerme esta herida- dice señalando la pierna, ¿cuatro? Yo recuerdo haber visto a 5 contandolo a él y a Dailey. ¿Alguien más se les unió? Que distrito quisiera estar con los profesionales, aparte de nosotros con Robert claro esta. Escucho el himno del distrito y veo como Robert se voltea, al igual que yo debe tener remordimiento por todas las muertes. Me preparo para ver la cara de Dailey, la chica del 6 a la que mate y a Zelka.
Y así pasa, además de que aparecen otras caras los dos del tres, el chico del 5, que mato Robert, y la chica del 9. Después vi el sello de Panem y todo quedó en silencio. Otra vez los ojos azules me miraban.

-Tienes hambre?- dejo de mirarme y comenzó a guardar la comida. A mi se me revolvían las tripas después de ver esas caras en el cielo, tenía un nudo en la garganta y claramente no me apetecía comer.
-No, pero si quieres comer hazlo
-tengo hambre, pero no quiero que mis manos huelan a pescado- su hermosa sonrisa volvió, y me alegraba que lo hiciera, le regresaba tranquilidad a mi pecho.
-Haré la primer guardia de la noche- después de todo, no creo poder dormir y quiero estar sola.
-Robert tiene fiebre, baja del árbol algunas veces y dale agua, cuando estés cansada me despiertas- sé metió a la cueva y se recostó de espaldas a Robert.
En el árbol me puse hacer nudos con la cuerda de Rob, pensaba en Mily, y en mis padres, recordando cada momento feliz con ellos, como él día en que papá consiguió permiso para que pudiéramos tener un día de campo en el bosque, Mily jugó por horas en los pastos, rodamos por el suelo y terminamos llenas de césped, mamá se enfado, pero papá estaba feliz de vernos jugar en el bosque, extraño mi distrito el olor característico de madera fina, o el olor a pasto recién cortado cuando no había jornadas de trabajo. Suelto una lágrima y creó que estoy apunto de caer en llanto, pero Robert lo interrumpe, ha despertado y creo que necesita agua. Me bajo del árbol y entro a la cueva.
-Demasiado tarde, ya tome el agua sólo- me dice mientras se mira su pierna, hago lo mismo, esta un poco infectada pero estoy segura que con cuidados de uno o dos días se pondrá bien y buscaremos otro escondite. No quiero quedarme aquí y morir el segundo día, quiero que Mily vea que fui fuerte, aunque sea un poco.
-Estarás bien- le digo, pero al parecer a él no le importa, quizás quiera hacerse el valiente
-Te vi amarrando nudos, tus ojos reflejan, preocupación? Angustia? Miedo? O quizás todas las cosas a la vez- Robert lo hizo, me he soltado a llorar, no sé porque, ni quiero decir nada, Benedict despierta y nos mira, Robert me abraza y comienzo a llorar en su hombro. <<que pasa>> alcanzo a escuchar que pregunta Benedict y Rob sólo mueve la cabeza en señal de que todo esta bien. No puedo parar el llanto, en mi cabeza sólo pasan imágenes de mi familia, de Zelka y Dailey, e incluso de la chica que mate.
Me separo de Robert y me quedo de rodillas mirando el suelo, Benedict me acaricia la mano y sus ojos Azules, tan fríos como siempre, buscan a los míos.
-Tranquila- me dice, yo no tengo voz para responder, pero un ruido nos hace voltear, un ruido que todos en la arena esperan escuchar en algún momento.
¿un paracaídas? ¿para nosotros?

Los Juegos De Johanna MasonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora