Capítulo 12

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Me quito su mano de mi antebrazo.

-¿Cómo me encontraste?-Doy un paso atrás.Me vuelve a tomar del brazo y me arrastra hasta su auto. Sin decir nada, me fuerza a sentarme en el asiento del copiloto. Vuelve a la camioneta y de ahí saca la mochila, la guarda en la cajuela de su auto y en segundos entra al auto, lo enciende y entra a la carretera.Por fin, hablo.

-¿Cómo me encontraste, Elijah?

-Andrew tiene contactos.

Ni siquiera me mira. No ha borrado esa misma cara de lastima hacia mi desde hace 19 horas. El auto gira con dirección a un hotel que está cerca del mar.

Faltando un poco menos de 30 metros del estacionamiento, hablo, aunque dudo que me responda.

-Elijah, lo siento.

No responde.

-Elijah...

Detiene el auto de repente en plena calle.

-¿De qué lo sientes, Emmaline?

-De todo. Siento haber tratado de suicidarme, siento haber huido como una total cobarde.

-¿De eso lo sientes, Emmaline?-gira en su asiento para mirarme.-Desde la primer vez que te ví, creí que eras diferente. Creí que eras valiente y que podías con cualquier problema que estuviera enfrente de ti. Pero me equivoqué.

No hablo. Ni él tampoco.

Enciende de nuevo el auto y entra al estacionamiento del hotel. Saca de la cajuela una pequeña maleta y mi mochila. Salgo del auto y camino detrás de Elijah hasta la recepción. Me quedo a unos metros detrás de él cruzada de brazos. Me quedo mirando una fotografía de 1950 que era de los fundadores del hotel.

-Emmaline...-Elijah me da una llave con un llavero con el nombre del hotel. Habitación 89 en el segundo piso. Veo por unos segundos en la otra llave de Elijah el número 88.

Sin decir nada, subo por las escaleras hasta el segundo piso, busco mi habitación y abro la puerta de ella.

Aviento mi mochila a un lado y me dejo caer en la cama. Huir ahora no es buena idea, decepcionaría aún más a Elijah y sería una cobarde completa.Miro en el reloj de la pared y veo que solo faltan 5 horas para que amanezca y regrese a Ámsterdam de nuevo. Después de pausar mi mente por unos instantes, me levanto para preparar la cama para dormir. Me detengo a medio camino. Dejo la cama como estaba y salgo de la habitación, doy un paso a mi derecha y goleo la puerta de Elijah.

Abre.

-Emmaline.-se había quitado el saco y la corbata.

-Quiero disculparme contigo.

-No tienes porque...

Lo interrumpo haciendo un pequeño ademán con la mano.

-Tengo que.-lo miro a los ojos y trato de sonreír.-Vamos, te invito una copa. Creo que es lo único que puedo hacer en estos momentos.

-Emmaline, No puedo...

-Elijah, por favor. Solo es una copa.

Después de pensarlo, cierra detrás de él la puerta.

-Solo una copa.

Sonrió.

Caminamos hasta el bar del hotel (que aun tenia gente) y nos sentamos en la barra. Ordeno una botella de whisky y dos vasos.

-Espero que tus disculpas no incluyan una borrachera.-sonríe al igual que yo.

-Si quisiera una borrachera, hubiera ordenado Tequila.

Ambos reímos. La botella y los vasos llegan y Elijah sirve un poco de alcohol en los vasos. Tomo uno y le doy un trago.

-Ayer me preguntaste de mi vida.-Asiente.- ahora yo quiero preguntarte de la tuya.-recargo un brazo en la barra. Le da un trago a su vaso.

-¿Cómo que quieres saber?

-¿Siempre has vivido en Ámsterdam?

-No.-mira su vaso.- Mi familia era originaria de Londres, y fui a parar a Ámsterdam porque me habían ofrecido trabajo aquí...

-Siento que tienes un secreto y no me lo quieres decir...No responde, solo mira su vaso con el poco whisky que le quedaba. 

-No puedo decírtelo. Es un poco difícil de explicar.-levanta la cabeza.

-Está Bien.-curvo mi boca en una pequeña sonrisa.

Seguimos hablando de nuestra vida y anécdotas hasta que la botella se acaba, así que ordenamos otra, y otra hasta que se llego el momento de que cerraran el bar (4:00 a.m.).El alcohol me había afectado tanto que me tambaleaba un poco al caminar. A Elijah no tanto, ya que no bebió la misma cantidad que yo.

Me toma de la cintura para evitar que caiga, abre la puerta de mi habitación y la cierra.-Fue una mala idea pedir tres botellas de Whisky.-sale de su boca una risa cuando camino como caballo recién nacido.

-No...-me río hasta de mi propia voz.Quita una mano de mi cintura y una la deja en mí por si acaso.

-Emmaline...tengo que irme, necesitas dormir.

-Cinco minutos más...-sonrío.

Me suelta de la cintura y enseguida lo tomo de la mano.Me observa como nadie me había visto en mi vida: Lujuria.Me mira a los ojos por varios segundos, luego, lo tomo de su camisa y me abalanzo para besarlo. Me responde al beso y me toma por la cintura, más fuerte. Sus labios y los mios sabían al alcohol que nos había mandado a querer esto. El beso se intensifica hasta un momento donde nos separamos para tomar aire y actualizarnos en la mirada del otro. Veía un deseo en su rostro, y tal vez en mí cara lo había también. Volvimos a juntar nuestros labios, esta vez con más pasión. Coloco mis manos en sus hombros y las suyas en mis muslos y me levanta, me acorrala en la pared y me besa el cuello, mientras suspiros salen de mi boca. Me quita la blusa y la tira al suelo, dejándome en lencería y pantalón. Aun besándome, voy desabotonando su camisa hasta aventarla al piso. Me lleva hasta la cama y se coloca sobre mí. Se gira para quedar encima de él, aun unida a sus labios, zafo el broche de mi sostén y lo tiro a un lado. Con sus manos me recorre la espalda una y otra vez, me besa el cuello y hace un camino desde ahí hasta mi boca. Y más suspiros salen de mi boca.Lo separo de mí y lo veo a los ojos, con el deseo en nuestros ojos. Podía ver en su mirada que me desea, y yo a él.

Ambos sonreímos, y se junta a mis labios de nuevo mientras saca mis pantalones.

Demons | Elijah MikaelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora