Capítulo XI

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La semana había transcurrido con mucha normalidad, la uni cada vez daba más trabajo y costaba tener algo de tiempo libre para divertirse. Pero por fin era viernes, había deseado tanto que llegara este día, al final Clarke aceptó la invitación aunque dudó pues le daba algo de vergüenza conocer a mis amigos, le dije que no se preocupara, ellos eran muy majos, además era una buena oportunidad para salir y divertirse antes de que los exámenes no nos dejara. No nos habíamos visto mucho, apenas dos veces y era en la entrada de la uni al salir de clases, me comentaba como le había ido en clases y que estaba algo agobiada por ponerse al día.

Le dije que el viernes pasaría a recogerla a las nueve y aquí estaba yo, en mi habitación, rebuscando en mi armario ropa decente, quería estar lo mejor posible y estaba de los nervios, eran las ocho y a este paso llegaría tarde. Me rasqué la cabeza en señal de frustración, volví a buscar en mi armario y al final opté por un pantalón de traje azul marino, ni muy apretado ni muy flojo, una blusa blanca de manga corta, una chaqueta americana de manga francesa negra y finalmente unos botines negros.

Listo.

Fui al baño y me miré, observé mi pelo, era lo que me quedaba junto con el maquillaje, lo peiné bien dejándome la raya en medio y que este cayera por los laterales de mis hombros, me apliqué algo de sombra en el contorno de mis ojos haciéndolos resaltar más, un poco de brillo en mis labios y ya estaba, por fin lista. Me eché un último vistazo en el espejo y sonreí, espero que la noche vaya bien. Sin más entretenimiento cogí las llaves de mi moto, bajé y me despedí de Anya, dijo que me cuidara y que no bebiera en exceso, le di un beso en la mejilla y salí de casa.
Iba bien de tiempo así que fui con tranquilidad a por Clarke.

Por otro lado..

Maldecía en mis adentros el no haber desempaquetado en su momento la caja donde guardaba la ropa más elegante que tenía. Recuerdo que la dejé para lo último, no le di mucha importancia y ahora necesitaba esa ropa, la abrí y la mayoría de las prendas estaban totalmente arrugadas.

- ¡Genial! - solté con ironía.

Lexa llegaría en menos de media hora y aún no estaba vestida, me había puesto a estudiar y a hacer los deberes, el tiempo pasó volando y no me di cuenta de cuán tarde era ya.
Planché a la velocidad de la luz lo que me iba a poner, un pantalón de vestir blanco y una camisa sin mangas de color celeste, me maquillé un poco y dejé mi pelo rebelde, corrí a buscar unos zapatos del mismo color que mi camisa, eran planos y elegantes. Miré a mi alrededor por si me olvidaba de algo y justo sonó el timbre, será Lexa. Miré la hora, las nueve en punto, que puntual es la morena.

Abrí la puerta allí estaba en frente mío con una gran sonrisa, si ya de por si la chica era guapa, con la ropa que llevaba la hacía verse mil veces mejor si es que eso era posible ya.

-¡Hola! -me saluda.

- Lexa, pasa -le hice con la mano una señal para que pasara. - Me pongo un abrigo y nos vamos - dije a la vez que entraba en mi habitación a por el.

- De acuerdo -me responde.

Salí de mi habitación con el abrigo ya puesto - podemos irnos ya.
Asiente con una sonrisa y camina hacia la puerta, antes de abrirla se gira un poco y me mira.

- Estás muy guapa - susurra y abre la puerta saliendo.

Volví a sentir esa sensación extraña de cuando estuvimos entrenando.

Pero qué pasa con esta sensación...

Volví en mí y seguí a Lexa hasta su moto, la morena ya estaba montada en ella y me tendió un casco para que me lo pusiera.

- Tu también - le dije con suavidad y me puse el casco montando en la moto también.

Menos mal que llevaba el casco porque sino Clarke se hubiera dado cuenta de lo roja que me he puesto. Esta chica conseguía provocarme grandes emociones sólo con un par de palabras.. No me quiero imaginar lo que causaría en mi si llegáramos a tener más que una amistad.
Arranqué la moto y nos dirigimos al pub.

Don't be AfraidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora