Odio las cosas repetitivas, como el café del mismo sabor todos los días, la misma comida más de una vez a la semana o miradas reprobatorias que no sean de mis padres. Exactamente como la que me está lanzando en este mismo instante el profesor.
Siempre llego tarde, y eso es lo único que aunque quiero cambiarlo, no lo logro.
Paso un dedo por mi cabello enrollándolo en una hebra mientras observo como los demás de la clase también lo ven, expectante a que él hable de una vez por todas y deje de verme como si fuese su hija y quiera reprenderme de maneras ilegales.
Fama, eso es lo que tengo y a quien nadie parece agradarle.
Y obviamente no lo hacen por ese tipo de cosas como las que hacen al profesor no ir más allá de insultos disfrazados, porque puedo conseguir lo que quiera; dinero, amigos e incluso, información clasificada si me apetece.
—Siempre me he preguntado si es que de chica le dieron una dosis de "llegar tarde siempre" —juego con una sonrisa en mis labios y dejo caer mi peso en mi lado izquierdo, aburrida. —Al menos es su último año, esperemos que en su primer trabajo no la despidan por llegar tarde. —sonrío al darme cuenta de que en realidad, sí lo espera.
—Por suerte no tendré jefe, puesto que yo seré la jefa, —dejo mi cabello a un lado y miro mis uñas. — pero gracias por preocuparse, es muy considerado de su parte.
Sabiendo que hasta ahí él llegaría, camino hacia un puesto que esté vacío y sin intenciones hago ruido al sentarme, haciendo que la atención vuelva a mí, de nuevo.
—Bueno, creo que sin más interrup... —el sonido de la puerta hace que este de inmediato se calle. — ¿Y ahora qué? —masculla entre dientes, caminando hacia la puerta.
Éste abre la puerta y da un pequeño brinco que hace reír a todo el salón, incluyéndome.
Escucho murmullos de parte de los alumnos del lado dónde se puede ver perfectamente hacia afuera haciéndome fruncir mi ceño y, con la curiosidad ganándome, me inclino tratando de ver quién es, pero al ver al profesor entablando una conversación con el director me calmo.
Por un momento pensé que podrían estar fiscalizando la universidad. Definitivamente eso ni a mí me agrada.
—Parece que hay un nuevo alumno... —murmura con una mueca en el rostro invisible para el director pero visible para nosotros los alumnos. Definitivamente Johnson es una mierda con todo el sentido de la palabra. —Por favor denle la bienvenida a Erick Hamilton, su nuevo compañero. —Johnson habla y en seguida entra un hombre de al menos unos 22 años.
Al momento en que lo presentaron una sonrisa burlona se fijó en mis labios, porque ¿a quién presentan en la universidad?
Exacto, a nadie.
Y aunque hubiese querido mantener mi sonrisa, al ver su aspecto mi sonrisa se esfumó. Joder, pero que caliente se ve.
Lleva puesto un jean negro con botas negras y un suéter gris con capucha, y si bien está casi por completo tapado de ropa, puedo notar su cuello y manos llenas de tatuajes.
ESTÁS LEYENDO
Mi Mala Fama ©
ActionFanática de la elegancia, la cruda sinceridad, la buena vida y redes sociales. Así es la vida de Ariana Macbeth. O no, tacha eso, no puedo obviar lo más importante y la que la llevó a este punto: multimillonaria. Esa es la vida de la rubia más famo...