Guayaba

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Los días pasados.

Donde tuve una lesión de cervical que duro menos de media hora.

Sanando mágicamente de la ficticia fractura.

Esfumándose con el collarín.

Se resumían en...

Un corte en la mano que mejoraba.

Chupetones escondidos con maquillaje y astucia.

La franelilla planchada que término siendo coleto.

Un viaje en autobús con esposas en las manos escondidas por un suéter.

El encuentro pasional en el salón teórico.

La lección de castigo en el aula práctica.

Esos ya eran recuerdos.

Algunos gratos.

Otros no tanto.

Experiencias.

Lo que no se desvanecía con el tiempo.

Era el fuego inextinguible dentro de mí ser.

Sin importar con que inclemencia atacara las llamas sobre mi cama.

Todo prevalecía.

Las memorias eran sustancia inflamable.

La imaginación, el viento que avivaba.

Los sentidos, la combustión.

Lo prohibido, el calor.

Asami un incendio hecho mujer.

Que me consumía.

Incineraba.

Arropaba.

La luz ardiente del farol que iluminaba el lado oscuro de mi almohada.

Dejando ver cosas que no conocía.

Comportamientos ajenos a mi carácter que florecían como el fénix.

Esa mañana me costó levantarme un poco.

Luego de pasar gran parte de la noche en vela.

Mitad de ella matando el deseo.

La otra reflexionando sobre la vida y consecuencias de lo que haría.

No era sencillo.

Tampoco había forma despreocupada de abordarlo.

Atrape el valor inculcado por las ganas para levantarme.

Afrontar lo que me esperaba.

La hora.

El lugar.

La distancia a vencer.

Ya estaba pactada luego de algunos mensajes.

El encuentro seria en su casa pasado el mediodía.

Aún conservaba algo de tiempo antes de verla.

Donde mis temores podían crecer.

La ilusión desvanecerse y el deseo luchar con la realidad.

Por eso opte distraer a mi mente inquieta jugando un rato con mi perra Naga.

Confesando al oído canino todo lo que pasaba por mi pensamiento.

Luego hice un poco de ejercicio para controlar la libido y sentirme fuerte.

Verifique el teléfono sin ninguna novedad antes de tomar una ducha larga.

Me arregle la pinta como es debido.

EnséñameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora