Capítulo 2.

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Me despierto por culpa de un golpe proveniente de la otra casa. Me incorporo rápidamente y escucho de nuevo. Esta vez, escucho el sonido alto y claro. ¡Es un cristal! Oh no. Se escucha un golpe más, esta vez más fuerte y pesado, es como si alguien... ¡se hubiese caido al suelo!¡Luke! Me acerco corriendo a la ventana y la abro. La ventana de Luke está cerrada pero puedo verle tirado en el suelo rodeado de cristales y el armario tirado en el suelo. ¡¿Pero qué ha pasado?! Me quedo unos segundo esperando a que se levante, pero no lo hace. ¿Qué puedo hacer? Me fijo que apenas hay dos metros entre las dos casas y que su ventana al igual que la mía, tiene una pequeña continuación a la que puedo agarrarme perfectamente.

Me subo a la ventana, apoyo los pies en ella, y hago de tripas corazón. Pego un salto enorme y me agarro a la ventana. Consigo abrirla como puedo y subo a duras penas. Cuando estoy dentro, veo una lámpara rota, el armario caído y un pequeño charco de sangre debajo de la cabeza y la mano de Luke. Por mucho que lo odie, mis tripas se revuelven y no puedo moverme. ¿Qué has echo Luke? Consigo reaccionar, me agacho hasta Luke y pongo su cabeza en mis rodillas.

-Despierta. Por favor. -le digo triste mientras le doy en la cara no demasiado fuerte.

No reacciona y empiezo a asustarme. Veo un vaso lleno de agua en su mesilla. Dejo su cabeza en el suelo cuidadosamente, cojo el vaso y vuelvo a apoyar su cabeza en mis piernas. L echo el agua sobre la cara con cuidado y empieza a toser un poco. Va abriendo los ojos poco a poco y no puedo evitar sonreír.

-¿Qué haces aquí? -dice con hilo de voz, pero borde. Me molesta que después de haberme asustado por él y haber venido a ayudarlo, me trate así.

-Oí un ruido y te vi rodeado de sangre. Salte desde mi ventana hasta la tuya, la abrí mientras intentaba no caerme y te he despertado. Pero si tanto te molesto, me voy. -digo enfadada e intento levantarme, pero él me coge de la mano con fuerza.

-No. Por favor, quédate.

Me extraña lo que me dice. Realmente se le ve mal y necesitado de ayuda. Me quedo quieta y él afloja su mano. Le acaricio el pelo, pero cuando me doy cuenta de que sigue sangrando y de que tiene varios cortes en la mano, cojo un cojín y le pongo la cabeza encima.

-¿Dónde vas? -dice asustado.

-A por algo con lo que curarte las heridas, si no te importa. -le digo sonrío un poco. Él asiente.

-En la puerta del final, en el armario blanco.

Le hago caso y salgo fuera. Parece que está solo.

Me acerco hasta el baño, cojo agua oxigenada, algodón y vendas y vuelvo a la habitación. Luke no se ha movido, pero en cuanto escucha que he vuelto se gira rápidamente a mirarme.

-¿Te duele mucho? -digo cuando me siento a su lado y le cojo la mano.

-Un poco.

Cojo el agua oxigenada y le hecho un poco en la herida. Él se queja pero me pongo un labio en los dedos y le mando a callar. Él sonríe. Le quito el agua oxigenada con un algodón y le vendo cuidadosamente.

-Ahora siéntate. -le ordeno.

-No puedo. Me duele mucho la cabeza.

-Pues por eso tienes que sentarte. Tengo que curarte la herida de la cabeza.

-¿Qué herida? -pregunta asustado.

-Siéntate. Dame la mano, yo te ayudo. -me da la mano y me agarra con fuerza. Con cuidad, le ayudo a levantarse y hago que apoye la espalda sobre la cama.

Me siento en el filo de la cama con los pies sobre las sábanas y le busco la herida entre el pelo, cuando me doy cuenta de que no lo tiene en la cabeza; la tiene en el cuello. Mi estómago se llena de dolor y no entiendo porqué. Es el borde estúpido de esta mañana me repito a mí misma. Lo odio. Aunque, tampoco quiero que le pase nada malo. Pero, ¿por qué tengo miedo?¿Por qué?

Beside You.Where stories live. Discover now