Lluvia

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Habia pasado una tan mala noche que casi no había dormido. El estomago se me estrujaba, la cabeza aun me daba vuelta y el recuerdo de lo que casi habia hecho me atormentaba.

La gran pregunta era ¿Por qué? Yo no era nada de ella, pero el hecho de poder engañarla le había dado un vuelco a mi corazón que el vertigo que me había dado era más grande que el del alcohol.

- Tengo que sacarte de mi cabeza aunque sea lo último que haga - mumure acomodandome la camisa.

El sol habia salido hacia un momento y estaba seguro que pronto llamarían a desayunar aunque la verdad era que prefería no cruzarme con Josephine, ella no tenía la culpa de que mi cabeza estaba perdiendo la razón y que mi cuerpo reacionará solo porque si.

Me acomode la camisa con cuidado y tome mis cosas, no iba a esperar a que me llamaran. Realmente lo mejor sería es que me fuera de ahí asi evitaba cruzarme con todos. Aunque necesitara de las palabras de Athos, lo mejor era dejarlo para mas adelante. Él iba a poder sacarme de este lio en el que estaba.

Agarre el bolso de cuero y mi espada, luego salí de aquel lugar con toda mi tranquilidad.

La casa estaba totalmente en silencio. Porthos estaría recuperandose de aquella noche. Una larga noche como las que el solía tener. Por su lado Aramis, no sabía que pensar sobre él. Podía haber tenido tambien su noche, que fuera cura no quitaba que tambien fuera hombre la mayoria de las noches.

- ¿D'artagnan?

Parecía que mi pensamiento lo hubiese colocado en mi camino. El conde aparecio con Raul en los brazos, el pequeño infante dormia. Se veía tan tranquilo y sereno que hubiese deseado poder sentirme como él en aquel momento.

- Oh, buenos dias - salude a mi amigo con un susurro para no despertar al bebe.

- ¿Te marchas? - el entrecejo del hombre se fruncio y miró en dirección a mi bolso.

Me sentía mal, realmente me sentía mal. Era como cuando eres un niño y te encuentran en una travesura.

- Si, le di mi palabra a nuestro amigo que vendría a festejar y eso he hecho, ahora debo volver.

- Pero Treville ...- comenzo a decir él pero un simple movimiento de cabeza hizo que volviera a mirarme.

- Lo sé - suspire pesadamente y al desviar mi vista vi que las doncellas entraban en la estancia - Mejor es que me vaya , hay trabajo pero te prometo que los ire a ver - alce mi mano para tocar apenas la mano de Raul. - Adios pequeño amigo - mi mano subio para palmear apenas el hombro de mi mejor amigo y movi la cabeza.- Nos veremos pronto.

Luego de aquella despedida me apure a bajar las escaleras, a la primera mujer que vi y que no se tratara de Josephine le deje una carta para el señor de la casa. Me iba, si pero no sin decir adios.

Agarre mi caballo del establo y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba montando rumbo hacia Paris a una velocidad bastante respetable para no fatigar al pobre animal.

En unas largas horas de calbagata estaba de regreso a Paris, está vez no era el lado de Saint German, no . Por supuesto que no, la reina no estaría no. Era de público conocimiento que las fiestas se habían dado en el palais royal.

Al llegar a la caballeria sentí como las gotas comenzaban a caer. En la última taberna en la que había parado a tomar algo , había escuchado como un hombre le decía a otro que se aproximaba un gran tormenta.

Entre al palacio por el lado que me correspondia , primero tenia que hacer una parada. Tenía que hablar con Treville, le iba a pedir que me diera el pase a otra actividad lo antes posible.

Dartagnan LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora