Uno.

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Odiaba tanto el olor a cigarro, me sentía demasiado mareada, bebí un poco de mi limonada y me deje caer en el sillón, saque mi celular para comprobar la hora, eran pasadas de las dos de la mañana, el club cerraría a las tres, gracias al cielo no faltaba mucho.

- ¿Qué haces? No me dejes bailando solo. –Dijo apareciendo Adam frente a mí, me tomó de ambas manos y comenzó a jalarme hacia él, yo solo negaba con la cabeza, mis luchas fueron inútiles, pues obviamente él es mucho más fuerte que yo, así que pudo conmigo y me atrajo hacia su cuerpo, escondí mi rostro en su cuello y él me abrazo. - ¿Qué pasa?

- Estoy muy mareada, el olor y eso... -Dije dándome aire con la mano, él sonrió y me quito algunos cabellos que tenía en la cara.

- ¿Quieres que nos vayamos? –Yo lo observe unos instantes, claro que quería irme, adoraba salir con él, en serio que sí, pero no precisamente a estos lugares, y no me quedó de otra que aceptar pues ya venía dándole el cortón sobre venir al club semanas atrás.

- ¿No te vas a enojar? –Él empezó a reír y con su mano derecha sacó la billetera del pantalón, mientras que con la otra mano seguía sosteniéndome, yo cerré los ojos y me hundí en su pecho.

- Por fin viniste, eso ya es un avance. –Nos sentamos en nuestra mesa y Adam comenzó a contar el dinero, yo no lleve nada conmigo más que mi celular y las llaves de mi casa, mi dinero se lo había dado a él así que él tenía todo en su billetera. Pagamos la cuenta y nos fuimos, tenemos suerte pues ninguno de los dos es un alcohólico compulsivo así que básicamente la cuenta eran refrescos, limonadas y una que otra botana, no teníamos que gastar tanto.

Afuera del club había mucho viento, crucé los brazos sobre el pecho y enseguida sentí que Adam puso su chamarra sobre mis hombros, yo le agradecí y caminamos hacia su auto. Conozco a Adam desde que tengo 13 años, actualmente tengo 22 y el 23, y no recuerdo ni un solo momento en el que él no haya sido bueno conmigo. Él era nuevo en la ciudad, se había mudado con su papá y su hermano menor a San Francisco porque le habían ofrecido un buen trabajo a su padre, y yo lo conocí en el colegio, yo estaba esperando a que mi madrina pasara por mí a la escuela, ella siempre se retrasaba por su trabajo, ya me había acostumbrado, a lo que no estaba acostumbrada era a esperar bajo la lluvia y no es porque no me gustara ese clima, si no que me hace mal, desde pequeña he padecido de asma crónica y hay ciertos ambientes a los que no puedo estar expuesta, a pesar de eso nunca he tenido problemas mayores, en fin, Adam siempre ha sido más alto que yo, lo veía en el colegio y me parecía intimidante, pero jamás fue grosero conmigo, ese día el pasó frente a mí en su bicicleta, llevaba un impermeable azul encima, frenó un poco más delante de mí, se bajó de la bicicleta y corrió hacia mí.

- ¿Estás bien? Estás aquí solita. –Dijo casi gritando bajo la lluvia, yo estaba sentada bajo un pequeño techo volado de la tienda que estaba frente a la escuela, tenía abrazada mi mochila, voltee a mi alrededor y efectivamente, me encontraba sola, ya era un poco tarde y ya habían pasado por mis demás compañeros.

- Estoy esperando a que vengan por mí. –Dije firmemente, él me sonrió y volteo a ver hacia su bicicleta.

- ¿Vives cerca? Puedo llevarte en mi bicicleta.

- No te conozco. –Recuerdo haber sido un poco dura con él en nuestro primer día conociéndonos. Él asintió y se alejó nuevamente hacia donde dejó su bicicleta, pensé que se iría, pero en vez de eso la tomó y regreso conmigo.

- Me llamo Adam. –Dijo sentándose a mi lado, dejando cierta distancia entre los dos. –Mi papá dice que no debemos hablar con desconocidos, ni tampoco aceptar nada, entiendo que no quieras que te lleve, pero puedo esperar contigo, así no te quedas sola. –Definitivamente el premio al niño más inteligente iba para él.

- Yo me llamo Kathleen... -Él sonrió y me prestó parte de su impermeable, era muy grande así que podía cubrir perfectamente a dos niños pequeños. Desde entonces nos hicimos grandes amigos.

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All Of Me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora