Cambios

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Luego de la noticia y encubierto por una nueva mision estuve ausente de la casa real por unos cinco largos meses, no por ello habia estado ageno a lo que pasaba allí.

Luis XIII cuidaba de la reina más de lo que la había cuidado en los últimos años, sentía celos. Bendito aquel sentimiento que habia mantenido bien alejado de mi ser por toda mi vida. Pero ahora, ahora que habia descubierto que mi corazón latia por alguien , era muy dificil no sentir aquel sentimiento de molestia cada vez que me llegaban noticias de la reina y de cuanto hombre estaba cerca de ella. Era verdad que él era el rey , que él por derecho divno, de cuna y porque Dios lo habia aceptado ante sus ojos, Ana de Austria era su esposa y por ende, ahora mi hijo era el suyo.

Cada vez que pensaba en ello daba un suspiro largo, prolongado y bebia a mi suerte. Cualquiera otro se hubiese hundido en una profuda depresión pero en cambio yo, yo luchaba para destacarme. Tenía un plan en la cabeza, intentaba no quejarme mucho de aquella suerte, porque la verdad era que Ana de Austria habia fijado sus ojos en mi y estaba seguro que su corazón era mio. Esa era mi suerte. Tan bendita y maldita a la vez. Pero volviendo a lo que mi mente pensaba cuando mi corazón no sentia era que de poco , de a poco y quiero recalar aquello, me iba haciendo nuevamente con el nombre de "el gran D'artagnan". Guerra a la que iba , guerra con la que me hacia, quizas no la ganaba pero iba batiendo con cada lucha un nuevo record personal y para mis compañeros.

Era claro para mi que cada herida que ganase , cada hombre que derrotaba, cada espada que caia tenia un gran porque. No podía cambiar la cuna en la que había nacido, no quería cambiar mi suerte , sino todo lo contrario. Pero queria volver a Paris con los laureles decorando mi cabeza como si me tratase de un gran guerrero romano. Iba a pasar de ser un simple soldado gascón a ganarme un puesto en la corte de los reyes.

- Es grato que hayas pasado por aqui antes de seguir tu camino amigo mio .- dijo con aquel tono amable que siempre tenía el Conde de La Fere para mi.

- Quería ver que tal estaban - miró al hombre con una sonrisa y luego al pequeño amigo que tenia en mis brazos. Raul me miraba , aun era un tanto desconodido para él. En sus casi seis o siete meses apenas lo había visto unas dos o tres veces con suerte - Quería ver que tan grande estaba este pequeño mozalbete.

- No solo Raul se ve más grande

Gire levemente mi cuello para ver al conde, mis cejas se habían levantado y mi expresión lo decía todo. No entendia aquella observanción de mi compadre. No era de narciso, ni nada de eso, pero me veía en el espejo todos los dias por el hecho de tener que afectarme y me encontraba igual de siempre.

- Creo que no te estoy siguiendo Athos.

- Es notable que Raul está más grande, como es notable que te has dejado nuevamente el bigote, el pelo te ha crecido y te quieres comer el mundo nuevamente. En los ojos de él puedo que esta conociendo el mundo y que todo es nuevo. En cambio en tus ojos veo que hay algo que ocultas y que hace unos meses no estaba. Raul será un niño pronto y tu estas hecho un hombre ¿ Ha ocurrido algo en la guerra? - camino por la sala, y tomo asiento en un sillon que se encontraba al frente mio. - ¿Qué es lo que ocurres?

Me mordi el bigote con algo de nerviosismo. Sabía que se iba hacer muy dificil ocultarle todo esto a Athos pero otra alternativa no tenía. Ana y yo teniamos nuestro secreto. Era un secreto demasiado pesado para que yo pueda contarselo a alguien. Había usado aquel tiempo en la guerra para pensar como iba actuar de ahora en más para el resto del mundo, para mis amigos y para ella. Aquella carga solo tenía que recaer sobre mis hombros solamente.

Dartagnan LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora