Capítulo 14

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Despierto en una camilla de hospital. Amarrada de pies y manos. Me forcejeo pero no sirve de nada.

Un hombre con bata blanca se acerca a mi con una sonrisa en la boca.

-Rose Marie Deveraux! Un placer tenerte aquí, amor!- me sonríe aun mas y acaricia mi cara.- Julian Bladley, un gusto.- habla como si todo fuera color de rosa frente a el. Maldito loco.

-Un gusto, Julian- Sonrió falsamente.- te estrecharía la mano, pero, tengo las manos ocupadas.

Se ríe.

-Es tu día de suerte, cariño.-me coloca las manos en los brazos. Me forcejeo al ver que de su bata saca una navaja y la pasa por casi todo el brazo, cortándome la piel. La sangre empieza a salir en segundos. Grito como si nunca lo hubiera hecho.

-Tranquila!- se vuelve a reír.-Solo quiero saber cuanto tardas en curarte.- saca un cronometro de su bolsillo y aprieta un botón.

Mientras las lagrimas salían de mis ojos, podía sentir como se juntaba de nuevo mi piel. Suspiro cuando ya no siento dolor.

Julian aprieta el botón y se guarda de nuevo el cronometro.

-Vaya...-cruza los brazos. - un minuto con veinte segundos. Muy lento para tu especie.-se da vuelta y va por una jeringa. Esta contiene un líquido rojo, parecido a la sangre.

-¿Qué es eso?-Pregunto asustada, ya que Julian se acerca a mi con ella en la mano.

No responde.

Escucho como la puerta se cierra, y escucho pasos acercarse hasta la camilla.

-Espera.-La voz de Andrew detiene la jeringa a centímetros de mi brazo.-Quiero hacerlo yo.

-Andrew...-me forcejeo. Andrew toma la jeringa.-Si lo haces, te mataré y...-le grito en la cara, forcejeándome aún más.

Andrew encaja la jeringa en mi brazo y grito. Siento como el líquido de la jeringa empieza a circular en mi sistema.

Andrew toma un arma que desconozco, parece como una estaca de madera, pero ésta es plateada y se acerca a mi oído.

-Te veré en el otro lado.

Después de eso. Incrusta el arma en mi pecho.

Tomo una bocanada de aire.

Doy un salto en la cama e instantáneamente toco mi pecho, busco la estaca que perforó mi corazón y lo único que veo es una mancha de sangre. No era posible que estuviera viva, esa estaca paso por mi corazón. Debí de haber muerto.

Me levanto de la cama y siento un dolor extraño, que nunca había sentido antes, ¿Que está pasándome? Me apoyo en mis rodillas esperando a que el dolor se fuera.

Cuando me recupero del dolor, busco la salida. Ya que puedo jurar que estoy de nuevo en Amsterdam.

Cuando veo la puerta, camino hacia ella, y me detengo de golpe cuando siento un mareo y caigo al suelo. Me agarro la cabeza, tratando de que dejara de doler y dar vueltas. El sonido de las manecillas del reloj, y el viento, azotan en mis oídos, como si estuviera al lado de una bocina con esos sonidos. Grito de desesperación, los sonidos eran tan fuertes como nunca lo habían sido.

A duras penas, me levanto del suelo y, casi arrastrándome, trato de tomar el picaporte correcto de los otros seis que veía, después de varios segundos lo tomo y lo giro.

Camino sosteniéndome de las paredes hasta que encuentro el elevador. Presiono el botón con la flecha invertida. Solo tarda unos segundos en abrirse las puertas. Antes de que pueda entrar, unos brazos me toman sin darme cuenta, y me llevan de nuevo a la habitación.

Demons | Elijah MikaelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora