Como al principio

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No sé cuánto tiempo pasó hasta que despierto, mi cuerpo está sudando sin embargo yo siento frío, el calor del saco de dormir no es suficiente, me duele la cabeza y me es un poco difícil mantener los ojos abiertos. Intento identificar el lugar en el que estoy pero todo esta oscuro, trato de sentarme un poco pero mis fuerzas son nulas. No sé qué pasó pero tengo mucha sed y necesito alimentarme, busco a Benedict con mis manos pero al parecer estoy sola.

-Benedict?- no sé si ese sonido logra salir de mi seca boca, nadie responde así que cierro mis ojos y espero.

-Johanna, responde, hazlo por mí- la voz de Benedict me despierta, abro los ojos y lo primero que veo es su sonrisa, se ve cansado, como si llevará días sin dormir, sin embargo sigue siendo bastante atractivo para mí, cierro los ojos y giro mi cabeza intentando sacar ese pensamiento de mi cerebro.
-Qué pasó?- pregunto y me llevo una mano a la frente en busca de la herida que Nahira me hizo pero ya no estaba, en su lugar había una venda muy bien colocada y un poco húmeda.
-Después te cuento- me dijo sentándome un poco y ofreciéndome un trago de agua, lo acepte con gusto, pues moría de sed y de hambre. La luz del sol me dejaba identificar el lugar: la cornucopia.
-¿Que hacemos aquí?- por un momento pensé que éste era un sueño, pues nunca había visto a unos tributos que no fueran del grupo de los profesionales adueñarse de la cornucopia.
-Perdiste la consciencia a causa de los dos golpes en tu cabeza todo se complicó, perdías demasiada sangre, no podía dejarte sola, por cierto calenté un caldo que encontré en una de las mochilas ¿quieres?

Comimos tranquilamente mientras Ben me contaba todo lo que paso, prácticamente estuve inconsciente toda la tarde, noche y parte de la mañana, Ben cambiaba mis vendas, me colocaba pomada y me daba un poco de agua cuando era posible, además de que ha hecho guardia durante todo ese tiempo para evitar que nos pasará algo.
-Pensé que iba a perderte- hizo una pausa para meterse un pan a la boca, la comida casi no me pasaba, tendría que volver acostumbrar a mi estómago a todas estas delicias de la cornucopia- pero encontré pomadas que te ayudaron a mejorar.
-Gracias- fue lo único que pude decir, de verdad le importaba aunque fuera un poco.
-No agradezcas, estamos a mano- me sonrió, creo que se refería a aquel golpe que le di cuando pensé que iba a besarme
-bueno al menos yo no te deje inconsciente
-Si....- hizo una pausa mientras hacia una mueca como si estuviera pensando que decir- creo que debí huir y dejarte aquí- se rio y se fue al sacó de dormir. Parte de la tarde y la noche pasaron tranquilas, nadie apareció en el cielo, así que mañana nos esperaría una sorpresa por parte de los vigilantes Ben despertó algunas veces a comer, yo me sentía tan descansada que hice la guardia hasta la madrugada cuando Ben comenzó a tener pesadillas.

-No, por favor no, Robert-lo escuché decir mientras giraba como loco dentro del saco de dormir. Yo ya había tenido suficientes pesadillas y eran tan horribles que hubiera deseado que las interrumpieran en seguida, así que me levante y lo sacudí.
-Estas bien? Creo que hablas dormido- dije bromeando un poco para que él dejará de pensar en sus sueños, sus ojos azules estaban paralizados como si acabará de ver a un muerto, el sudor corría por su frente, su cabello estaba alborotado, Benedict estaba asustado.
-Si-añadió respirando profundamente- tengo pesadillas a veces.
-Yo igual, podemos compartirlas si quieres, quizás eso disminuirá el miedo que sentimos cuando soñamos con ellas- le dedique una sonrisa.
-fue..... Demasiado tonta- escuche su voz un poco nerviosa- era Robert, moribundo y nosotros no llegábamos a tiempo para ayudarlo- se acomodó su cabello con su mano, tal vez eso lo dijo por mí, porque no intenté ayudar a Rob viendo que estaba herido, no sabía que decir esa muerte no había sido mi culpa.
-Si tan sólo no hubiéramos robado esa comida Rob....
-Ya está en el pasado-me interrumpió Benedict con un aire de tristeza en su voz- Ya lo hicimos, no podemos dar marcha atrás, pero mi mente se empeña en recordármelo- se tapó su cara con una parte del saco de dormir, pensó que así podía disimular sus sentimientos, pero al igual que yo, logró encariñarse con Robert y ahora le pesaba su ausencia tanto como a mí.
-Además, prometí llevarte más lejos de lo que él llegaría, incluso dejaría mi vida en el camino para que tú fueras uno de los finalistas, así que en algún momento debía verlo morir, pero- hizo una pausa y suspiro intentando tomar fuerza para decírmelo- no pensé que pasaría tan pronto.
-Ni yo- respondí para poner fin a esta conversación que nos hacía daño a ambos, me fui a descansar un poco mientras el intentaba sacar todo de su mente.

-Johanna, despierta tenemos que irnos, cambiaré tus vendas- me senté y me deje ser atendida por él, las pomadas tenían un olor horrible, pero eran refrescantes para mi frente y nuca el dolor de cabeza había desaparecido gracias a ellas supongo.
-A dónde iremos?- lo teníamos todo aquí, así que yo no quería irme, pero estaba más que claro que aquí corríamos peligro.
-A cazar a los dos profesionales que quedan y a quien se ponga en nuestro camino- noté un poco de rabia en su mirada.
-No tienen comida ni medicina morirán pronto- yo no quería matar a nadie más, así que no quería seguir el plan de Benedict.
-No lo entiendes? Ellos mataron a Robert, deben sufrir como él lo hizo- venganza, eso quería Ben pero no estaba completamente segura si eso era lo que yo también quería.
-No me siento bien matando gente- dije finalmente, era verdad, mi mente me recordaba todos los días esas personas a las que yo había matado.
-Vamos Johanna, demuéstrales que eres mejor que ellos- estaba claro, todos me creían una débil que lloriquea por todo, quizás ahora sí podía regresar al plan que tenía al principio de estos juegos: tener la mente fría, acabar con todos y volver a casa.
-De acuerdo, vamos por ellos- llenamos dos mochilas con agua y comida como para un día, pues al anochecer volveríamos a la cornucopia. Unos minutos más tarde nos marchamos en busca de los profesionales.

Los Juegos De Johanna MasonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora