Me despierto y siento la cama fría, a pesar de ser un día soleado, supongo que es la sensación que año con año, desde los doce, me hace sentir que estoy sola, sin protección, pues faltan algunas semanas para la cosecha, sin embargo es una buena noticia para mi familia, mi padre tiene demasiado trabajo, pues el capitolio necesita suficiente madera para las remodelaciones previas a los "septuagésimos primeros juegos del hambre".
Hoy tengo acompañarlo a trabajar, necesitamos el dinero, las teselas que pedimos Mily y yo no alcanzaron para más de una semana. Yo no quería que Mily tomará esas teselas, pero ella insistió, dijo que no quería mas papeletas para mi en la cosecha, tiene miedo de que me manden a los juegos y, la oí tan triste que acepte, doce papeletas en su primer año, ya es suficiente como para salir elegida.
No tenía muchas ganas de ir, tome unos jeans viejos que utilizo para trabajar, unas botas de protección que usan todos los trabajadores del bosque y una camisa ligera para no sudar, pues a pesar de las continuas lluvias en nuestro distrito hace un calor insoportable.
Baje a desayunar, junto con Mily y papá.
-Mamá no quiso desayunar con nosotros, Mily?
-No, dijo que no tenía hambre, se siente un poco mal y sus medicinas se están acabando- la noté demasiado preocupada y, si hay algo que me importa mas que mi propia vida es mi familia. Mi madre tiene una enfermedad en los pulmones, debido que aquí en el 7 la mayoría de la gente pobre, usa leña del bosque para calentar alimentos y agua, durante toda su vida ha estado en contacto con el humo que le ha afectado tanto como a las demás mujeres pobres del distrito.
-Ya veremos como comprarlas, no te preocupes Mily, te quiero
-Yo a ti JohannMe levante de la mesa y tome mi chaqueta. Mi padre me siguió, a él no le gusta tocar el tema de la enfermedad de mi Mamá, supongo que se siente culpable por no poder comprar las medicinas y alimentarnos él sólo, a mi no me importa en lo absoluto ayudarle, al contrario es de gran ayuda si algún día voy a los juegos.
No tuvimos que caminar mucho para llegar al bosque, pues vivimos demasiado cerca, en lo que llamamos las cabañeras. Cuándo llegamos, como siempre, había agentes de la paz al rededor de la cerca que separa al bosque de las casas cercanas. Traidon el guardabosque, registro nuestra llegada y nos asignó nuestra zona de trabajo, además nos dio un hacha a cada uno para poder trabajar, dos agentes de la paz nos acompañaron a la entrada de la cerca y en ese momento me separe de mi padre.
La jornada fue agotadora, 8 horas de trabajo sin ningún descanso, y trabaje tanto que pude hacer una zona más de lo normal, lo cual me daba el doble de paga. Me reuní en la entrada con mi padre, el ya había recibido su dinero.
-Johann!, está jornada fue muy buena, ya tenemos el dinero para las medicinas de tu Madre
-Claro pa, vamos a comer con Mily y después salimos a comprarlas- lo tomé de la mano y juntos caminamos hasta la casa.Pero cuando llegamos, las luces estaban apagadas y no salía humo de la chimenea, supuse que mi hermana se había cansado de esperarnos y se acostó un rato con mamá.
-Mily! Te tengo una buena noticia- no obtuve respuesta, deje la chaqueta en un sillón viejo que tenemos y corrí al cuarto de mis padres. Para mi sorpresa sólo había una nota.
Papá, Johann
Mamá se puso muy mal, no podía respirar y no quise molestarlos en el trabajo, le llame a Abel y la llevaremos con el curandero.
Besos Mily.
Baje corriendo a buscar a papá, el no se había dado cuenta de lo que sucedía, tenía que decírselo en ese momento.
-Pa, tenemos que ir con el curandero, se trata de mamá Mily y Abel la llevaron porque se puso un poco mal- dije sin preocupación, pues no quería alterarlo demasiado. Mi padre asintió y nos salimos.
En el patio de la casa del curandero estaba Mily con Abel, cuando él me vio, corrió a darme un abrazo y, por un momento olvide que estaba haciendo en este lugar, las preocupaciones se fueron, me sentía protegida por un momento, por aquel hombre que no sólo es mi mejor amigo y confidente, si no que también es mi novio.
-Hey! Todo está bien pequeña. Por suerte fui a buscarte y llegue a tiempo para traer a tu madre aquí.-Me saco de mis pensamientos y me quede callada hasta que papá irrumpió
-Gracias Abel, Johann no quieres ver a mamá?- solté a Abel y entre con el curandero, quien nos explicó que no había pasado nada grave, sólo que mi madre había recaído pero pronto se recuperaría si seguía los cuidados necesarios.La llevamos a casa con ayuda de Abel. Ahí estaría mejor.
Parecería que después de esto, ya no habría nada de que preocuparse, Abel y yo nos veíamos algunos días a la semana, pues yo tenia que trabajar, el por fortuna es hijo único y sus padres tienen el dinero suficiente para no mandarlo a trabajar y para que pueda asistir al colegio. Mamá se estaba recuperando, y había suficiente trabajo, tanto que algunos días me llevaba paga extra y ya no había la necesidad de pedir teselas.
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Los Juegos De Johanna Mason
FanfictionSoy Johanna Mason, tengo 16 años, vivo en el distrito 7, sobreviví a los septuagésimos primeros juegos del hambre. La historia de los juegos de Johanna Mason, una chica fría a la que nadie puede hacerle daño ... Pero, ¿en realidad siempre fue así?