Capítulo 8.

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Narra Lucas.

No podía esperar más. Estaba ella ahí… necesitaba besarla. Y ahora por fin podía cogerle la mano sin ningún motivo. Me encantaba. Y el beso… Pfff… vaya beso. La miré y apreté su mano con fuerza, atrayendo su mirada, y con ella, una preciosa sonrisa. Quería besarla otra vez. No me cansaría nunca del sabor de sus labios… Me paré y la atraje a mí. Le rodeé la cintura con mis brazos. Ella me sonrió, me echó los brazos al cuello y se acercó a mí. Iba a darle un beso cuando ella cambió de dirección y se acercó a mi oído.

-Oye Lucas… -me susurro al oído y un escalofrío me recorrió el cuerpo. Me volvía loco. -…tienes la bragueta abierta.

Me puse colorado y ella me guiñó un ojo. Me la subí mientras ella no paraba de reírse. "Joder... Con las ganas que tenía de sus labios" La cogí sorprendiéndola y empecé a hacerle cosquillas. Alondra no paraba de patalear y gritar mientras se reía descontroladamente.

-¡No Lucas! ¡Paraa!

Le cogí los brazos y se los puse en la espalda, luego me acerqué por detrás y la pegué a mí, inmovilizándola. Podía ver su canalillo desde arriba, y eso no ayudaba mucho.

-¿Y tú que hacías mirando ahí, eh?

Se empezó a reír, nerviosa, y yo sonreí al tener la reacción que quería.

-Es un auto reflejo. -respondió después de unos segundos.

-¿A si? ¿Un auto reflejo? -noté que se tensaba al sentir el sonido de mi voz tan cerca de su oído, rozando mis labios por el lóbulo de su oreja. -¿Y también es un auto reflejo que tiembles cuando me acerco a ti...?

Ella soltó una risita y echó la cabeza hacía atrás, apoyándola en mi hombro para poder verme. Tragué saliva cuando se lamió los labios.

-Y… -me dijo -¿es un auto reflejo que cada vez que me mires se te caiga la baba?

Le sonreí burlón. No se daba por vencida… Que cabezota. Sin soltarla, la llevé a un sitio por donde no pasaba mucha gente, en una de las esquinas del parque dónde no había ningún establecimiento.

-Y qué pasa si hago esto, ¿también es un auto reflejo...?

Sin dejar que respondiera, le di un beso en la mejilla, sacándole un suspiro. Después empecé a besarle el cuello, bajándo poco a poco hasta llegar a su clávicula, dónde ella dejó escapar un pequeño gemido.

-Va... Vale... Lucas… Tú ganas… Pa... Para…

La solté con cuidado, sonriendo con satisfacción, y mi sonrisa se volvió más grande cuando ella se giró hacia mí, me cogió el cuello de la camiseta y me atrajo hacia ella. Se quedó mirándome fijamente y yo me perdí  por un segundo en sus ojos marrones.

 -Eres malo Lucas… -me susurró sacándome de mis pensamientos -Yo también puedo serlo, ¿sabes?

Y me besó. No fue un beso como los de antes. Le puse las manos en la cintura pero ella me las quitó, sin parar de besarme. Iba a ponerlas en su cabeza pero tampoco me dejó. Ya sabía que intentaba. Protesté un poco pero ella apretó más y me quedé sin respiración. No podía tocarla y era el mejor beso que me habían dado nunca. Me estaba castigando…

Después de un rato, se separó y nos miramos jadeando.

-Yo también puedo ser mala. -dijo entre jadeos.

Cuando iba a inclinarme para volver a probar de sus labios, dio media vuelta y se fue corriendo. Yo la seguí, maldiciendo por lo bajo. Giré en una esquina, pero no estaba. La había perdido de vista. Me eché las manos a la cabeza sin saber qué hacer. Pfff… ¿Dónde se había metido?

Seguí andando despacio. Llegué a la gran fuente de parque, donde había gente bañándose. Ni rastro de Alondra. Un momento… ¡estaba ahí! "¿Pero qué hace? ¡Se estaba bañando!" Corrí hacia ella, agitando los brazos.

-¡Alondra! ¿Qué haces? ¡Que estamos en enero!

-¿Y? El agua esta calentita. -dijo ella cogiendo agua con las manos y echándomela. Me eché para atrás antes de que me alcanzara.

-¡Sal de ahí joder!

-¡¡Nooo!!

-Joder…

Me quité la camiseta y entré en la fuente. Me acerqué a ella y la cogí en brazos, sacándola de allí mientras se reía a carcajadas.

-Te has soltado el pelo, ¿eh? -le dije cuando la dejé en el suelo. Al final había conseguido mojarme a mi también.

Ella se encogió de hombros y me sonrió. Yo me puse la camiseta mientras ella me miraba, totalmente embobada.

-Estas bueno. -soltó de repente y yo me empecé a reír. Vaya chica que había cogido…

-¿Vas a volver a escaparte? -pregunté ya vestido mientras me acercaba a ella, cauteloso. 

Ella puso una pose pensativa y sonreí sin poder evitarlo.

-¿Vas a volver a hacerme cosquillas? -preguntó después de unos segundos.

La miré arqueando una ceja, y elle clavó sus ojos en los míos.

-Claro que sí.

-Entonces yo me seguiré escapando.

Nos sostuvimos la mirada unos segundos, y yo aproveché para observarla despacio. La camiseta, ahora mojada, se le pegaba perfectamente a sus grandes pechos, y esa imagen solo conseguía que mi erección ya comenzada creciera más.

-Anda ven aquí...

Cogí su mano e hice que se acercara. Le di un suave beso en los labios, incitándola a abrir la boca. Sus duros pezones se clavaban en mi pecho, y escuché como ella jadeaba por el contacto. Descendí con mis labios por su cuello, y me acerqué a su oído, sintiendo como una de sus manos se acercaba a mi entrepierna. A regañadientes, me separé con cuidado, con la mirada de Alondra clavada en mi, llena de deseo.

-No es el momento... -le dije con un autocontrol que no sabía que tenía.

Ella miró a su al rededor, observando a la gente que pasaba casi rozándonos, y se ruborizó levemente, quizás comprendiendo mi reacción.

-Anda, -me dijo cogiéndome de la mano -vámonos de aquí, ya he tenido suficiente adrenalina por hoy.

¡¡Hola!! Aquí está el capítulo 8, espero que os guste. Intentaré subir esta noche el 9, pero si no, mañana antes del medio día lo tendréis. Ah, ¡GRACIAS POR LAS 1000! Me hace mucha ilusión.

Un saludo, Alondra.

No sé qué me pasa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora