Contención

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Asami me regaló una sonrisa.

Con aspecto centrado que desataba el caos en mi interior.

Alegré por mi impresión.

Orgullosa del efecto que generaba en mí.

"¿Korra sabes lo que llevó bajo de mi falda cuando me toca dar tus clases?".

Ese enigma.

Estaba resuelto.

Claro que sabía.

Aunque al conocerla.

Por más que intente.

No pude mirar más arriba de sus pliegues poplíteos, sus rodillas.

Hasta nuestro primer encuentro.

Donde ella dió apertura.

Dejando entrar mi cintura.

Entre sus muslos.

Admirando en un retrosegundo.

Un encaje interior negro.

Que casi pude tocar.

Pero ahora.

No muy diferente al de aquel día.

Era color rojo.

Tejido fuego con bordado de flores.

"Me calienta sentir tanta libertad mientras te observo sentada en tu pupitre, haciéndome el amor con tu interés".

Reveló.

Dejando caer la falda contra el piso que la reclamaba.

Sintiendo felicidad la gravedad de acariciar el revestimiento.

Tense mi pelvis hacía arriba ante la opresión de mis huesos coxales.

Una pequeña embestida que reclamaba poseer.

Generada por la instigación.

La agitación que dominaba mi zona baja.

Casi rogando que Asami se acercará.

Con los puños apretados.

Sin importar el dolor de mi mano zurda herida.

Que se volvía placentero junto al de mí entrepierna.

"No sabía que llevabas tan poca ropa por mi culpa, tu también me excitas mucho Asami".

Contesté.

Viendo como Ella se deshacía de la pieza que estaba a sus pies.

Dejándola a un lado.

Aumentando la rigidez esparcida de mi ingle.

Sato frotó la regla.

Volviendo mi atención al elemento largo y plano.

Aproximándose.

Azotando la parte interior de mi pierna.

Haciendo que saltara levemente del asiento.

"Profesora Asami para ti Korra".

Aclaró.

Corrigiendo en un santiamén.

Mi atrevimiento.

"Como usted diga Doctora Sato".

Repliqué.

De inmediato.

Siguiendo el juego.

Recibiendo otro latigazo que separaba la pierna no golpeaba.

Dejando mi posición disponible para que ella se colocará sobre mi físico de atleta.

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