Estaba en el cafetín disfrutando de una plática entre compañeros tomando una soda sabor manzanita cuando Opal llegó buscando asiento a mi lado, abrazando mi torso quitándome la botella de la mano para beber de ella.
La saludé y no le di mayor importancia al asunto pasando mi brazo derecho por detrás de su cuerpo para darle la comodidad de seguir pegada a mí.
Dejé que se comportara conmigo como quisiera.
Ella era una de mis mejores amigas.
Consejera y amable.
Me ayudaba cuando lo necesitaba.
Jugaba bromas tan pesadas y era tan alegre que compaginaba conmigo al natural.
Desvié mi atención de la conversación para pensar en alguien más.
Habían pasado tres días desde lo ocurrido en aquel salón.
Asami no me había escrito al teléfono.
Yo tampoco decidí molestar con una llamada o mensaje.
Opte por ser madura y paciente.
Sin exigir nada.
Las noches que pasaron luego del encuentro de dos cuerpos sobre un escritorio fueron muy acaloradas, me toqué en repetidas ocasiones cuando mis sentidos recordaban las sensaciones.
Desahogando en cantidad el deseo, que no abandonaba mi cuerpo sin importar las veces que llegara al orgasmo.
Imaginé el cuerpo de mi profesora en diferentes posiciones.
Mojado.
Vestido.
Desnudo.
Como fuera me excitaba.
Trague de la botella para apaciguar la calentura que resucitaba sin esfuerzo.
Opal me tocaba la pierna.
Diciendo algo que no capte.
Luego arreglo mi gorra hacía atrás y dejó caer unos mechones de mi corto pelo en la frente.
Necesitaba que mi amiga dejará de palparme porque unas manos que acarician no ayudaban a calmar mi excitación cuando en mi mente solo se reflejaba Asami.
Opal introdujo un snack en mi boca que casi escupí cuando vi dos ojos esmeraldas observándome.
Lo tragué sin masticar ahogando mi tráquea con el alimento.
Busqué mi refresco dándole una buena tomada.
Profunda.
Para salvar mi vida y mirar con terror la sospecha.
En efecto.
Allí estaba la mujer, sentada del otro lado de la cafetería.
En un lugar donde ella me podía ver perfectamente y yo también pero el resto de nuestros acompañantes no.
Excelente, una macabra jugada del destino.
Al detallar la razón del por qué Asami dejó de mirarme me di cuenta de que hablaba con alguien.
Mako la acompañaba.
Un profesor que obviamente estaba muy interesado en ella.
Eso lo sabía media facultad.
Mi profesora proyectaba pasarla feliz con el tipo, tocando su hombro de vez en cuando y sonriendo a todo lo que el sujeto decía.
Hice una mueca imitando los gestos del hombre con fastidio y le di otro sorbo largo a mi bebida.
Apartando mi vista furiosa.
Tratando de no hiperventilar de la rabia y los celos.
Opal me pregunto que me pasaba.
Respondí con un irrespetuoso "Nada".
Descargando mi mal humor con alguien que no lo merecía.
Disculpando mi actitud al instante.
Viendo nuevamente hacía donde estaba Asami.
Sin notar diferencia en la escena.
Mi corazón se estrujó.
Sentí dolor.
Apreté con fuerza la botella que estaba en mi mano, sin tener cuidado del cristal poco denso.
Y ésta se partió cortándome la piel.
No reaccione al hecho hasta que mis compañeros lo hicieron evidente alertas por la sangre que corría en la palma.
"Korra tu mano, tenemos que ir a la clínica de la universidad para que te la vean. Tienes vidrios incrustados".
Dijo Opal preocupada, parándose de su sitio para tomar mis cosas obligándome a seguirla.
Yo miré el miembro con falanges manchadas de rojo.
Resulté ser una idiota, lesionarme la herramienta más importante para mis labores era lo que menos necesitaba.
Por suerte se trataba de la mano izquierda.
Acepté la ayuda de mi compañera que les dijo a los demás chicos que se ocuparan de limpiar el lugar mientras ella me acompañaba dado a que la clínica del instituto por ser pequeña no aceptaban a más de dos individuos por caso de emergencia.
Me envolví la mano en un paño y la escondí para no hacer escándalo en la vía.
Sin embargo discrimine que me había manchado un poco la camisa azul con mangas recogidas que llevaba puesta.
Recordando que Asami seguía muy bien acompañada en la cafetería.
Disfrutando con alguien que no era yo.
Llevándome a cerrar mi palma de nuevo y gritar de dolor por la colera.
¡Carajo, lo había olvidado!
"Serás estúpida Korra".
Vocifero Opal dándome una palmada en la parte posterior de mi cabeza.
Descolocado mi gorra.
Para luego arreglarla.
"¿En qué rayos estás pensando?, te incrustaras más los vidrios"
Me disculpé ante la tontería.
Aparentando demencia.
Solo quería llegar rápido al consultorio.
Que me abrieran la herida.
Limpiaran.
Verificaran.
Y cerraran.
Sin daños graves ni puntos exagerados.
Necesitaba la movilidad fina de esa mano para muchas cosas.
Y como si fuera escuchada por Dios, así fue.
La anestesia local que me colocaron me dió sueño.
Por eso el médico indico quedarme un rato más en el consultorio.
Mientras se normalizaba mi nivel cognitivo.
Pero Opal debía irse o esperarme afuera.
No necesitaban gente estropeando los pasillos, aunque poco concurridos importantes de tener libres.
Quité mi gorra para peinar mi corto cabello que llegaba un poco más arriba de mis hombros.
Me coloque sedente en una silla del silencioso cuarto esperando recuperarme hasta que la puerta se abrió dejando entrar a dos personas.
Una de ellas el Doctor que me atendió, y la otra Asami.
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Enséñame
FanfictionKorra, aprecio tu esfuerzo como buena estudiante, una de las mejores. Por eso estoy dispuesta a enseñarte lo que quieras. [KorrAsami]